Educar en salud a los niños más pequeños, clave para prevenir la obesidad y enfermedades del corazón
Un estudio publicado en JACC muestra que el mayor impacto se logra en los niños de 4 años, ya que los niños de cuatro años son más maduros y pueden retener mejor la información
La educación en las edades más tempranas puede ser una herramienta eficaz y económica para prevenir, a largo plazo, hábitos de vida poco saludables relacionados con la obesidad y las enfermedades cardiovasculares. Al menos eso es lo que se desprende del estudio FAMILIA , un proyecto de intervención realizado en Nueva York basado en inculcar a niños en edad preescolar conductas saludables en relación con la dieta, el ejercicio, el conocimiento del cuerpo y corazón y la gestión de las emociones.
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Publicado en Journal of the American College of Cardiology y dirigido por Valentín Fuster, Director del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC) y Director del Instituto Cardiovascular Mount Sinai (EE.UU.) el estudio se ha centrado en niños que residen en un barrio de Harlem socioeconómicamente desfavorecido, una situación que habitualmente está relacionada con tasas más altas de obesidad, enfermedades del corazón y otros problemas de salud. «Los resultados demuestran que la intervención temprana es efectiva en niños en edad preescolar . Pero, además, creemos que este programa también puede promover conductas saludables entre sus padres, madres y profesores, y tener un impacto de mayor alcance», apunta el investigador español.
FAMILIA, un proyecto de intervención realizado en Nueva York basado en inculcar a niños en edad preescolar conductas saludables en relación con la dieta, el ejercicio, el conocimiento del cuerpo y corazón y la gestión de las emociones
El estudio FAMILIA, señala en un comentario Keith C. Ferdinand, de la Universidad de Tulane (EE.UU.) «representa una oportunidad para identificar cuáles son las mejores prácticas para reducir potencialmente la obesidad y riesgo de enfermedad cardiovascular en niños y jóvenes, incluidos los niños de 0 a 6 años y subgrupos donde los programas de prevención de la obesidad sigue siendo limitados».
Fuster destaca que este tipo de intervenciones «son económicas y fáciles» de implementar, y espera que en el futuro próximo puedan integrarse en más escuelas con el objetivo de promover conductas saludables entre los niños y, en última instancia, «reducir sus factores de riesgo de enfermedades cardiovasculares en el futuro».
Los investigadores analizaron a 562 niños en edad preescolar procedentes de 15 diferentes centros de educación infantil de Harlem, población predominantemente afroamericana y latina, grupos que experimentan un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular. Al comienzo del estudio, con el fin de evaluar sus conocimientos, actitudes y comportamientos con respecto a la dieta, actividad física, funcionamiento del cuerpo humano y el corazón, y emociones, los participantes respondieron a un sencillo cuestionario, que incluía imágenes para facilitar la comprensión . Por ejemplo, se les solicitó que eligieran qué alimentos eran más saludables de entre un grupo que incluía verduras, frutas, hamburguesas con queso o patatas fritas. También se les preguntó con qué frecuencia corrían, saltaban y jugaban.
Este programa también puede promover conductas saludables entre sus padres, madres y profesores, y tener un impacto de mayor alcance
Los niños de seis escuelas infantiles (grupo de control) tuvieron la formación curricular habitual, mientras que los de otras nueve (grupo de intervención) se beneficiaron de un programa de aprendizaje diferente diseñado por cardiólogos, psicólogos y educadores. El programa constaba de 38 horas de trabajo en el aula durante un período de cuatro meses en el que los profesores formaban a los niños sobre diferentes aspectos: alimentación, conocimiento del cuerpo y corazón, actividad física y gestión emocional . Durante este período de 4 meses, los padres y madres también participaron en el programa con 12 horas de actividades específicas con sus hijos los fines de semana, incluyendo la compra de fruta fresca en el supermercado y la elección de la actividad física evitando un comportamiento sedentario.
Transcurrido el periodo de cuatro meses, los investigadores facilitaron el mismo cuestionario a todos los niños participantes, tanto a los del grupo de control como los de intervención. Posteriormente los compararon.
FAMILIA es un «hito importante» para establecer comportamientos saludables entre los preescolares de una comunidad diversa y socioeconómicamente desfavorecida.
Los resultados mostraron que los niños en edad preescolar del grupo de intervención mejoraron sus conocimientos y actitudes con respecto a un estilo de vida saludable en un 12 por ciento, más del doble que el grupo control (5,5 por ciento).
Asimismo, los investigadores encontraron que el programa fue más efectivo para los niños de cuatro años que para los de tres, lo que sugiere que esa podría ser la edad idónea para comenzar la intervención, ya que los niños de cuatro años son más maduros y pueden retener mejor la información.
Para Ferdinand, FAMILIA es un « hito importante » para establecer comportamientos saludables entre los preescolares de una comunidad diversa y socioeconómicamente desfavorecida. «El momento para la prevención es ahora», concluye.