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Once proyectos que se han dejado de hacer en Sevilla por la falta de inversión privada
Numerosos concursos públicos se quedan desiertos por la falta de empresas y en otros casos abandonan iniciativas que ya tenían adjudicadas
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En Sevilla se han dejado de realizar en los últimos años once proyectos por el lastre de la crisis económica y por otros factores, como el enfrentamiento político que se produce entre el Ayuntamiento y la Junta de Andalucía. A ello hay que añadir las dificultades económicas de las empresas que no quieren contratar con la administración municipal. Y el resultado son numerosos concursos públicos que tienen que ser declarados desiertos, otros que, una vez adjudicados, son abandonados por las concesionarias, y otros más cuyas condiciones tienen que ser modificadas en medio del proceso.
Como resultado de esta realidad hay más de una decena de proyectos varados, iniciativas de cierta relevancia y de toda índole que tienen que esperar tiempos mejores. Los aparcamientos subterráneos son uno de estos proyectos. El alcalde, Juan Ignacio Zoido, se comprometió con los vecinos a construir uno de los más demandados de la ciudad, el de la Plaza de San Martín de Porres, y por ello lo sacó a concurso público. Pero la Gerencia de Urbanismo no ha logrado —a pesar de los repetidos intentos— ninguna constructora que esté dispuesta a su construcción y posterior explotación. Lo mismo que ocurre con el de la Plaza Rafael Salgado, en Bami. Un estacionamiento casi terminado que no puede ponerse en servicio.
La falta de fondos también ha afectado a dos proyectos importantes para la ciudad y que iban a suponer un revulsivo para el mercado turístico, la principal industria de la ciudad. El primero de ellos estaba situado en el Corral de las Herrerías, un solar junto a la Torre de la Plata y que cuenta con un lienzo de muralla en el que se iba a instalar un ambicioso proyecto sobre las tradiciones. Tras más de un año de tramitación, la empresa privada que lo pilotaba y que lo presentó con todo lujo de detalles ante el Ayuntamiento, pidió el pasado mes de julio un cambio de las condiciones.
Exactamente lo mismo que ocurrió con el Paseo de las Artes, que iba a tener tres piscinas en el Guadalquivir en un innovador proyecto y que se ha quedado en una zona de ocio con menores pretensiones. Dentro de este mismo sector de ocio están los dos kioscos en los Jardines del Cristina. En la pérgola junto a la zona verde se habían licitado dos kioscos que ganaron el concurso público porque iban a pagar al Ayuntamiento un canon anual de 250.000 euros, mayor incluso que el de las Naves del Barranco. Pero ahora han asegurado que el negocio es inviable y han renunciado.
Las promociones de viviendas son harina de otro costal. La Fábrica de Vidrios, un importantísimo conjunto industrial que Urbanismo ha protegido, lleva una importante promoción de viviendas en la zona libre de su interior. Ni hay proyecto, ni viviendas. Igual que en la Hacienda El Rosario, donde el Ayuntamiento ha declarado desierto el concurso para su construcción. Tampoco hay empresa que tenga capacidad económica para abordarlas.
Gestión directa
Hay servicios a los que el Ayuntamiento no ha podido renunciar y por ello ha optado por la gestión directa. Una solución más costosa pero la única salida en algunos casos. Así ha ocurrido con el centro turístico previsto en el Costurero de la Reina. Después de tres intentos, el Consorcio de Turismo se va a hacer cargo de su gestión porque se trata de un edificio emblemático que hay que conservar y de un lugar estratégico para los turistas.
La piscina de San Jerónimo también ha pasado a manos directas del Instituto Municipal de Deportes por falta de aspirantes. Toda una paradoja resulta lo que ha ocurrido con el programa «Invertir en Sevilla», que buscaba una consultora que «vendiese» las ventajas de montar una industria en la ciudad a empresas del mercado internacional. Ninguna presentó un programa lo suficientemente atractivo por lo que lo está llevando a cabo el Ayuntamiento con sus propios medios, que son limitados en este campo.