El Cerro del Águila se vuelca con la hermandad del Rocío en un día grande para el barrio

La pintura de la Virgen del Rocío en el simpecado del Cerro del Águila levantaba las emociones de los vecinos de este histórico barrio de la ciudad, el cual ha madrugado para acompañar a los romeros en la parroquia de Nuestra Señora de los Dolores. Casi cuatro décadas contemplan a estos peregrinos que comenzaron a ir ante la Blanca Paloma a finales de los setenta y principios de los ochenta.

En la actualidad, ven cómo su hermandad ha crecido y arrastra a un barrio entregado a sus devociones como son la Virgen de los Dolores, la del Rocío, el Nazareno de la Humildad y el Cristo del Desamparo y Abandono. Con velocidad tal y como ha sucedido con el resto de corporaciones, la carreta ha atravesado la Ronda del Tamarguillo para buscar el colegio del antiguo Matadero donde los más pequeños han rezado al simpecado antes de continuar por Ramón y Cajal.

Entre los frondosos árboles de la calle Alcalde Juan Fernández, la comitiva ha buscado la zona de la avenida de la Palmera, Eritaña y el puente de las Delicias, por donde ha abandonado la ciudad por el campo de la Feria, siendo la última hermandad en abandonar la ciudad en dirección hacia el Aljarafe.

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Los peregrinos han cantado constantemente evocando momentos que se van a vivir a lo largo del camino hasta la presentación del sábado ante la hermandad Matriz, preludio de la misa de Pentecostés y la salida de la Virgen del Rocío, el punto culminante de una romería que comenzaba entre los naranjos del barrio del Cerro del Águila, junto a las rejas de la parroquia de la Virgen de los Dolores y con las familias rezando ante el simpecado cerreño.