Biografías: Edward Rydz-Smigly, Comandante en Jefe del Ejército polaco

El oficial artífice de la resistencia polaca

Militar al mando de la defensa de Polonia en 1939, se vio superado por los acontecimientos y las novedosas tácticas del ejército nazi

El oficial artífice de la resistencia polaca

Rydz/Smigly/Comandante en Jefe del Ejército polaco/Lapszyn, 11 de marzo de 1886-Varsovia, 2 de diciembre de 1941/

Comandante en jefe del Ejército de Polonia en 1939 , el mariscal Edward Rydz-Smigly había sido uno de los militares polacos de más éxito en la guerra con Rusia. Veterano de la Primera Guerra Mundial con el ejército austro-húngaro, combatió junto a Józef Pilsudski en las Legiones Polacas, demostrando prontamente su valía como oficial, por lo que ascendió rápidamente en el escalafón militar. De nuevo probó su pericia en los conflictos fronterizos posteriores al fin de la Gran Guerra, no sólo comandando fuerzas polacas, sino también al frente de las tropas de la recién creada República de Letonia, a la cual liberó del Ejército Rojo.

Durante el periodo de entreguerras prosiguió su ascenso a la sombra de Pilsudski, constituyéndose, primero, en una suerte de segundo hombre más poderoso de la República y, posteriormente, en su sucesor al frente de las fuerzas armadas, de las que había sido inspector general. Mariscal del Ejército desde 1936, fue de los primeros en advertir la necesidad de desplazar el eje estratégico de los planes operativos polacos del este al oeste, al considerar que la principal amenaza para Polonia no iba a venir de la URSS sino de la Alemania nazi . Partidario decidido de una política de modernización y mecanización del ejército, no tuvo tiempo virtual (ni los fondos necesarios) para acometer las reformas que se necesitaban.

Nombrado comandante de las fuerzas armadas polacas al inicio de las hostilidades, su mando efectivo sobre los ejércitos durante la campaña fue pobre y poco coordinado. La gestión de las reservas resultó deficiente y realmente el Alto Mando nunca se mostró capaz de controlar el tiempo de ejecución de sus propio planes, ni de hacerse una idea de cuáles eran los de los alemanes.

Refugiado e internado desde 1939 en Rumanía, no pudo incorporarse al organigrama de del ejército polaco en el exilio. Enfrentado al general Sikorski , a la sazón su comandante, decidió unirse a la resistencia interior polaca, desplazándose en la clandestinidad a Varsovia en 1941, donde moriría de un infarto.

Excelente oficial y más que capaz sobre el terreno, era sin duda mucho mejor táctico que estratega. La impresión generalizada entre los expertos es que hubiese resultado más útil al mando de un grupo operativo que al frente de la totalidad de las fuerzas polacas.

Archivo Fernández-Xesta.

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