CÁNCER DE PRÓSTATA
Añadir un antiandrógeno a la radioterapia mejora la supervivencia en el cáncer de próstata
La adición de bicalutamida a la radioterapia reduce las tasas de metástasis, recurrencia bioquímica y mortalidad en pacientes sometidos a prostatectomía radical
En el año 2015, y según recogen los datos publicados recientemente por la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), se diagnosticaron en nuestro país 33.370 nuevos casos de cáncer de próstata, el tipo de tumor más común en la población masculina de todo el planeta. Un tumor que, solo ese año, fue responsable del deceso de 5.855 españoles. Y es que si bien el cáncer de próstata presenta en muchas ocasiones un crecimiento lento y supone un riesgo muy pequeño para la salud, se asocia en general a una gran mortalidad. Una razón que se explica, cuando menos parcialmente, por la elevada tasa de recurrencia –o ‘reaparición’– del tumor incluso en aquellos casos en los que la próstata ha sido extirpada en su totalidad –un procedimiento quirúrgico denominado ‘prostatectomía radical’–. De ahí la importancia de un nuevo estudio llevado a cabo por investigadores del Hospital General de Massachusetts en Boston (EE.UU.), en el que se describe una nueva combinación terapéutica capaz de incrementar, y mucho, la supervivencia de los pacientes con cáncer de próstata sometidos a cirugía.
Noticias relacionadas
Como explica William U. Shipley, director de esta investigación publicada en la revista « The New England Journal of Medicine », « la cirugía es un tratamiento muy común para los varones con cáncer de próstata localizado, pero más de un 30% de los pacientes padecerán una recurrencia de la enfermedad . Tal es así que los especialistas en oncología genitourinaria llevamos muchos años trabajando para encontrar la solución a este problema. Y ahora, nuestro estudio muestra que la adición de terapia antiandrogénica a la radioterapia que se usa comúnmente para tratar las recurrencias reduce la incidencia de metástasis y la tasa de muerte asociada al cáncer de próstata o a cualquier causa. Unos resultados que cambiarán el estándar de tratamiento de los pacientes que experimentan una recurrencia postquirúrgica».
Eficacia mejorada
El estudio fue puesto en marcha en el año 1998 con la participación de 760 pacientes que, tras haber sido sometidos a una prostatectomía radical para la eliminación de un tumor de próstata localizado, desarrollaron recurrencia bioquímica –esto es, la elevación de los niveles del antígeno prostático específico (PSA), lo que indica la posibilidad de reaparición del tumor aunque no se manifieste ningún síntoma.
Los participantes fueron seleccionados de acuerdo con un criterio totalmente aleatorio a recibir tratamiento con el fármaco ‘bicalutamida’ –el antiandrogénico de uso más común por aquellos años– o placebo durante 24 meses, siempre en combinación con radioterapia durante un periodo de 6,5 semanas.
Nuestros resultados que cambiarán el estándar de tratamiento de los pacientes que experimentan una recurrencia postquirúrgica
William Shipley
Los resultados preliminares, publicados en el año 2010, mostraron que el tratamiento con bicalutamida se asoció con una reducción tanto en la recurrencia bioquímica como en el desarrollo de metástasis –esto es, la migración y colonización por el tumor de otros órganos distintos del primero en el que se originó, en este caso la próstata–. Sin embargo, los autores consideraron que ‘aún había que esperar’. Y es que el cáncer de próstata es un tumor de muy lenta progresión, por lo que se requiere un seguimiento por un periodo de tiempo aún más amplio para poder asegurar que los pacientes se habían curado de la enfermedad .
Así, y transcurridos siete años más de estudio –para un tiempo total cercano a las dos décadas y un seguimiento promedio de más de 12 años–, los nuevos resultados destacan cómo los pacientes tratados con la combinación de radioterapia y bicalutamida presentan, frente a aquellos que recibieron únicamente radioterapia, una menor tasa de mortalidad por el tumor –un 5,8% frente a un 13,4%–, una menor incidencia de metástasis en órganos distantes –un 14,5%, por un 23% en el grupo placebo–, y una menor tasa de recurrencia bioquímica –44% frente a 68% .
Es más; la adición de terapia antiandrogénica también conllevó un incremento de la mortalidad general –76,3% frente a un 71,3% en la rama control–, explicándose este beneficio sobre todo por la reducción en la mortalidad asociada al cáncer de próstata.
Fármacos ‘más modernos’
Pero, el hecho de sumar un nuevo tratamiento a la radioterapia, ¿no conlleva un incremento notable de los efectos secundarios? Pues no. Como apuntan los autores, « no se observaron diferencias significativas en los efectos adversos a largo plazo, incluidos aquellos efectos sobre el corazón y el hígado que han sido asociados en otros estudios a las terapias que interfieren en la producción o la actividad de la testosterona ».
En definitiva, como indica William Shipley, «nuestros resultados cambiarán el estándar de tratamiento de los pacientes de cáncer de próstata sometidos a prostatectomía radical que experimentan una recurrencia postquirúrgica».
En este contexto, debe tenerse en cuenta que la bicalutamida ha sido reemplazada hace años por los agonistas de la hormona liberadora de gonadotrofina (GnRH), mucho más ‘modernos’ que los antiandrogénicos ‘tradicionales’. Unos agonistas cuyo empleo en combinación con radioterapia para el tratamiento de este tipo de pacientes se empezó a evaluar hace poco tiempo, por lo que aún habrá que esperar. Sin embargo, los autores confían en que se alcancen unos resultados muy similares.
Como concluye William Shipley, «estos estudios se iniciaron hace unos cinco años, por lo que llevará algún tiempo tener los resultados. Pero dado que ambas estrategias actúan reduciendo el suministro de testosterona al propio tumor, no hay ninguna razón para esperar que los resultados sean diferentes ».