El Rocío 2022
Las hermandades del Rocío vuelven a Sevilla con altas temperaturas
El calor propició grandes retrasos de las corporaciones en la ciudad
La romería del Rocío ha terminado. Las cinco hermandades de Sevilla concluyeron sus respectivos caminos con la entrada triunfal en la ciudad. Las altas temperaturas fueron muy protagonistas en esta jornada, más de cuarenta grados, lo que propició un retraso importante de las filiales de los mayores que se recuerdan al menos en los últimos años.
Muchos sevillanos preguntaban durante toda la tarde la situación de cada hermandad. La única herramienta era la aplicación del 'Plan Romero', donde cada carreta disponía de un GPS para ver la hora y el lugar de paso en cada momento.
Más de dos horas incluso hubo de retraso en algunas hermandades con respecto al horario oficial, como ocurrió con la Macarena por ejemplo, que llegó al Cachorro a la hora que debió hacerlo Triana.
Tal era el calor que el Rocío del Cerro del Águila no sesteo en el campo de la Feria y sí lo hizo en el interior del cuartel de Tablada. A las seis de la tarde era la hora prevista, pero aguantaron una hora más para caminar hasta su barrio. Salió por el lateral del recinto, sin pasar por Juan Pablo II y acceder por la rotonda más cercana al puente de las Delicias. Ritmo alto, parando para que los bueyes y peregrinos fuesen descansando, mientras el tráfico no era cortado en su totalidad por ser hora punta. Cruzó el parque de María Luisa, hizo el recorrido de la ida pero a la inversa. Poco público hasta la llegada al Cerro, donde fue una auténtica fiesta. Entró la primera y el domingo la feligresía volverá a disfrutar de un Corpus extraordinario, previo a lo que está por venir en septiembre con la Virgen de los Dolores.
A la misma vez entraba en la ciudad la Macarena y Sevilla, pero por sitios diferentes, una por el Cachorro y la otra por Blas Infante. Justo delante del mural enorme del cartel de la Semana Santa de 2022 los boyeros de la Macarena cambiaban los frontiles. Eran las ocho y media de la tarde pasadas. Mucho público, mezclado con la gente que aguardaba también la llegada de Triana. Visitó la basílica del Cristo de la Expiración al no hacerlo en la ida por ganar tiempo y pasar delante de Triana. Caía el sol y cruzaba el Guadalquivir por segunda vez y adentrarse en el centro. Una obra hizo modificar parte del recorrido de vuelta en la calle Feria. A las doce y media entró el simpecado en San Gil.
El sol se escondía por Huelva, al horizonte la carreta de Sevilla encendida por República Argentina, el resto de carretas ya no estaban porque se quedan en Blas Infante, los que aún permanecían en las oficinas paraban un momento para ver al simpecado que será restaurado en breve. Caballería, cante y alegría y rostros de mucho cansancio. El coro entonaba una canción para felicitar el cumpleaños de un miembro de junta. Por San Telmo una luz única, la que ofrece la ciudad en los días más largos del año. Una vez en el casco antiguo la hermandad fue a un ritmo mayor con el fin de recuperar el tiempo perdido.
En extramuros había otra fiesta, en el Tiro de Línea , que recibía a Sevilla Sur prácticamente con la última luz del día. Quizás la hermandad que más cumplió el horario previsto. Alcanzó el puente de las Delicias minutos después de hacerlo el Cerro, se adentró en el parque para llegar a Felipe II y adentrarse en casa. El momento más emotivo en la parroquia de Santa Genoveva. Sevillanas, vivas, la salve, lágrimas de emoción en un instante que solo un vecino del barrio sabe lo que significa. El Cautivo, la Virgen de las Mercedes y la Virgen del Rocío, los tres puntales del Tiro de Línea.
Pasadas las once de la noche Triana hacía su entrada, una hermandad que ha tenido un camino muy duro, de los peores de los últimos años por varias circunstancias. Desde antes de las ocho de la tarde las calles por las que tenía que transitar la carreta de plata estaban llenas. Bastante tiempo de espera, pero como Triana es así, todo el mundo aguantó para ver y acompañar al simpecado. Las carretas esta vez se despedían en el Cachorro y no en San Jacinto. Todo era una mezcla de felicidad por el deber cumplido y de mucho cansancio en los rostros de los peregrinos. «Este año ha sido muy duro, estamos reventados, pero ha merecido la pena», era el comentario de algunos hermanos situados alrededor de la carreta. Por eso, para levantar el ánimo comenzaba el cante y el baile, Triana comenzó a ser una fiesta. Los vecinos se reunían durante la tarde en las calles, instalaban sus mesas y bailaban para esperar al simpecado, mantones de manila por todos los balcones y las hermandades del Cachorro, la O y la Estrella esperaron lo que hiciera falta. Triana, hermandad puntera del Rocío, cerró la romería en Sevilla, la más esperadas de todas. Ahora, todas las corporaciones están donde tienen que estar y son foco de devoción, en sus feligresías.
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