Un parque tomado por el vandalismo

Hay varios bancos que están completamente arrancados, papeleras que se han sacado de su sitio y restos de botellas y cristales por el suelo El recinto del Cerro se ha convertido en un lugar para botellones, pintadas y destrozos

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La situación del parque del Cerro comienza a ser preocupante. El espacio parece haber sido tomado por el vandalismo y son múltiples los destrozos que se aprecian en sus distintas zonas. Bancos completamente arrancados y tirados, a pesar de que son de piedra, pintadas por gran parte de su superficie, restos de botellas y cristales por el suelo, así como papeleras fuera de su sitio.

Uno de los lugares que pretendía convertirse en referencia para el esparcimiento, se ha convertido en la mejor ubicación para cometer actos vandálicos. Y todo ello cuando las familias continúan acudiendo a pesar de encontrarse con un panorama que cada vez invita menos a hacerlo.

Y es que el parque del Cerro se ha convertido en un lugar de microbotellones, algo que se puede comprobar debido a los restos tirados que aparecen entre los setos de sus zonas verdes.

No se ha respetado ni la placa que expone que fue el lugar donde las fuerzas de defensa de España juraron la Constitución. Las pintadas se han realizado incluso encima de las piedras.

Curioso el pasatiempo en el que han centrado su atención últimamente para realizar los actos vandálicos, pues se trata de levantar los bancos anclados al suelo y hechos de piedra y apartarlos de su ubicación. Algo que no resulta sencillo y para lo que se requiere un gran esfuerzo. A pesar de ello, son ya varios los que se encuentran en este estado y por semana aparece uno nuevo en dicho estado.

La limpieza de este parque es otra de las cuestiones a mejorar, pues continuamente está lleno de diferentes desperdicios, sobre todo en la escalera mirador que se encuentra junto al Observatorio de Marina. De nuevo múltiples botellas, así como cristales y otro tipo de basura se acumulan en el lugar. Un recinto que ha perdido hasta los setos que hacían un laberinto, viéndose forzado el Ayuntamiento a cortarlos por la mitad al ser utilizados como un aseo público, perjudicando por tanto a los menores que lo aprovechaban como zona de juegos.

La intimidad que ofrece el espacio, alejado de los edificios, y la posibilidad de colarse sin mucho esfuerzo en su interior, hace que sea utilizado por parejas que luego no recogen restos como es el caso de preservativos.

Una situación que con el tiempo va a peor y que está degradando un lugar que lo reúne todo para ser uno de los espacios de ocio más utilizados del municipio.

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