Una Feria como la noche y el día
Las calles del recinto se llenan cuando cae la tarde y este viernes da la bienvenida a la Bahía con la esperanza de que mañana sea una de sus mejores jornadas
Actualizado: GuardarEl intenso calor de estos días ha vuelto a poner sobre la mesa sus cartas para demostrar la imposibilidad de que la Feria del Carmen y de la Sal pueda arañar horas al reloj. Es cierto que ahora mismo falta sombra, que no hay microclima, que falta un programa fuerte que atraiga a la gente antes. Pero es que el recinto ferial de La magdalena es un horno a partir del mediodía. Y puede que este año haga más calor que otros años, puede que otros años sea más liviano o llevadero, pero a mitad de julio suele hacer calor y una calor asfixiante.
Además compite de forma directa con la playa, y en estos días directamente no hay competencia porque la decisión está clara.
El recinto está cerrado hasta prácticamente las ocho o las nueve de la tarde. No hay más, cuando el Sol cae es cuando sale la gente. Es una fiesta que huye de este astro, que se esconde de él, que lo evita. La Feria de San Fernando es un desierto de día y una marea de noche. Es una de las particularidades de la fiesta isleña, pues se diferencia del resto de festejos de la provincia por tener un horario tardío de apertura. No hay término medio y en los últimos años se ha pronunciado aún más.
Y eso que ha habido intentos por potenciar este festejo, pero la Feria tiene un horario muy reducido, algo que es lógico debido al calor que durante el día se concentra en el recinto de la Magdalena. Y se ha intentado combatir ya que uno de los objetivos de los últimos años de la fiesta ha sido la de prolongar su horario, sin llegar a consolidar ninguna actividad más allá del Día de la mujer. Pero esta jornada también decae y lo hace a marchas forzadas, dando este año un bajón considerable porque la ola de calor se hizo un tsunami en el asfalto y albero que se trasladó a las casetas.
Ha habido épocas en las que desde el Ayuntamiento se ha planteado el cambio de fechas, desde retrasarla hasta septiembre o al contrario adelantarla para meterla en un calendario más acorde con el resto de fiestas de los municipios más próximos. Ninguna idea cuajó porque su sentido está en la conmemoración que se hace a la patrona, la Virgen del Carmen, cuya festividad es el día 16 de julio. Pero este aumento de grados vuelve a abrir el debate.
También es cierto que se perdería la esencia de la Feria del Carmen y la Sal, porque es una fiesta diferente, con unas particularidades que la señalan de una forma clara del resto de celebraciones. Va del ambiente familiar a ser un territorio para jóvenes en cuestión de unas pocas horas y la jornada de ayer fue la prueba de ello. Después del 'hasta la bandera' que se colgó durante el Día del niño, las calles del ferial se despejaron en las primeras horas en las que se vive la fiesta. Había menos aglomeraciones, algo de más espacio, y sobre todo menos colas. Las familias siempre guardan el Día del niño como uno de los imprescindibles para ir a La Magdalena y el posterior es más de descanso.
Quizás por ello pareció que la juventud se hizo antes con las vías, si bien la Feria se abrió a la Bahía con la llegada del fin de semana. El paseo, que había estado más tranquilo a lo largo de la semana, sintió al fin el jaleo del bullicio. Las ganas de diversión de los que comienzan la noche consumiendo su propia bebida en lotes, para luego no dejarse tanto dinero en los combinados de las casetas.
La Feria del Carmen y de la Sal está muy bien diferenciada y concentra las casetas de marcha en su penúltima calle, mientras que las familiares están al principio. Cabe destacar los huecos, algo que en otros tiempos era impensable. Hay muchos vacíos. Comenzando con la última calle, que ha pasado a tener un par de puestos de venta ambulante y de comida rápida. Antes también estaba llena de casetas.
La entrada también llama la atención por esos espacios, que hace que nada más entrar se tenga la sensación de que falta algo. Ello se mezcla con el ambiente pesado de estos últimos días, porque las altas temperaturas, que no dan tregua ni por las noches, hace que se templen los ánimos.
Ayer no fue muy diferente, aunque parecía que el recinto cogía un poco más de aire. Se notó en las comidas que los diferentes colectivos desarrollan en estos días entre sus socios y colaboradores. Aunque si hubo un encuentro especial fue el de las salineras de ediciones pasadas. La caseta municipal se convirtió en el punto de encuentro para aquellas personas que se han encargado de representar a la mujer isleña. Es una reunión que sirve para ver la evolución del traje que debiera ser típico en estas fechas, el de salinero y salinera. De estos sí que se ven pocos, aunque se aprecian entre los más pequeños y las personas más mayores.
Hasta el amanecer
Y ya sí que sí queda nada para que acabe la Feria. Tan solo dos jornadas, por eso hay que aprovechar y mañana al menos será una de sus jornadas más largas. Para muchos la intención es la de desayunar churros en el recinto. La madrugada se convertirá en la gran protagonista y los caseteros esperan hacer su mayor caja. El Día del niño ya fue un buen impulso y hoy esperan dar el salto definitivo.
Los 'hits' del verano sonarán de forma interrumpida hasta que el Sol asome, momento en el que de nuevo tocará marcharse. Porque esta fiesta es como la noche y el día, y lo que ve la luna no lo ve el Sol, lo que siente la primera no lo atisba el segundo.
Sobre todo durante el fin de semana, ya que en estos días sí que es cita imprescindible el ir a la playa para luego acudir a la Feria. Es como una rutina y como rutina resulta complicado de romper. Y eso que se intentan y de hecho el domingo por la mañana los protagonistas serán de nuevo los caballos, algo que sí se ha podido recuperar, la presencia de estos animales en el recinto. Mucho ha tenido que ver la asociación Hípica La Isla que cada año se implica y éste más que nunca porque tiene mérito soportar el calor en el recinto.