¿Para qué sirven los colutorios?

Se cumplen más de 100 años de este producto en el cuidado de la salud bucodental pero, ¿realmente es imprescindible?

¿Para qué sirven los colutorios? FOTOLIA

M. LUNA

El cuidado y la higiene bucodental llevan con nosotros desde hace mucho tiempo, ya que mantener los dientes se convertía en algo crítico para la supervivencia. Por eso, se usaban diferentes elementos para limpiar la placa, los restos de alimentos y el cálculo de los diente. Incluso, explica David Herrera, presidente de la Sociedad Española de Periodoncia (SEPA) en algunos casos, «se sugería el uso de elementos de cuidado bucodental, más allá de la propia higiene mecánica».

De hecho, recuerda Herreda que hay evidencias arqueológicas de que en varias culturas antiguas se realizaban procedimientos de higiene bucodental de manera regular, como las civilizaciones egipcia, china, griega o romana, con flores secas, frutas, carbón, eucalipto, canela, menta, vainilla, corteza de árboles, leche de burro o de cabra, cuernos de ciervo, e incluso, orina humana. Por ejemplo, «en algunas civilizaciones precolombinas se usaban enjuagues con Coptis trifolia o agua con sal. Por ejemplo, Hipócrates recomendada un enjuague con sal, alumbre y vinagre, y el Talmud judío la mezcla de aceite de oliva y agua de masa; los romanos llegaron a usar orina humana, especialmente portuguesa, probablemente por contener amoníaco».

Ya en el siglo XVII, el descubridor del microscopio, Anthony van Leeuwenhoek , trató de destruir con enjuagues de vinagre o brandy los microorganismos que observaba, al microscopio, procedentes de la boca, aunque sin éxito.

Hasta el siglo XVIII se siguieron utilizando enjuagues de diversa naturaleza, incluidos productos con amoníaco producido ya de manera artificial. Es en este siglo cuando se empiezan a desarrollar las pastas dentífricas, primero, y los colutorios, después, a finales del siglo.

Hipócrates recomendada un enjuague con sal, alumbre y vinagre, y el Talmud judío la mezcla de aceite de oliva y agua de masa

Pero es en el siglo XIX cuando la historia de los colutorios experimenta pasos muy relevantes. «Por un lado, llega la comercialización del primer enjuague bucal: un antiséptico denominado Odol®, y que puso en el mercado el suizo Karl August Lingner en 1893. Contenía aceites aromáticos y todavía está en el mercado. Prácticamente en paralelo, en la década de 1860, Joseph Lister , un médico inglés, utilizó por primera vez procedimientos desinfectantes para el instrumental y el campo quirúrgico, con una fórmula basada en ácido carbólico. Siguiendo este ejemplo, en 1879, y al otro lado del Atlántico, el Dr. Lawrence desarrolla un antiséptico efectivo en procedimientos quirúrgicos, cuya patente pasa a los laboratorios Lambert, que empiezan a fabricar y comercializar Listerine®, en 1881. Pero no será hasta 1895 cuando se empiece a comercializar para dentistas, tras aparecer algunos estudios que demostraban la efectividad de la formulación frente a bacterias orales. Finalmente, en 1914, Listerine® pasa de producto de prescripción a también venta libre (primer producto en EE.UU. como antiséptico bucal), y tras la I Guerra Mundial, experimenta un gran ascenso en las ventas, cuando en 1920, la marca empieza a usar el término “ halitosis ”», indica Herrera.

Antimicrobiano

Unas décadas más adelante, tuvo lugar otro hito en la historia de los colutorios: en la década de 1960, las investigaciones de Harald Löe en Dinamarca sobre enjuagues con clorhexidina, suponen un gran avance por la capacidad de esta molécula de permanecer activa y con capacidad antimicrobiana, por varias horas. Este agente sigue siendo, a día de hoy, el más efectivo colutorio disponible.

¿Y qué nos deparará el futuro? Hasta hoy, prácticamente todos los productos actúan como antisépticos. Pero también se podría actuar contra las bacterias organizadas en biofilms, impidiendo su adhesión, disgregando su matriz, alterando su ecología o sustituyendo especies patógenos por otras no patógenas o menos patógenos. Quizá estemos cerca de nuevos hitos en la historia de los colutorios.

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