Carl Gustaf Mannerheim encarnó la voluntad de resistencia finlandesa frente a la URSS
Más que como aliado de Hitler, actuó como asociado, pues temía tanto ser satélite del Reich como perder la independencia del país a manos de los soviéticos
Gustaf/Mannerheim/Mariscal finlandés/Askainen, 4 de junio de 1867-Luasana, 27 de enero de 1951
El mariscal Carl Gustaf Mannerheim lideró el ejército finlandés durante la Segunda Guerra Mundial . Primero, tras la agresión soviética en la Guerra de Invierno, y luego, en la denominada Guerra de Continuación, al posicionarse su país al lado de Alemania tras la invasión de la URRS por la Wehrmacht en 1941. Esta nueva campaña tenía como único objetivo la recuperación de los territorios perdidos a manos de los soviéticos en la Guerra de Invierno (Talvisota). Durante todos los años de la guerra, Finlandia y Mannerheim actuaron más como asociados que como aliados de Alemania, pues el mariscal temía tanto una futura subordinación al Tercer Reich, del cual le disgustaban las injerencias en política interior, como sobre todo el futuro de Finlandia como país soberano en caso de derrota nazi. En 1944, con el Ejército Rojo en las fronteras de Finlandia, no dudaría en cambiar de bando y enfrentarse a los alemanes, temeroso de que su país se viera abocado a perder la independencia a manos de una URSS victoriosa.
Oficial del ejército zarista –y como tal veterano de la Guerra Ruso-Japonesa, donde había sido ascendido por su valor en el combate–, aventurero y avezado explorador, se significó también durante la Primera Guerra Mundial en los frentes carpático y austriaco. Apartado del mando en septiembre de 1917, tras la Revolución Rusa y la instauración del gobierno provisional de Kerensky, decidió retirarse del ejército ruso y pasar a la vida civil. Tras la independencia de Finlandia, fue elegido como comandante en jefe del ejército finlandés, siendo el líder militar de los ejércitos blancos en la guerra civil, concluida con la derrota de los comunistas en mayo de 1918.
Sólo parcialmente interesado en cuestiones políticas, aunque afín a las corrientes conservadoras de la derecha de su país, Mannerheim rechazó todas las ofertas de los sectores filo-fascistas finlandeses para convertirse en una suerte de dictador de facto. En 1946, tras el fin de la guerra, se apartó de la vida política y militar, retirándose a Suiza, en donde fallecería cinco años más tarde.
Archivo Fernández-Xesta.
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