Ola de calor y contaminación: combinación mortal para el corazón
La combinación de un calor extremo y la contaminación por partículas finas puede duplicar el riesgo de muerte por ataque cardíaco
Un estudio relaciona la contaminación atmosférica con infartos en las personas no fumadoras

Un ola de calor, o de frío, y niveles de contaminación muy elevado puede ser un cóctel mortal. Lo muestra un estudio que se publica en la revista «Circulation» realizado en China que ha visto que la combinación de un calor extremo la contaminación por partículas finas puede duplicar el riesgo de muerte por ataque cardíaco.
«Cada vez son más frecuentes las olas de calor con temperaturas extremas, prolongadas e intensas, y sus efectos adversos para la salud generan preocupación. Otro problema ambiental en todo el mundo es la presencia de partículas finas en el aire, que pueden interactuar sinérgicamente con temperaturas extremas para afectar negativamente la salud cardiovascular», explica el autor principal Yuewei Liu, de la Escuela de Salud Pública de la Universidad Sun Yat-sen en Guangzhou.
Sin embargo, añade, «todavía desconoce si la exposición conjunta a temperaturas extremas y la contaminación por partículas finas podrían interactuar y cómo podría desencadenar un mayor riesgo de muerte por ataque cardíaco, que es una respuesta aguda potencialmente provocada por un escenario agudo y un gran desafío para la salud pública debido a su carga sustancial de enfermedades en todo el mundo».
Para examinar el impacto de las temperaturas extremas con y sin altos niveles de contaminación por partículas finas, los investigadores analizaron 202.678 muertes por infarto entre 2015 y 2020 que ocurrieron en la provincia de Jiangsu, una región con cuatro estaciones distintas y una amplia gama de temperaturas y niveles de contaminación por partículas finas. Las muertes se produjeron en personas mayores con una edad promedio de 77,6 años.
La exposición a partículas el día de cada muerte y un día antes de la muerte se incluyeron en el análisis.
Las temperaturas extremas se midieron de acuerdo con el índice de calor diario (también conocido como temperatura aparente) para un área, que captura el efecto combinado del calor y la humedad.
Asimismo, se evaluaron tanto la duración como la intensidad de las olas de calor y las olas de frío.
Las muertes por ataque cardíaco durante estos períodos se compararon con los días de control en el mismo día de la semana en el mismo mes, lo que significa que si una muerte ocurrió un miércoles, todos los demás miércoles del mismo mes se considerarían días de control. Los niveles de partículas se consideraron altos en cualquier día con un nivel promedio de partículas finas por encima de 37,5 microgramos por metro cúbico.
«Nuestros hallazgos evidencian que reducir la exposición tanto a temperaturas extremas como a la contaminación por partículas finas puede prevenir muertes prematuras por ataques cardíacos, especialmente para mujeres y adultos mayores», señala Liu.
El estudio muestra que, en comparación con los días de control, el riesgo de un ataque cardíaco fatal era un 18 % más alto durante olas de calor de 2 días y de un 74 % más alto durante olas de calor de 4 días con índices de calor. En el estudio, 6.417 (3,2 %) de las 202.678 muertes observadas por ataque cardíaco se produjeron durante una ola de calor de tres días o más.
Pero las olas de frío extremo también se asociaron a un mayor riesgo de muerte por infarto. Así, aumentaron en un 4 % durante olas de frío de 2 días y un 12 % si la ola de frío era de 3 días. Así, 6.331 (3,1 %) de las 202.678 muertes observadas por ataque cardíaco ocurrieron durante olas de frío de 3 días o más.
Los investigadores estimaron que hasta el 2,8 % de las muertes por infarto pueden atribuirse a la combinación de temperaturas extremas y altos niveles de contaminación por partículas finas (> 37,5 microgramos por metro cúbico).
Los autores creen necesaria hacer más investigación sobre los posibles efectos interactivos de los eventos climáticos extremos y la contaminación por partículas finas en las muertes por ataques cardíacos en áreas con diferentes rangos de temperatura y contaminación para confirmar sus hallazgos.