Portada y alumbrado de la calle principal de La Magdalena
Portada y alumbrado de la calle principal de La Magdalena - c. c.
feria san fernando

La fiesta comienza a despedirse

Los caballos realizarán hoy su caravana ecuestre por la mañana y a la medianoche los fuegos artificiales pondrán el broche final a la celebración

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La Feria del Carmen y de la Sal va por etapas según el día que comience y acabe. Como suele ocurrir en el alumbrado sí hubo una buena afluencia de personas en las primeras horas con el recinto abierto. Es el estreno, el momento de revivir sensaciones, de ubicarse y tomar contacto. La siguiente se esperaba con entusiasmo por ser una de las jornadas que tradicionalmente mejor funciona. Pero no fue así.

El Día de la Mujer no pudo con el intenso calor y el ferial no presentó las estampas de años anteriores. Era complicado ya que las altas temperaturas hizo que el recinto fuera un horno y que muchas que llegaron no aguantaran la sensación y se fueran, aunque la tónica fue no ir directamente prefiriendo la playa para acudir a la fiesta a la ‘fresquita’.

Así que las calles en esa jornada no tuvieron un gran tránsito de personas.

Todo lo contrario que el pasado jueves. El Día del Niño sí mostró su capacidad de atracción a familias. Es algo lógico ya que el coste más reducido alivia los bolsillos de las familias que suelen racionar sus visitas a La Magdalena y que se guardan ese día como uno de los fijos en ir. «Es que venir es gastarse más de 80 euros. Si tienes dos niños y comes aquí es una locura porque al final siempre se te va algo en otras cosas». Es lo que piensa la mayoría de padres que hacen la suma entre atracciones, comidas, helados, chucherías y otros caprichos que resulta complicado obviar ante los reclamos.

Pero el Día del Niño se hace más la vista gorda y prueba de ello era que en el recinto resultaba complicado andar y además hasta altas horas de la madrugada, porque precisamente el calor no invita a acostarse, sino a alargar la noche.

Así que el viernes fue de descanso y comenzaron a reclamar el recinto los jóvenes. El fin de semana la Feria se abre a la Bahía y aunque hubo cierto agobio en determinadas casetas, tampoco era el lleno que de nuevo se repite este sábado, porque es su otro día grande.

Además porque ya toca a su fin y se puede disfrutar sin el remordimiento del domingo que al otro día no es festivo. Se espera que la jornada sea multitudinaria y esté repleta de jóvenes que no dudaron en concentrarse en las inmediaciones del paseo de La Magdalena para realizar el acostumbrado botellón en las proximidades del caño de Sancti Petri, antes de entrar en las casetas de movida. En ese momento resultaba complicado encontrar un hueco en alguna de las instalaciones y las colas eran la nota predominante de las calles del recinto ferial.

Para este domingo también habrá un número considerable pero hasta poco después de la medianoche, una vez que los fuegos anuncien el adiós de otra semana intensa de celebración. Una semana unida a las altas temperaturas que reabre el debate sobre la necesidad de equipar mejor el recinto ante la calor.

A mediodía combatirán contra ella la asociación Hípica La Isla, la entidad que ha recuperado al caballo para la fiesta, porque prácticamente se había perdido hasta hace unos años. Cada vez consiguen ambientar más el recinto, aunque un domingo de julio contra la playa poco se pueda hacer. Pero ellos volverán a poner todas sus ganas y a realizar sus concursos de enganches y caravana ecuestre.

La noche más larga

Los que seguramente no presenciarán esas estampas serán los miles de jóvenes que ayer decidieron vivir la noche más larga de toda la Feria que terminaba con el sol apareciendo de nuevo en el cielo. Las casetas cerraron más tarde de lo habitual porque había ganas de bailar, de pasarlo bien y de ligar. De disfrutar de una fiesta que ya anunciaba que se iba durante la madrugada y que por lo tanto tocaba vivir con intensidad.

El caño volvió a sentir los estragos de una jornada basada en la diversión con un ojo puesto en la economía. Y es que el botellón es un ritual obligado para los jóvenes para evitar dejarse más dinero de la cuenta en las casetas. Luego cada uno tiene sus pequeños trucos y sus ingenios para colar la bebida, aunque cada vez proliferan más casetas con ofertas de combinados y macetas.

También ha sido llamativa la apuesta por la música en directo de este año. La mayoría de casetas han preferido contar con la cercanía de grupos, de orquestas y cuadros flamencos para ambientar sus casetas, al menos en las primeras horas de fiesta, para en la madrugada colocar los ‘hits’ del presente verano o rememorar los de otros años.

Miles de personas se dieron cita en el recinto y ayer sí se pudo ver mayor confluencia de vecinos de la Bahía, que buscaron disfrutar de la magia de una feria que antaño consiguió tener mayor presencia. El Gobierno municipal, que entró hace escasamente un mes y medio, ya ha anunciado su intención de reformar completamente la Feria del Carmen y de la Sal con la intención de recuperar ese esplendor que se está perdiendo.

Mientras tanto los isleños saboreaban la penúltima noche en sus casetas, con sus compañeros de hermandad, entre los socios de su club. Ya toca el final y atrás quedan de nuevo buenos recuerdos entre charlas, anécdotas y vivencias. Los más pequeños apuraban aquellas atracciones en las que eran imprescindible montarse cada vez que pisan las calles de los ‘cacharritos’ y los jóvenes se iban con esa jornada que siempre será suya porque son los encargados de cerrar la Feria ese día, de llenarla y ambientarla hasta la mañana, cuando resulta complicado el regreso a casa por el cansancio, pero más ameno recordando todo lo vivido en una noche de fiesta intensa.

Eso es lo que quedarán, los recuerdos de una Feria del Carmen y de la Sal que como cada año tiene sus luces y sombra, que como cada año ha sido la noche y el día. Esto se acaba, pero aún queda una jornada, aún queda la sorpresa de ver como el cielo se colorea, de tirar por última vez con la escopeta y ver si la fortuna acompaña en la tómbola o el bingo.

Los isleños se despiden hoy de una de sus fiestas más populares y tradicionales y lo hacen sabiendo que pase lo que pase y haga el calor que haga, en julio de 2016 el recinto de La Magdalena volverá a abrir sus puertas. Porque a pesar del clima el festejo fue creciendo año tras año pasando desde la plaza de la Iglesia hasta la Alameda, el parque Almirante Laulhé y La Magdalena. Porque no se quiere dejar sola a la patrona de la ciudad, porque la hermandad del Carmen Coronada ha vuelto a sacar su imagen en procesión en julio tras más de tres décadas sin hacerlo. Porque los caballos han vuelto para quedarse en el recinto e intentar cada año vestir la feria con su presencia. Porque son muchas las jóvenes que aún tienen la ilusión de ser salineras.

Por lo tanto más allá de los aciertos y debilidades la Feria del Carmen y de la Sal será lo que los isleños quieran que sea y mientras no les falle no se perderá. Sin duda hay cosas que mejorar, pero es que la tradición se pierde si no se renueva, sino se adapta a los tiempo y conceptos de cada época. En ese paso se encuentra ahora mismo la fiesta.

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