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Las bases de la correcta integración en San Fernando

La educación y el empleo son los pilares sociales para incluir a las personas con discapacidad

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Sin paños calientes, sin perjuicios y sin los cortafuegos que impone la ética de lo correcto. Así desarrolló el Centro de Recuperación de Personas con Discapacidad (CRMF-IMSERSO) de San Fernando, una intensa jornada que con el título 'Responsabilidad Social: Universidad y Discapacidad', que reflexionó sobre el valor de la diferencia y la diversidad, desde los puntos de vista ético, de la educación, el empleo, la investigación y la medicina. Una cita que contó con la dirección técnica del profesor Antonio Leal y la presentación del periodista Santiago Cordero.

En las ponencias y en las mesas que se realizaron se diseccionó y analizó la realidad a la que se enfrenta un discapacitado, sin desviar la atención sobre otros debates como el uso de terminologías o definición.

«Evidentemente hay palabras que son insultos como subnormal, o que realmente no identifican a estas personas al considerarlas minusválidas. Pero tampoco nos podemos perder más allá, considero que no es bueno buscar cierto paternalismo hacia los discapacitados y estar en lo incómodo de buscar la palabra adecuada cuando hay apartados más importantes que lo éticamente correcto».

El catedrático de Ética de la Universidad Autónoma de Madrid, Javier Sádaba, fue el encargado de realizar la conferencia inaugural y en ella se centró en el valor de la diferencia, partiendo desde la propia evidencia de que la vida en la galaxia y la existencia como humanos son «rarezas», diferencias que se marcan respecto al resto del universo, donde la probabilidad de la existencia de vida es prácticamente «cero». Sádaba también puso el acento sobre todo aquello que une a las especies, desde el punto de vista genético, y al tiempo, como humanos, «nos separa: las ideologías, las costumbres, las culturas y las creencias». El punto crítico de inflexión en esas diferencias está, según Sádaba, en la ética, y especialmente en los límites que no se deben traspasar, en cuanto a los derechos de los demás. En la parte positiva de la ética estarían los bienes, la voluntad de hacer el bien, que es una opción; y que tiene que ver con el bienestar, la felicidad que nos provoca. Como conclusión, Sádaba abogó por la voluntad moral de atender a los diferencias de las personas con discapacidad desde la guardería con sentido crítico, sin paternalismos, porque «ser moral es ser responsable. Y ser responsable es estar con los demás».

Sádaba no solo hizo alusión a las guarderías a nivel educativo, sino también a la Universidad y explicó un caso en el que varios alumnos con ceguera permanente tuvieron que dejar su clase, al no estar el espacio adaptado ni contar con las herramientas para que pudieran seguir los temas que se estaban desarrollando.

Avances

La primera de las mesas redondas abarcó los avances médicos en la neurología y la neurorrehabilitación con la intervención de la doctora Juana María Barrera de Sevilla; y en la aportación de la biomedicina, y en concreto, el revolucionario BCI (Brain Computer Interface), sobre el que trató el investigador y profesor de la Universidad de Valladolid Roberto Hornero, moderados ambos por Miguel Ángel Valero, director-gerente del Centro de Referencia Estatal de Autonomía Personal y Ayudas Técnicas (CEAPAT). El presidente de la Confederación de Empresarios de Cádiz (CEC), Javier Sánchez Rojas, el profesor de Finanzas de la UCA, Manuel Larrán, y la presidenta del Consejo Social de la UCA, Ana Alonso, compusieron la segunda de las mesas que estuvo dedicada, fundamentalmente, a la responsabilidad social en la integración de la diversidad que aportan las personas con discapacidad en el empleo.

La mesa, moderada por el también profesor de la UCA Juan José Mier-Terán, abordó el esfuerzo que están realizando las empresas españolas por incluir la Responsabilidad Social Corporativa (RSC) en su seno y los beneficios que conlleva el ser una empresa socialmente responsable. Asimismo, se discutió sobre el compromiso social, frente a actitudes paternalistas puntuales y la RSC como una inversión de las pymes, ya que aquellas que la realizan son más competitivas y preferidas por los consumidores que valoran esa marca con «valores» frente a otras que no los tienen. La crisis tuvo también espacio en esa mesa en la que se ha insistido en que las universidades no pueden ignorar los impactos que su actividad genera en la sociedad y debe estar en un diálogo permanente con los grupos de interés.

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