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«Yo no me rindo, creo que es posible encontrar una cura contra el cáncer»

Entrevista con el investigador Charles Sawyers, padre de las terapias a medida, y ganador del premio BBVA Fronteras del Conocimiento

«Yo no me rindo, creo que es posible encontrar una cura contra el cáncer»

javier ansorena

Charles Sawyers (Nashville, 1959) se enteró por teléfono a comienzos de esta semana de que era uno de los ganadores del premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento . «No sabía que estaba nominado, fue una gran sorpresa», reconoce Sawyers, que dirige el programa de Oncología Humana y Patogénesis del Memorial Sloan Kettering Cancer Center . Comparte el galardón -en la categoría de Biomedicina- con Tony Hunter, catedrático y director del Cancer Center del Instituto Salk , en La Jolla, California; y Joseph Schlessinger, director de Farmacología de la Universidad de Yale .

Sus investigaciones representan el nacimiento de la medicina personalizada contra el cáncer. Los tres galardonados han hecho importantes contribuciones al desarrollo de «fármacos diana», que atacan específicamente los mecanismos que causan distintos tipos de cáncer. Estos tratamientos se dirigen a las tirosina quinasas, unas enzimas que transmiten señales a nivel celular y son fundamentales en el desarrollo de células cancerígenas.

-¿Cuánto entendemos del cáncer hoy en día?

-Es increíble lo que hemos progresado. Sabemos qué ocurre con las células cancerígenas, entendemos por qué las células normales se convierten en cáncer, sus mutaciones y su composición genética. Tenemos un listado muy completo de las mutaciones y hemos demostrado que podemos interferir en ellas. Sin embargo, todavía hay mucho camino por recorrer. El cáncer es extremadamente complejo, incluso dentro de un mismo paciente, las células de un tumor pueden ser diferentes.

-¿Qué impacto tienen los inhibidores de las tirosina quinasas en los enfermos?

-Ha significado un gran avance. Lo primero es que, por lo general, los inhibidores no tienen muchos efectos secundarios, nada que ver con los de la quimioterapia o la radioterapia. Los pacientes que toman estos fármacos pueden trabajar y llevar una vida normal con una o dos pastillas al día. Además, se puede predecir con una efectividad de entre el 80%-90% si el fármaco funcionará.

-¿Qué mejoras necesitan estos fármacos?

-El desafío es que sean beneficiosos para los pacientes durante más tiempo. El problema de solo prescribir uno de estos fármacos es que el tumor encontrará la manera de desarrollar una resistencia. Esto depende del tipo de cáncer. Para un tipo de leucemia, hemos visto que hay pacientes que lo han usado durante una década y el cáncer sigue en remisión. Pero en otros, como el melanoma, se produce una recaída entre los seis y doce meses.

-¿Un objetivo es convertir el cáncer en una enfermedad crónica?

-Sí, creo que sí. Todos queremos curar el cáncer con fármacos, pero hasta ahora hemos visto que con un solo tratamiento no va a ser posible. Incluso en los casos de leucemia con remisión durante años, hay muchas posibilidades de que, si se deja de administrar el fármaco, la enfermedad regrese. Estoy de acuerdo en que un objetivo sea llegar a tratar el cáncer como se hace con la presión alta o la diabetes. Pero yo no me rindo, creo que es posible conseguir una cura. Estamos repitiendo la historia: con la quimioterapia, vimos que una combinación de tres o cuatro fármacos en una etapa temprana conseguía acabar con algunos tipos de cáncer. Creo que es posible que consigamos llegar a ese punto con las nuevas terapias diana.

-¿Tiene esperanzas en los tratamientos basados en el sistema inmune?

-Totalmente. Las investigaciones con inmunoterapia se han disparado en los últimos dos o tres años. Ahora solo hay dos fármacos aprobados, pero creo que vendrán muchos más.

-¿Qué otras terapias pueden ser prometedoras?

-Está la combinación de las vacunas del cáncer, que no fueron muy efectivas, con fármacos de inmunoterapia, que habrá que ver qué tal funciona. También una forma de terapia génica, que extrae una célula inmune y en el laboratorio se le introduce un gen que hará que ataque a un cáncer específico. Estas terapias se llaman CAR [receptor quimérico antígeno, en inglés], y son una especie de truco genético, una bomba inteligente. También están las terapias epigenéticas, que están siendo muy prometedoras en los primeros ensayos clínicos.

-¿Es justificable el alto precio que tienen algunos tratamientos

-Es un asunto complejo. Hay ejemplos de fármacos que permiten que el paciente disfrute de uno o dos años más de vida, y quizá es justificable un precio alto. También está el argumento de que si los precios son demasiado bajos, las farmacéuticas no invertirían en el desarrollo de estos fármacos y nosotros necesitamos esa inversión. No hubiéramos llegado a donde estamos sin el incentivo financiero para esas compañías para volcarse en este tipo de fármacos.

-¿Ha cambiado la percepción del cáncer en la sociedad?

-Sí. El cáncer ya no equivale a una sentencia de muerte. De acuerdo, tienes un problema, pero hay un conocimiento médico avanzado para descubrir la causa y tratarla con más precisión que en el pasado y hay esperanzas de que sea uno de esos cánceres en los que funcionan estas terapias. Para un porcentaje grande de pacientes, habrá un final feliz que no existía hace cinco años.

«Yo no me rindo, creo que es posible encontrar una cura contra el cáncer»

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