La ciencia necesita su tiempo para dar una respuesta al COVID-19
La necesidad que ha adquirido la comunidad científica de dar una respuesta en tiempo real ante una situación insólita de emergencia, como es el coronavirus, puede poner a la ciencia en un punto sin retorno.
«La mayoría de las crisis que hemos vivido no tuvieron respuestas inmediatas de la ciencia. En muchos casos, gran parte del análisis científico se produjo a posteriori: los efectos del cambio climático, las causas de los accidentes nucleares, y la virología de los brotes, como el síndrome respiratorio agudo severo (SRAS) en 2002–2003 o el síndrome respiratorio de Medio Oriente (MERS) en 2012. Ahora, se pide a la ciencia que brinde una solución rápida a un problema que no está completamente descrito”.
Son palabras de H. Holden Thorp, editor jefe del Grupo Editorial Science , uno de los más prestigiosos en el mundo científico. A través de un comunicado hecho público hoy, Thorp, advierte sobre la premura y celeridad con la que se están adoptando algunas decisiones en el campo de la ciencia, no por ‘intenciones ocultas ’, sino por la necesidad de informar en ‘tiempo real ’ muchas veces impulsada por los políticos.
«El método científico -dice- es un proceso muy deliberado que se ha perfeccionado con el paso del tiempo: la investigación básica, que describe el problema, es seguida por la investigación aplicada que se basa en dicha comprensión. Ahora, los científicos están tratando de hacer ambas cosas al mismo tiempo. Y esto no es solo arreglar un avión mientras está volando, sino que se está arreglando un avión que está volando mientras sus planos todavía se están diseñando».
Por ejemplo, explica: «la tecnología de reacción en cadena de la polimerasa (PCR) permite a las personas saber rápidamente si están infectados con el coronavirus, la causa del COVID-19. Sin embargo, un resultado negativo de la prueba de PCR puede llevar a una persona a concluir, erróneamente, que está libre, lo cual es un peligro para controlar la propagación ». Por eso, subraya «necesitamos urgentemente pruebas serológicas que muestren si alguien ha tenido la infección y se ha recuperado. Además -añade-, debemos poder localizar a aquellas personas que tienen cierta inmunidad al SARS-CoV-2 porque, comprender su biología, puede contribuir a ayudar al mundo a recuperarse».
Los científicos están tratando de hacer ambas cosas al mismo tiempo. Y esto no es solo arreglar un avión mientras está volando, sino que se está arreglando un avión que está volando mientras sus planos todavía se están diseñando
En cuanto a los ensayos con medicamentos, Thorp avanza que, de momento, los resultados no han sido buenos. «Hemos visto que la combinación de lopinavir-ritonavir -dos antivirales que se usan para el VIH- no es mejor que el placebo». Y, apunta, si bien es cierto que se están realizando esfuerzos para identificar otros posibles fármacos, «se trata, de momento, de posibilidades emocionantes, pero también extremadamente especulativas». El exceso sobre estos enfoques, advierte, es extremadamente peligroso: «se corre el riesgo de crear falsas expectativas y agotar los medicamentos necesarios para tratar las enfermedades para las cuales están aprobados».
El problema con las vacunas, concluye, es que «sabemos muy poco sobre el SARS-CoV-2». Desarrollar una vacuna, como sabe cualquier experto en este campo, podría llevar al menos un año y medio, o es posible que se logre nunca, como es el caso del VIH. Afortunadamente, indica, « ya hay ensayos clínicos en marcha, pero se debe informar que estas vacunas pueden no funcionar o no ser seguras y que, en este momento, solo se está probando su seguridad, no su eficacia ».
«Aunque los científicos involucrados en la investigación de COVID-19 conocen estas advertencias, la sociedad no, que está angustiada por saber cuánto tiempo durará esta pandemia, cómo afectará a la economía y si ellos, y sus seres queridos, estarán a salvo».
Se corre el riesgo de crear falsas expectativas y agotar los medicamentos necesarios para tratar las enfermedades para las cuales están aprobados
El asalto científico global es más rápido pero, afortunadamente, como editor de «Science» percibo que la investigación también puede afrontar con este desafío
La ciencia puede ofrecer respuestas, reconoce. «Pero si la comunidad científica contribuye a construir una falsa esperanza en la lucha contra COVID-19, pero no cumple, las consecuencias para la ciencia podrían ser graves, especialmente si los políticos continúan amplificando las falsas expectativas de manera irresponsable».
Cuando se abordó la crisis del VIH y el sida, transcurrieron años de investigación muy rigurosa sobre el VIH hasta el desarrollo de fármacos. En esta ocasión, señala, «el asalto científico global es más rápido pero, afortunadamente, como editor de « Science » percibo que la investigación también puede afrontar con este desafío».
Y termina: «me preocupa que generar falsas esperanzas cause una complacencia que nos privará del tiempo necesario para encontrar una solución duradera . Y me preocupa el daño duradero si la ciencia promete demasiad o».
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