DOLOR
Un método no invasivo valora el dolor en bebés
Se basa en registros electroencefalográficos (EEG) de la actividad cerebral. En España existe la escala Llanto, que se utliza hace años en los hospitales infantiles
Determinar si un niño, especialmente un bebé, sufre un dolor agudo durante un tratamiento, es una cuestión muy compleja debido a que los niños en edad preverbal no puede determinar el grado del dolor que están padeciendo. Pero ahora, gracias a un método no invasivo para medir si los bebés tienen dolor, desarrolado por investigadores británicos, se podría evitar que los bebés experimenten un malestar excesivo durante los tratamientos médicos
Uno de los principales desafíos para evaluar y manejar el dolor en niños muy pequeños es que son incapaces de expresar sus sentimientos. En su lugar, los pediatras deben confiar en las observaciones de las expresiones faciales o las frecuencias cardíacas para inferir si los bebés están o no experimentando dolor. A ello hay que añadir el hecho de que los tratamientos analgésicos diseñados para el alivio del dolor están especialmente dirigidos para los adultos o niños pequeños, pero pueden no ser adecuados para los lactantes, que metabolizan los fármacos de manera diferente, haciendo que la dosificación correcta sea difícil de calcular.
En un esfuerzo por determinar una mejor métrica de dolor, los investigadores coordinados por Caroline Hartley, de la Universidad de Oxford , establecieron una valoración basada en registros electroencefalográficos (EEG) de la actividad cerebral . Los investigadores analizaron la firma del EEG en un estudio piloto realizado sobre 18 lactantes sometidos a un análisis de sangre rutinario, que precisa el uso de una aguja, y validaron sus resultados posteriormente en cuatro estudios adicionales que englobaron a 72 bebés en total.
La huella del EEG también era definitoria en los bebés nacidos prematuros, pero distinta de los cambios en la actividad cerebral asociados con estímulos no dolorosos como luces intermitentes, toques suaves o ruidos fuertes. Además, los investigadores comrpobaron que los anestésicos tópicos redujeron la magnitud de la señal de exploración cerebral.
En conjunto, la prueba demostró una sensibilidad del 64% con una especificidad del 65% para el dolor asociado con la punción del talón y una sensibilidad del 57% con una especificidad del 68% para un estímulo de menor intensidad. Con una validación adicional, los autores creen que esta medida podría ser valiosa para probar la eficacia analgésica en las niños en edad preverbal.
Escala del llanto
En España especialistas del Hospital Universitario La Paz de Madrid validaron hace años un escala para medir el dolor en edad preverbal. ‘Llanto’ evalúa el dolor en niños menores de 3 años. Con esta herramienta, los profesionales sanitarios pueden identificar a los menores que tienen dolor agudo tras una operación, su intensidad y comprobar si el tratamiento utilizado resulta eficaz. Cada letra de la escala corresponde a uno de los parámetros que se emplean para conocer el grado del dolor. La Ll, corresponde al llanto, y evalúa cómo llora el niño; la A es la actitud psicológica, si el niño está inquieto, vigilante, agitado, etc.; la N analiza la normo respiración, la frecuencia respiratoria; la T determina el tono postural, y la O es la observación facial. Cada uno de estos cinco parámetros se puntúa desde el uno al diez. De tal modo que un niño sin dolor tiene una puntuación de cero y el que tiene el máximo, de diez, por lo que coincide con los datos de las demás escalas.
El dolor infantil es difícil de adivinar, pero es importante hacerlo porque, por ejemplo, el dolor agudo tras cirugía se asocia a un mortalidad
Fernanado Reinoso
Según señala Francisco Reinoso, del Hospital Universitario La Paz, «el dolor infantil es difícil de adivinar, pero es importante hacerlo porque, por ejemplo, el dolor agudo tras cirugía se asocia a un mortalidad». Reinoso y su equipo validaron la escala ‘Llanto’ en un grupo de 54 niños que habían sido intervenidos quirúrgicamente. Tres profesionales sanitarios -un anestesiólogo pediátrico, un residente y una enfermera- fueron los encargados de observar a los menores y midieron su tipo de llanto, actitud psicológica, patrón respiratorio, tono motor y expresión facial.
La implantación de la nueva escala ha sido fundamental para tratar el dolor. Según Reinoso, la validación para su uso clínico ha venido avalada por la implantación del hospital sin dolor. «En cualquier paciente ingresado se monitoriza el grado de dolor, sea la patología que sea. En los niños que no hablaban, faltaba una escala que lo pudiera medir, situación subsanada por ‘Llanto’». El reto pendiente, añade, es el dolor crónico infantil, «una asignatura olvidada».