Sanfermines 2016

Los ángeles de los Sanfermines

Mientras cientos de miles de personas se divierten, unas pocas se encargan de que la fiesta no acabe en tragedia

350 voluntarios de Cruz Roja trabajan en Sanfermines y 120 de ellos lo hacen en el encierro de cada día CRUZ ROJA

JUAN ANTONIO PÉREZ

Hubo un tiempo, hará casi 40 años, en el que Antonio Álvarez tenía la costumbre de correr el encierro de Pamplona y, al acabar, ejercer de médico para atender a los compañeros heridos por el paso de los toros. Para él era la cosa más lógica del mundo y, probablemente, aún hoy lo seguiría haciendo si no hubiera sido por una pregunta:

- Doctor, y si el toro te pilla, ¿quién te atenderá?

Pues también es verdad, pensaría Antonio, al que esa pregunta que le formuló una sanitaria le hizo «recapacitar» y dejar de correr. Desde entonces «solo» atiende a los heridos del encierro, de los que con los años se han convertido en sus amigos . Mientras cuenta la anécdota, almuerza con muchos de ellos. Dos huevos fritos, patatas y jamón, con vino tinto para beber, es el menú.

Un par de horas antes, a las ocho menos cinco de la mañana, Ángel Hidalgo toma café con ABC de manera distendida y dice que más de la mitad de los Sanfermines de su vida los ha pasado en la enfermería de la plaza de toros. Diez minutos después, y transmitiendo la misma calma, el doctor aparece con mascarilla y gorro, y explica que tiene trabajo: hay que operar a un canadiense al que un toro de Cebada Gago le ha pegado una cornada de diez centímetros en el glúteo.

Así son las urgencias en Sanfermines. Mientras la mayoría se divierte, algunos pocos «ángeles» velan porque la fiesta no acabe en tragedia.

La enfermería de la plaza de toros de Pamplona es más grande que la de Madrid, cuenta con dos quirófanos y en ella trabajan 15 personas . El equipo médico, comandado por el doctor Hidalgo, atiende lo que pasa en el ruedo y en el callejón de entrada a la plaza («a no ser que haya una cornada vital en el tramo de Telefónica», explica el doctor). Además del canadiense, este viernes han sido atendidas otras ocho personas: dos por luxaciones y el resto con traumatismos. El jefe del equipo médico lo califica como «un día normal».

Ángel Hidalgo lleva en la enfermería de la plaza desde 1987 y es el jefe desde 2003. «Tener la opción de participar en las fiestas de tu ciudad, y que cuenten contigo, es un honor», dice. Gracias a la experiencia, cuenta que los traumatismos son casi peores que las cornadas, siempre que estas no sean vasculares. «Por ejemplo, un torero sufre un cornalón y a los 10 ó 12 días está de vuelta, mientras que se rompe un tobillo y está dos meses parado», explica. Además, añade, las cornadas no duelen y es frecuente que el paciente cogido no se entere y piense que le han dado un golpe.

La versión es corroborada por Antonio Álvarez, que recuerda la cornada más grave que ha atendido: un toro le abrió la parte izquierda del pecho a un corredor, al que le reventó el pulmón y le dejó a la vista las costillas y hasta el corazón. Sin embargo, el mozo acudió a que le atendieran por su propio pie.

Antonio es una especie de sheriff en Santo Domingo. Su aspecto, con un bigote canoso que es una mezcla entre el del exárbitro Ramos Marcos y el del fallecido De la Quadra-Salcedo, sumado a su voz grave, como de cantante de ópera, le dan una autoridad que quizás no tenga ningún otro médico en el encierro. A él acuden los corredores para enterarse del estado de los heridos, y Antonio les dice que les da «tranquilidad». Hasta tal punto que había un mozo que «me decía que si no me veía, no corría el encierro» . Sobre la psicología del herido por asta de toro, este médico podría dar un máster. «Es curioso, pero cuando tienen un percance, los corredores nunca se acuerdan de los padres y siempre de las madres. El padre no existe», asegura.

Un 10 ó un 15 por ciento más de Urgencias

El dato, facilitado por el Gobierno navarro, sorprende: los Sanfermines generan entre 400 y 600 atenciones hospitalarias y extrahospitalarias, depende del año. Apenas un 10 ó un 15 por ciento más que otra semana cualquiera. Una minucia si se tiene en cuenta que a Pamplona acuden estos días cientos de miles de personas. La mayoría (en torno a un 60 por ciento) de las urgencias se deben a traumatismos. Le siguen las agresiones y las intoxicaciones por alcohol y drogas, pero obviamente las que más llaman la atención mediática son las relacionadas con el encierro.

El servicio de Urgencias del Complejo Hospitalario de Navarra está preparado para que en un cuarto de hora lleguen 14 ambulancias y descarguen a otros tantos heridos, como ocurre después del encierro de Cebada Gago. «El diseño está pensado para atender a los pacientes en función de su gravedad», explica Manuel Montesinos, subdirector del Complejo mientras pasea por Urgencias.

Cuando llegan los pacientes, estos se dividen en función de su gravedad: o van a la sala de triaje o, directamente, a la de reanimación si la cosa pinta fea. Si no es cuestión de vida o muerte, después pasarán a una sala de exploración donde les harán las pruebas pertinentes y de ahí a un «circuito A o B», también en función de su estado. Un día cualquiera, en Urgencias trabajan 10 médicos, 19 enfermeros y 35 especialistas de guardia . En Sanfermines, el servicio se refuerza ligeramente los fines de semana.

La clave está, dice Javier Sesma, jefe del servicio, en el trabajo que se hace en el puesto que hay en Vázquez Mella, junto a la plaza de toros. Y pone un ejemplo: cada día de Sanfermines, en este lugar se pueden atender 100 borracheras. Sin embargo, solo los más graves (con coma etílico, se entiende) son derivados al hospital. Unos tres o cuatro por día. Imagínate, dice el doctor Sesma, si esas 100 personas, con sus respectivas cuadrillas y el previsible estado de embriaguez de estas, se presentaran en el hospital.

En Urgencias, el gran peligro de Sanfermines no es lo que suele pasar, sino lo que «potencialmente puede pasar». «En un encierro normal puede haber seis u ocho heridos, pero si hay un montón puede haber 35. A mí, por ejemplo, me asusta más un accidente de autobús que un encierro cualquiera», añade el jefe del servicio.

Además del personal de Urgencias, en Sanfermines trabajan 350 voluntarios de Cruz Roja (en el encierro son 120). Unos 30 llegan de cualquier punto de España: La Coruña, Albacete, Las Palmas de Gran Canaria... A los que vienen de fuera se les ofrece alojamiento y comida. El resto trabaja gratis. Antonio Álvarez, perito médico el resto del año, lleva así casi 40 años.

- ¿Por qué lo hace?, se le pregunta.

- ¿Y por qué no?, responde.

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