Rocío 2021
Almonte renueva su fe ante la Virgen del Rocío en una pontifical sobrecogedora
El obispo de Huelva, Santiago Gómez Sierra, se estrena en la misa de Pentecostés y pide a los rocieros que tengan «un Simpecado en el alma»
![Junta de Gobierno de la Hermandad Matriz de Almonte, alcaldesa de Almonte, Obispo y párrocos de Almonte](https://s1.abcstatics.com/media/rocio/2021/05/23/s/Matriz-pontifical-almonte-U64134113688jOc-1248x698@abc.jpg)
Puntual a su cita hacía su entrada la comitiva formada por el obispo de Huelva, Santiago Gómez Sierra, y por los sacerdotes –entre ellos, el párroco de la Asunción, Francisco Jesús Martín Sirgo y el vicario parroquial, José Antonio Calvo Millán-, que habrían de oficiar la segunda misa de Pentecostés que se celebra en Almonte , en lugar de en El Rocío, a causa de la pandemia.
Dentro, esperaban los asistentes a la Pontifical en un templo con el aforo limitado, que ha dado prioridad a los mayores, lejos de aquellos planes iniciales que hacían soñar con una celebración al aire libre, en El Chaparral, pero también muy distinta a la misa del año pasado, a la que sólo pudieron asistir los miembros de la Junta de Gobierno de la Matriz y las autoridades , a puerta cerrada.
El ambiente hoy ha sido, de hecho, diametralmente opuesto a aquella contrición que imperaba en el Rocío de 2020. Los cohetes rompían desde bien temprano el silencio de Almonte, cubierto por un radiante cielo azul, y en la torre de la Asunción repicaban las campanas con energía anunciando el que es sin duda el culto más importante de cuantos se celebran con motivo de Pentecostés, y que ha tenido un prólogo muy destacado en la Novena a la Virgen.
Sin embargo, el pellizquito en las entrañas de los presentes se convertía pronto en lágrimas indisimuladas con los primeros acordes de «No pienses», una plegaria absolutamente conmovedora con la que ya se deslizaba – «Madre, dile a tus hijos por qué al Rocío no has vuelto»-, la primera referencia a la pandemia, una circunstancia que ha marcado no sólo la organización de la misa, sino también los discursos y la homilía del obispo de Huelva, que por cierto se estrenaba hoy en esta Pontifical.
La otra cara de la moneda la han representado los sacerdotes que durante seis años han venido prestando su servicio en Almonte, El Rocío y Matalascañas . Francisco Jesús Martín Sirgo y José Antonio Calvo se despedían hoy de esta celebración para afrontar sus próximos destinos en la Diócesis, y la emoción se vislumbraba en sus rostros a pesar del parapeto de la mascarilla. Mención especial para el vicario parroquial, que ha cantado la eucaristía de forma magistral, algo a lo que tiene acostumbrados a los almonteños que la mayoría de las tardes han podido disfrutar de su voz de tenor cantando la Salve.
En el presbiterio, la Virgen refulgía con su traje de Pentecostés, rodeada de centros florales de color rosado y cestas enviadas por las filiales, toda luz y esperanza contemplando a sus hijos que, con gran emoción, han vivido esta eucaristía en la que se ha recordado a los que ya no están, especialmente a los que han partido a causa de la Covid, pero también a quienes padecen la calamidad de la guerra o el drama de la inmigración.
«No podemos quedar al margen y permanecer insensibles ante los graves problemas de un desequilibrio ecológico o ante las amenazas de la paz social o ante los atropellos de los derechos fundamentales de tantas personas, especialmente de los más pobres y de los inmigrantes», ha advertido Gómez Sierra en su homilía, en la que ha «urgido a trabajar a favor de la fraternidad» y ha recordado cuál es el verdadero espíritu del camino del hombre haciendo referencia a la letra de una sevillana que recuerda que «La Virgen quiere que tengas un Simpecado en el alma».
Momento destacado también la interpretación de la sevillana «Manuela», en la que Senderos retrata de forma emotiva la relación de las mujeres almonteñas con su Patrona , a la que es habitual que visiten antes de comenzar las tareas de la jornada cuando la Virgen está en el pueblo; la protestación de fe, con la que la Matriz y las filiales se reafirman en su devoción eterna a la Blanca Paloma y el estruendo de cohetes y campanas que ha precedido a la Comunión , cantada por Senderos con un popurrí de sus sevillanas más señeras.
Ni la Salve ni los vivas emocionados del presidente de la Matriz, ni el canto de salida - «El Rocío no acaba»-, han movido de sus asientos a los asistentes a la Pontifical. Ni a los de dentro ni los que estoicamente han asistido a la ceremonia de pie desde la puerta, bajo la atenta mirada de las fuerzas de seguridad que integran el dispositivo desplegado para este Pentecostés. Han querido apurar hasta el último instante contemplando a su Señora en el día más especial del año. El Rocío no acaba, no. Seguirá celebrándose en Almonte o en el Rocío, ya se verá, aunque en este Rocío de Esperanza todos los corazones estén puestos ya en las arenas de la aldea y en el azul de la marisma.