Adelgazar, más allá de la dieta: fármacos nuevos y cirugías cada vez menos agresivas
Existen múltiples alternativas terapéuticas exitosas según el grado de sobrepeso u obesidad
El ser humano es capaz de sobrevivir semanas o incluso meses sin ingerir ningún tipo de comida. Esta increíble capacidad de supervivencia es la respuesta evolutiva a siglos y milenios de penurias donde la mayor parte de la población podía considerarse afortunada si comía una ... o dos veces al día. Pero esto es cosa del pasado. Ahora alimentarse es algo tan fácil como levantarse del sillón y tomar algo del frigorífico. Quizá demasiado. Ya que los mecanismos fisiológicos que nos han permitido sobrevivir en los tiempos más difíciles se han convertido en un problema de salud mundial llamado obesidad . Una enfermedad crónica, definida como la acumulación anormal o excesiva de grasa , que acorta y limita la esperanza de vida de quienes la sufren. Y aún hay más. Diferentes estudios han demostrado que padecer obesidad aumenta el riesgo de hospitalización y de muerte frente a la pandemia de Covid-19 .
Afortunadamente, existen múltiples alternativas terapéuticas exitosas según el grado de sobrepeso u obesidad. Desde el uso de fármacos que inhiben el hambre y potencian la sensación de saciedad hasta técnicas endoscópicas que prescinden de la cirugía. Así como tratamientos quirúrgicos capaces de modificar la anatomía del estómago e intestinos con importantes pérdidas de peso, incluso en las obesidades mórbidas más extremas.
En el mundo hay unos 1.900 millones de personas con exceso de peso de los cuales unos 680 tienen obesidad, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Las diferentes opciones de tratamiento buscan tanto reducir el peso corporal como eliminar o reducir el efecto de las comorbilidades y enfermedades derivadas de la obesidad , como la diabetes o las enfermedades cardiovasculares.
Pero ¿cómo saber si tenemos o no obesidad? El índice de Masa Corporal (IMC) es la forma más práctica de clasificar el peso. Es el resultado de dividir el peso por la talla al cuadrado. Según sus resultados, se gradúa o valora el nivel de obesidad. Así, un IMC normal es aquel que está entre 18 y 25 . Por encima de 25 se considera sobrepeso mientras que resultados superiores a 30 se clasifican como obesidad. En función del IMC y de los resultados de diferentes pruebas diagnósticas, como un examen físico general o un análisis de sangre, se determina cuál es la terapia idónea para cada paciente.
No obstante, independientemente del nivel de sobrepeso u obesidad, la base del tratamiento son siempre las modificaciones en el estilo de vida . Así lo indica el jefe de servicio de endocrinología y nutrición del Hospital Universitario Quirónsalud de Madrid, Esteban Jódar: «No se puede comprender ningún intento de controlar el peso a largo plazo sin hacer más saludable la dieta y más adecuada en calorías». De tal forma que hasta las cirugías de la obesidad están indicadas dentro de un programa global de modificación de hábitos, de dieta y ejercicio . A la hora de poner una solución a su problema, el primer paso es reconocerlo como tal. Según señala el doctor Esteban Jódar, «en caso de querer hacer algo, lo primero que se debe saber es que esto trata de hacer cambios muy a largo plazo y que a lo mejor no deben de ser excesivamente drásticos». Entre ellos, realizar ejercicio físico, que debe ser regular y algo exigente para el paciente, de forma que eleve su frecuencia cardiaca. «A partir de ahí hay que analizar qué es lo que uno come . Una sensación muy común entre la población es que no comen para lo que pesan», destaca el doctor.
Más allá de cambios en el estilo de vida, una de las principales alternativas es la terapia cardíaca. Estos son los medicamentos conocidos como saxenda (liraglutida) y semaglutide . Ambos ofrecen importantes pérdidas de peso. Concretamente, un 15% en el caso del saxenda y entre el 20 y 25% con el semaglutide. Actualmente, solo el saxenda se comercializa como un medicamento efectivo en pacientes con obesidad. Mientras que el semaglutide solo está aprobado para el tratamiento de la diabetes. Así lo afirma la doctora y secretaria general de la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (Seedo), Susana Monereo: «El semaglutide ya cuenta con los estudios y ensayos clínicos que demuestran sus buenos resultados. En unos meses se autorizará su uso en casos de obesidad ».
«Comes por ansiedad, porque estás contento, porque estás triste, por aburrimiento», explica la doctora Monereo
Tal y como asevera la doctora y jefa de la unidad de endocrinología y nutrición del Hospital Ruber Internacional, la clave de su éxito reside en su capacidad para inhibir la señal de hambre que manda el cuerpo y amplificar la de saciedad. Es decir, reequilibrarlas. Según apunta la doctora Susana Monereo este desequilibrio se remonta a los primeros pasos de la humanidad. « Nuestra especie ha sobrevivido porque está diseñada para buscar comida , eso se llama hambre. La señal de hambre es tan potente que al final casi todo lo que vives se convierte en hambre. Comes por ansiedad, comes porque estás contento, porque estás triste, por aburrimiento», explica.
Para beneficiarse de sus efectos, ambos medicamentos deben inyectarse por vía subcutánea. De forma diaria con el saxenda y una vez a la semana mediante el semaglutide. « Estos fármacos están indicados para pacientes con obesidad , con IMC por encima de 30, pero en mi opinión, en pacientes con sobrepeso también son útiles», precisa la doctora, quien explica que la duración de esta terapia dependerá de cada paciente: «Habrá quienes no lo puedan dejar nunca porque en el momento que lo hagan volverán a ganar peso. Mientras que otros, si son capaces de reeducarse y de adquirir nuevos hábitos saludables, a lo mejor no lo necesitan».
Entre la farmacoterapia y los tratamientos quirúrgicos, destacan las técnicas de endoscopia . Un método capaz de reducir el exceso de peso corporal sin necesidad de realizar cirugía . De acuerdo con el cirujano especializado en endoscopia digestiva avanzada y diagnóstica del Centro Laparoscópico Doctor Ballesta, Arnulfo Fernández-Zulueta, los tratamientos endoscópicos consisten en colocar un dispositivo o realizar un procedimiento a través de la boca con el fin de reducir la capacidad del estómago y acelerar la sensación de saciedad. Existen dos tipos de técnicas: el balón intragástrico y la endomanga o endosleeve . « Tienen como objetivo la reducción del peso corpora l y eliminar o reducir el efecto de las comorbilidades y enfermedades derivadas de la obesidad», indica el cirujano.
Entre sus ventajas, destaca que su uso no impide la aplicación posterior de la cirugía como un tratamiento secundario de escape. «Puedes hacer un cambio de dieta y colocarte un balón intragástrico y, si no funciona, recurrir a la cirugía», detalla el especialista. El balón intragástrico no es en sí una técnica nueva. Pero su calidad y seguridad sí que ha cambiado mucho en los últimos años. De forma que ahora pueden permanecer en el estómago hasta el periodo de un año . Según explica el doctor, «esto quiere decir que el paciente tiene más tiempo no solo para perder peso, sino también para cambiar su estilo de vida».
Por otro lado, la endomanga o endosleeve reduce el tamaño del estómago mediante puntos de sutura. En palabras del cirujano, reproduce una técnica quirúrgica, la manga gástrica, pero con menos riesgo. De forma que la reducción endoscópica del estómago se realiza con anestesia general y no requiere de heridas abdominales. El conocido como «método Apollo» representa la forma más avanzada de realizar este procedimiento, capaz de coser toda la pared gástrica desde el interior. Este tipo de técnicas están indicadas para pacientes con un IMC por debajo de 35 o entre 35 y 37 , pero sin comorbilidades.
Si se superan estos niveles de obesidad (se considera obesidad mórbida a partir de 40) la mejor opción es la cirugía de reducción de peso o cirugía bariátrica . Así, la cirugía se posiciona como el mejor tratamiento para el control del peso corporal. Entre las técnicas disponibles, destacan tres. Aquellas donde se actúa sobre el estómago y se disminuye su tamaño (técnicas restrictivas puras como la manga gástrica), sobre el intestino (técnicas malabsortivas) o sobre ambos órganos, las técnicas mixtas. Dentro de estas, la técnica conocida como by-pass gástrico se considera como la operación mejor y más efectiva para tratar la obesidad mórbida . En ella se secciona una parte del estómago, que se conecta directamente al intestino delgado. De esta forma, la comida salta un gran segmento del intestino delgado con el fin de disminuir la absorción calórica y de nutrientes.
«Si el 'by-pass' estándar tiene un metro cincuenta de asa alimentaria, en el de asa larga damos tres y medio en función de su IMC»
En relación con esto, el Centro Laparoscópico Doctor Ballesta (CLB) ha diseñado su propia variante de esta técnica, conocida como by-pass gástrico de asa larga. Su director es el doctor Carlos Ballesta, quien realizó la primera operación de obesidad por vía laparoscópica en España en el año 1995 . Hoy en día lleva más de 3.000 cirugías realizadas, acreditándole como referente en este campo por la Federación Internacional de Cirugía de la Obesidad y Enfermedades Metabólicas (IFSO). Según explica el director del CLB, «si el by-pass estándar tiene un metro cincuenta de asa alimentaria, en el de asa larga damos tres y medio en función de su IMC». Al atrasar dos metros más la distancia en que se unen los alimentos con la bilis se absorben menos alimentos y el paciente pierde más peso. «Pero el punto que hemos elegido es el suficiente para que el enfermo siga absorbiendo las vitaminas», indica el doctor.
En concreto, si con el by-pass normal se logra entre 83 y 85% de permanencia a los 10 años de tu peso ideal (o lo más próximo al peso ideal), con el de asa larga se alcanza el 97%. Este tipo de cirugía, pese a ser muy efectiva, no es infalible . «Hemos visto que aproximadamente un 10% reganan peso con el by-pass de asa larga. La reganancia de peso tiene solución mediante el REDO, la cirugía de revisión», explica el doctor Carlos Ballesta. Otro problema es que la efectividad de este tipo de técnicas depende mucho de la experiencia del cirujano y de su habilidad técnica. La reciente introducción de la robótica mediante el robot quirúrgico Da Vinci reduciría con el tiempo las distancias entre los cirujanos más noveles y los más experimentados. Al ofrecer diferentes ventajas como corregir el cansancio del cirujano o su pulso. «La robótica permite una rotación de 360 grados de la mano y una visión en campo profundo con un aumento 10 veces la visión del ojo humano», destaca el cirujano.
La viabilidad del ayuno intermitente
Ponerse a dieta para perder unos kilos es algo que muchos nos planteamos con la llegada de un nuevo año o de las vacaciones. El problema es elegir una que nos permita mantenernos en ese peso a largo plazo y evitar así el temido efecto rebote. Entre ellas, últimamente suena con mucha fuerza el ayuno intermitente . Aquella que, como su propio nombre indica, plantea ayunar o realizar pausas entre comidas por encima de las doce horas, o incluso a veces de dieciséis. Pero ¿qué hay de cierto en su efectividad? Respecto a esto, el jefe de servicio de endocrinología y nutrición del Hospital Universitario Quirónsalud de Madrid, Esteban Jódar, indica que «todavía tenemos muy pocas pruebas sólidas para recomendar este tipo de aproximación. Al igual que también es posible que no sea necesario como se ha dicho el hacer cinco comidas o más al día».
El endocrino recuerda que, aunque se ayune, si el número total de calorías durante el día es excesivo, probablemente no ayude a la hora de bajar de peso. Asimismo, el doctor Esteban Jódar recuerda que la dieta mediterránea tiene claramente beneficios desde el punto de vista de un menor riesgo de enfermar y una mayor longevidad. «Luego, todas las dietas que se alejen mucho de este patrón generalmente están condenadas al fracaso porque es muy difícil mantenerlas a largo plazo», explica.
Bondades y peligros del 'body' positive
Aún hoy la imagen de la mujer (y cada vez más la del hombre) está permanentemente en entredicho por la sociedad . Ante los continuos juicios sobre las medidas corporales, han surgido movimientos sociales como el “body positive” que buscan naturalizar y visibilizar todo tipo de figuras. La doctora y secretaria general de la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (Seedo), Susana Monereo, ve positivo este tipo de movimientos como forma de no estigmatizar y aceptar a todo el mundo como es. «Lo veo mucho en la consulta. Acude gente con un peso normal, pero se ven gordas y rechazadas o les gustaría estar mucho más delgadas. Hay una influencia social sobre todo estética». Sin embargo, no se debe confundir la aceptación de uno mismo con normalizar la obesidad, una enfermedad crónica que acorta y limita la calidad de vida de quienes lo sufren. «No debemos discriminar a nadie por su peso o talla, pero no hay que confundirlo con el hecho de que la obesidad es una enfermedad y que, independientemente de que esté aceptada la persona, la enfermedad hay que pelearla», remarca.
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