Sentada de protesta de los corredores de San Fermín por la «pérdida de emoción» de los encierros

Este año se ha agudizado la polémica en torno al entrenamiento que reciben los cabestros

Un grupo de mozos protesta con una sentada en los momentos previos al inicio del quinto encierro REUTERS | Vídeo: Encierro de Sanfermines del jueves 11 de julio

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Esta mañana a muchos habrá sorprendido la imagen de decenas de corredores del encierro sentados en el suelo cuando apenas faltaba un minuto para sonase el cohete que anunciaba la salida de los toros de Victoriano del Río.

No, no era que estaban descansando o tomando aire dentro del proceso de concentración que requiere todo encierro. Era una forma de protestar por las medidas de seguridad que se están tomando últimamente con los encierros y que, en opinión de los protestantes, «se está acabando con la esencia de la carrera».

Desde hace 15 años se esparce un líquido antideslizante en el tramo comprendido entre la plaza del Ayuntamiento y el inicio de la calle Estafeta. Se echa para evitar que los toros resbalen y puedan quedarse rezagados. Pero más reciente, y polémico, es el entrenamiento que reciben los cabestros. Se intenta que los mansos , esos animales en los que los toros encuentran cobijo y seguridad, corran a la máxima velocidad posible para que los toros no les adelanten y hagan todo el recorrido bajo su protección.

Ayer se pudo ver mejor que ningún día, la consecuencia de ese entrenamiento. No solo los cabestros encabezaron en todo momento la manada, hoy también ha sido así, sino que los toros no se separaron de su regazo , por lo que para los corredores fue imposible ‘coger cuerno’, situarse delante de las astas. En el caso del encierro de hoy, han tenido que esperar hasta los últimos tramos de la carrera para encontrar una cornamenta accesible.

Nadie duda de que estas medidas adoptadas han cambiado el encierro. De unos años a esta parte, resulta muy complicado ver un encierro que llegue a los 3 minutos de duración . Antes era impensable que ninguno rebajase esa marca. También el número de heridos por asta de toro se ha reducido notablemente. Antes pocos años se bajaba de la decena de heridos. Este año, sólo llevamos 4 heridos en los cinco encierros transcurridos, una cifra que ya supera a todos los que se produjeron el año pasado.

Doble polémica

La polémica que, tras el encierro de ayer se ha hecho más evidente, tiene una doble vertiente. Por un lado, están las quejas de los telespectadores que cada mañana ven las carreras en televisión y que llevan ya días quejándose y por otro, están las protestas de los corredores que se han visualizado hoy.

Los telespectadores se levantan cada mañana para ver bonitas carreras, algo difícil si no hay forma de que los corredores cojan cuerno, y también quieren vivir, sentir, la emoción, la tensión de la amenaza de una asta a punto de alcanzar a un mozo. La televisión, en el caso de los encierros, es espectáculo. Y el espectáculo es un toro que se vuelve, que corre hacia atrás, que derrota a los lados, que está a punto de coger a mozos… Y en los últimos años, apenas se han dado encierros espectaculares.

Últimamente las redes sociales se han llenado de quejas sobre el poco espectáculo que se está viendo.

Los corredores no buscan espectáculo, pero sí quieren emoción, quieren posibilidades de acercarse a los toros sin que una manada de cabestros les impida el paso.

Pero también están los que abogan por la seguridad frente al espectáculo.

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