CANAL SALUD

Las consecuencias de pasar largas estancias en Cuidados Intensivos

Ángel Herruzo Avilés, Co-Jefe de Servicio de la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital Viamed Santa Ángela de la Cruz de Sevilla, expone las secuelas más frecuentes en pacientes críticos que han tenido una estancia prolongada en la UCI

ABC

El Síndrome Post-Cuidados Intensivos (SPCI) se define como las secuelas producidas en los pacientes críticos que han tenido una estancia prolongada en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI). Estas secuelas pueden ser físicas, psíquicas y neurocognitivas y durar meses e incluso años tras el alta. Según los distintos estudios, el SPCI afecta entre un 30-50% de los pacientes ingresados en las UCIs.

Ángel Herruzo Avilés , Co-Jefe de Servicio, junto con el Dr. José Luis Santamaría, de la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital Viamed Santa Ángela de la Cruz de Sevilla . cuenta más a Canal Salud de ABC de Sevilla sobre estas secuelas y la importancia del seguimiento del paciente.

«Las secuelas físicas más frecuentes son las respiratorias – la disminución de la función pulmonar- y las neuromusculares , fundamentalmente debidas a un encamamiento prolongado», explica Herruzo. Entre las consecuencias que pueden acarrar, existe una importante pérdida de la masa muscular con la consecuente disminución de fuerza y resistencia que les incapacita para lleva a cabo actividades diarias normales (levantarse sin ayuda de la cama, movilidad normal, etc).

También puede provocar rigideces articulares, por contracturas y falta de movimiento , que es otro factor determinante de la capacidad de deambular tras el alta hospitalaria.; dolor de tipo neuropático, por daño de nervios periféricos, debido a la inmovilidad prolongada; o déficit nutricional calórico-proteico, con la consecuente pérdida de peso, cuya recuperación es lenta debido a la asociación de secuelas psíquicas (falta de apetito, ansiedad, depresión, etc.). Este déficit retrasa la rehabilitación física y funcional de los pacientes.

Otras secuelas físicas son: disfonías y cambios en la voz por intubación traqueal o traqueostomía prolongadas, escaras y úlceras en la piel, alopecias transitorias, disfunción sexual, etc.

«Todas estas secuelas provocan un deterioro en la calidad de vida de estos pacientes que, normalmente, les impide ser independientes para las actividades básicas diarias», aclara el doctor.

Respecto a las secuelas psíquicas, las más frecuentes son la depresión, ansiedad y síndrome de estrés postraumático , aunque se han descrito otros interrelacionados con los anteriores (delirios, ataques de pánico, sentimientos de culpa, miedo a la muerte, agorafobia, aislamiento social, etc.). «El reconocimiento y diagnóstico precoz de estas alteraciones psíquicas es fundamental ya que éstas empeoran la calidad de vida y dificultan la recuperación de los pacientes», añade Herruzo, «además, si no se detectan a tiempo se pueden cronificar».

Las secuelas neurocognitivas más frecuentes son las alteraciones de la memoria, los trastornos de atención y concentración, y cuadros confusionales . Todas estas secuelas tienen consecuencias importantes, como es la disminución significativa de la calidad de vida de estos pacientes que puede alargarse durante meses e, incluso años, tras el alta hospitalaria; la dificultad para la reincorporación al trabajo, con la consecuente disminución de ingresos económicos; y el aislamiento social y dependencia familiar o de cuidadores.

«Por otra parte, no hay que olvidar por su importancia, que este síndrome afecta también a los familiares de los pacientes (SPCI-familiar) y se define como las secuelas psíquicas del familiar o cuidador de un paciente crítico», puntualiza el Co-Jefe de Servicio de la Unidad de Cuidados Intensivos. Así los familiares de los pacientes presentan cuadros de depresión, ansiedad y estrés postraumático que se pueden mantener durante años. Además también pueden tener síntomas físicos por falta de ejercicio físico, mala alimentación, descanso insuficiente, etc.

Por todo ello, cada vez más Unidades de Cuidados Intensivos están formando equipos multidisciplinarios junto con psicólogos, rehabilitadores, nutricionistas, cuidadores, familiares, etc., y creación de Programas de Seguimiento de estos pacientes con el fin de mitigar y disminuir al máximo estas secuelas.

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