El Rocío 2019

Un adiós que se siente como un hasta luego

Las hermandades y los romeros que acuden a la aldea a título individual emprendieron el regreso nada más terminar la procesión

Los romeros recogen sus enseres y emprenden el regreso a casa Raúl Doblado

M.A. J. / M. H.

La aldea almonteña comenzaba su desalojo en la misma mañana de ayer. De hecho, muchos romeros emprendían el camino de vuelta cuando aún la Virgen del Rocío se encontraba por las calles de la aldea, puesto que es costumbre que algunas hermandaes afronten el regreso una vez que la Blanca Paloma ha visitado a su Simpecado.

Así, finalizada la procesión, los vehículos volvían a tener permiso para transitar y aparcar en calles y callejones y se iniciaba el trasiego de peregrinos afanándose por recoger los pocos enseres con los que han pasado la romería, cargarlos en los vehículos e ir abandonando la aldea mientras otros, los más afortunados, disfrutaban de una jornada que se emplea habitualmente en descansar tras una larga noche de procesión y en compartir con familiares y amigos un almuerzo tranquilo.

Durante todo el día, los coches convivían aún con algunos carros y caballos y se cruzaban con hermandades que afrontaban su despedida del mismo modo que habían llegado ala aldea unas pocas jornadas atrás: con el sonido de la flauta y el tamboril y el estruendo de los cohetes , esta vez con un punto de nostalgia, y en muchos casos con la carreta del Simpecado embalada y a bordo de un remolque. En cualquier caso, no son pocos los que en previsión de la Venida de la Virgen a Almonte que ha de celebrarse en tan sólo dos meses, han dejado reservado alojamiento e incluso han decidido dejar en la aldea parte de sus enseres.

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