Qué es la enfermedad del punto blanco y cómo puede afectar a los peces de tu acuario

Hay varios tratamientos que se pueden poner en práctica para hacer desaparecer al patógeno

Peces en un acuario ABC

F. P.

Sevilla

Se trata de una de los patógenos más comunes entre los peces de acuario, un dolencia que si se ataja con rapidez no deja mayores consecuencias pero que, de no actuar correctamente puede derivar incluso en la muerte de los animales.

Hablamos de la conocida como enfermedad del punto blanco, nombre coloquial que refleja uno de los síntomas más evidentes del pez que se encuentra infectado: unas visibles marcas de color blanco por todo el cuerpo.

Este problema viene provocado por el Ichthyophthirius multifilis (Ich), un protozoo que además de este cambio en el aspecto exterior del 'huésped' también le provoca una forma nerviosa y errática de nadar, con las aletas ceñidas, y que incluso le lleva a rozarse con raíces o piedras en un intento de librarse del parásito.

Los síntomas no quedan ahí, puesto que el protozoo también hace mella en el apetito de los peces y hasta en su sistema respiratorio, por lo que no será raro verlos buscando la superficie en pos de un oxígeno añadido. Todo esto, sumado a que la 'víctima' más fácil será el ejemplar que tenga las defensas más bajas, el desenlace puede ser fatal si no se busca un remedio.

La forma de eliminarlo

El tratamiento puede llevar desde cuatro días a tres semanas en el peor de los casos. Sólo así se asegura que se ataca al patógeno durante la etapa de la propagación.

Hay que emprender diversas acciones. La primera es elevar la temperatura del agua a 27-30 grados con la intención de acelerar el ciclo vital del parásito. Lógicamente habrá que averiguar si las especies marinas que habitan el acuario resistirían ese incremento térmico. Aún así, lo recomendable es subir un grado cada dos horas, para que el cambio sea progresivo, y dar un aporte extra de oxígeno parejo al calentamiento del agua. En 24 horas deberían desaparecer los puntos blancos en el cuerpo.

Por otra parte, hay que renovar cómo mínimo el 30 por ciento el agua del tanque (siempre en la misma temperatura de la que está en el acuario) y aspirar el fondo a conciencia. Esto se debe a que el protozoo no sólo se encuentra adherido a los peces, sino que también se instala en el suelo.

De hecho, el contagio se produce de la siguiente manera: el protozoo se suelta del pez cuando madura y cae al fondo creándose un trofonte, un quiste que permite su multiplicación por cientos. En el momento en que están listos, el trofonte se abre y los nuevos Ich nadan con rapidez en busca de un nuevo huésped. El ciclo puede ser interminable. Al elevar la temperatura del agua, la maduración se da con mayor celeridad.

Una vez realizada la termoterapia, y observando que los puntos blancos se han desprendido, se puede pasar a los medicamentos, como la formalina, el verde malaquita, el mercurocromo, el azul de metileno...

Aunque también puede ser una solución la sal marina para acuarios -de nuevo si las especies que lo habitan la toleran-, por un doble motivo: que el Ich sólo se reproduce en agua dulce y que los peces crean una especie de mucosa protectora cuando nadan en agua salada. Eso sí, es fundamental que sea una sal específica, y nunca yodada ni de mesa.

La prevención, el mejor escudo

La mejor manera de evitar el punto blanco es 'impidiendo' la entrada al acuario del Ich.

Por ejemplo, se debe hacer cuarentena de nuevos peces antes de introducirlos en el acuario general. Habría que buscar un tanque alternativo en el que dejar al animal durante un par de semanas. El agua de ese recipiente paralelo debe llegar a los 25º.

Hay que huir de los elementos decorativos o vegetales que provengan de otros acuarios, por muy regalo que sean, si no se someten a una desinfección previa.

Y, tal y cómo deslizábamos antes, no hay que dar lugar a que nuestros peces tengan las defensas bajas por una mala alimentación o por un agua de calidad cuestionable, ya sea por haberla sometido a cambios bruscos de temperatura, PH, o nivel de amoniaco.

En cualquier caso, si no se tiene mucha experiencia en el asunto, siempre será mejor acudir a un acuariófilo o un ictiopatólogo para no errar en la forma de proceder ante el molesto punto blanco.

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