Rocío de luz
Una «peregrinación del corazón» hasta la Virgen del Rocío
La Parroquia de la Asunción de Almonte acoge una Misa Pontifical íntima y muy emotiva tras la que abre sus puertas para que los devotos puedan unirse a la Blanca Paloma tanto el Domingo como el Lunes de Pentecostés. A las 20:30 horas se celebrará la primera eucaristía abierta desde que sobrevino la pandemia
Sólo unas pocas personas y mucha emoción contenida que se ha desbordado en el momento final de los vivas a la Blanca Paloma . La Misa Pontifical , esa multitudinaria reunión de corazones que celebran en comunión cada año su fe rociera en el Real del Rocío , se ha tornado en este, el año de la pandemia, el año de la desazón, de las citas robadas, en una ceremonia intimista cargada de una electricidad tal que ha traspasado los muros de la Asunción para llegar a todos y cada uno de los hogares de los rocieros.
Una solemnidad que, paradójicamente, a pesar de la tristeza y la nostalgia que invade al mundo rociero, se ha sentido quizás más auténtica que nunca, más cercana a la fe y menos a la escenografía , con más sentido de renovación, de acción de gracias y de petición por todos aquellos que en los últimos meses han sido víctimas del zarpazo de la enfermedad que lo ha puesto todo patas arriba, que ha alterado el orden del mundo para hacerlo, simplemente, diferente, como diferente ha sido hoy la Pontifical de Pentecostés oficiada por el obispo de Huelva, José Vilaplana , en cuyo rostro, siempre tan sereno, se reflejaban los sentimientos encontrados que todos los presentes estaban viviendo.
El Coro de la Hermandad Matriz de Almonte adelantaba ya lo que sería la tónica general de la celebración entonando al borde de las lágrimas «Volveré», esa promesa de retorno eterno a las plantas de la Blanca Paloma por Pentecostés con la que comenzaba la misa, concelebrada por el párroco de Almonte, Francisco Jesús Martín Sirgo , el vicario parroquial, José Antonio Calvo Millán y otros sacerdotes. En la penumbra de las naves de la Asunción, muy pocas personas: la alcaldesa de Almonte y la Junta de Gobierno de la Matriz, algunas autoridades civiles y militares, representantes de las hermandades de Penitencia de Almonte, una pareja de tamborileros y el coro, además de algunos medios de comunicación.
Y fuera, en la plaza y en las calles silenciosas que en otras circunstancias serían un hervidero de fieles, las cigüeñas, en una peregrinación sin final desde el campanario a la cruz de la catedral efímera , como si guardasen al Niño como guardan en los cuentos a todos los niños del mundo hasta que son entregados a sus madres; y cientos de golondrina s, que desde que vino la Virgen a su pueblo parecen haberse trasladado con Ella desde la aldea, donde acostumbran a tener su morada en los voladizos de las casas y en las molduras del Santuario.
Sin dejar ni un segundo de lado la prudencia, todos los presentes han permanecido estrictamente separados por la distancia de seguridad y con mascarilla , en una imagen más propia de aquellos tiempos en los que las pestes asolaban las poblaciones, aquellos en los que, como recordaba el obispo, se traía a la Virgen a Almonte para que intercediera por sus hijos. «Este año ha querido quedarse providencialmente, ha querido adelantarse…», señalaba Vilaplana en su homilía , una llamada a vivir «una peregrinación del corazón» en la que han faltado todos esos aderezos acostumbrados –las comidas con amigos y familiares, los caminos…-, pero en la que se está imponiendo un Rocío espiritual , en el que «hemos podido rezar, añorar, entrando más en nuestro interior» donde «está siempre la Virgen mostrándonos a su Hijo, Luz del mundo, Camino, Verdad y Vida».
En la renovación del corazón, magullado en estos momentos por tanto dolor e incertidumbre, ha puesto Vilaplana el objetivo de este Rocío de Luz : en un corazón «agradecido» porque «sabe que la vida es un regalo»; un «corazón solidario, que se deja conmover por los que sufren y sabe ayudar a los desvalidos», más en estos tiempos de pandemia, en los que se han multiplicado, como ha señalado el máximo representante de la Iglesia Católica en la provincia de Huelva, los gestos de solidaridad; un «corazón creyente, que confía en Dios y edifica su vida sobre roca».
Muy emotiva la renovación del voto de las filiales y también las peticiones, con nuevas referencias a todos los que han padecido y padecen la Covid-19 , a sus familias, a los que tanto han trabajado para combatirla y siguen luchando para que salgamos de esta pero también a todas las personas que han fallecido en la más cruel de las soledades a causa de la pandemia, y cómo no, por los responsables públicos y políticos, «para que sepan encontrar el bien común».
Sensación de irrealidad, de nuevo, en el momento de la paz , que se ha transmitido con la mirada a falta de poder establecer contacto personal alguno, y en la comunión, que ha sido dispensada por los sacerdotes en la mano a unos asistentes a los que se ha liberado de dar la respuesta que se acostumbra cuando se recibe el Cuerpo de Cristo.
Toda la emoción, todo el dolor, toda la pena, toda la gratitud y la nostalgia que durante una hora se han ido acumulando en los presentes, se ha desbordado en un sincero aplauso de agradecimiento a Su Santidad el Papa Francisco , que ha enviado un mensaje a todos los rocieros en el que los ha animado a «seguir caminando hacia Dios entre las marismas de la vida», estrechando así con un nuevo lazo el vínculo que la Santa Sede tiene con la devoción rociera desde que hace más de 25 años San Juan Pablo II invitara al mundo entero a ser rociero. En el mensaje, leído con visible sentimiento por el párroco de Almonte, Francisco Jesús Martín Sirgo, el Papa ratifica la decisión de prorrogar el Año Jubi lar hasta el final de la pandemia.
Con la bellísima Salve entonada por el Coro de la Matriz y unos vivas rotos de emoción que han resonado en todos los rincones de Almonte, ha culminado el culto central de Pentecostés, tras el que se han abierto las puertas, como un regalo propio del día de fiesta en el que está inmersa la fe rociera, para que todos los devotos que quieran – hoy hasta las 20 horas y mañana lunes desde las siete de la mañana hasta las ocho de la tarde-, visiten a la Blanca Paloma, que luce impresionante en el altar dispuesto para este Pentecostés del alma.
Primera misa abierta, concierto de Ainhoa Arteta y Rosario de Hermandades
Cuando terminen las visitas a la Virgen del Rocío en la Parroquia de la Asunción, a las 20:30 horas, se celebrará la primera eucaristía abierta al público desde que la crisis sanitaria obligó a cerrar el templo y a emitir los cultos por las redes sociales y la televisión local de Almonte. Este hecho, una sorpresa que había sido celosamente guardada por la Hermandad Matriz, es un regalo para todos los devotos y un soplo de normalidad para una devoción que tan alterada se ha visto por los acontecimientos vinculados a la pandemia.
Y después de la Salve comenzará el concierto «Notas de Luz», de Ainhoa Arteta , que será emitido por el canal de Youtube de la Hermandad Matriz de Almonte a partir de las 23 horas, un evento de música sacra y silencios muy especial que precederá el último acto religioso de Pentecostés, el Rosario de Hermandades , que pese a la distancia que este año separa a las filiales de la Matriz, podrá ser también celebrado en comunión de una forma diferente.
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