Monseñor Amigo recuerda la «generosidad discreta» de la duquesa de Alba
El cardenal arzobispo emérito de Sevilla oficiará la misa funeral de la aristócrata este viernes a las 12 en la Catedral
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El cardenal arzobispo emérito de Sevilla, monseñor Carlos Amigo Vallejo, ha destacado este jueves la «dignidad» y la «generosidad discreta» de Cayetana Fitz-James Stuart y Silva, XVIII Duquesa de Alba, fallecida este jueves en Sevilla, y ha ensalzado que «supo perdonar las críticas aunque le dolieran».
Monseñor Amigo, que este viernes oficiará a las 12,00 horas la misa funeral que se celebrará en la Catedral de Sevilla, ha explicado a Europa Press que la muerte de la aristócrata era «esperada» pero no por ello ha dejado de causarle «un gran sentimiento».
Amigo Vallejo, unido a la Duquesa por una amistad de hace muchos años que se fraguó a través de su segundo esposo, el exjesuita Jesús Aguirre, ha indicado que ha tratado con Cayetana en diversas ocasiones, tanto en «momentos solemnes y de grandes acontecimientos como en almuerzos más íntimos» y que en todos ellos ha mostrado una «gran dignidad y nobleza».
«No solo en los momentos solemnes y de especial relevancia fue muy digna sino que también le encantaba estar con la gente, bailar sevillanas, ponerse la mantilla y ver a su cofradía sin cambiar. Podía cambiar de vestido según lo requería pero no en su dignidad», ha expuesto.
Monseñor Amigo ha adelantado que en la homilía de la misa que oficiará este viernes por la Duquesa destacará su gran «generosidad» y cómo hacía esa labor «de forma discreta, sin presumir de ello». «Ayudaba en la restauración de una iglesia, a familias en dificultades o apoyando a instituciones y congregaciones en los cuidados de enfermos», ha recordado.
Una persona «muy popular»
Esa «generosidad» le llevó a ser una persona «muy popular» y como tal recibió «críticas no siempre justas», ha mantenido el arzobispo emérito, que también ha ensalzado que la Duquesa «sabía perdonar esas críticas aunque le dolieran».
Por último, Amigo Vallejo también ha destacado que era una mujer «muy arraigada a las tradiciones sevillanas y también muy liberal». «Si tenía que tomar decisiones y defender su libertad personal lo hacía, no es que no le importaran los demás pero defendía su parcela de libertad», ha concluido.
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