La tortuga septuagenaria que caminó 10 kilómetros en busca de una hembra
El veterano Freddie huyó de su hogar y apareció 24 horas después en las proximidades del zoológico
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"No hay montaña lo bastante alta, ni valle lo suficientemente profundo, ni río lo suficientemente ancho, que me impida llegar hasta ti". Así de claro lo dice la letra de 'Ain't No Mountain High Enough', una canción escrita por Ashford & Simpson que Marvin Gaye y Tammi Terrell convirtieron en himno en 1967. Tal vez la pegadiza melodía resonase en los oídos de Freddie mientras caminaba, a paso lento pero seguro, hacia el zoológico de Jersey. Un viaje de casi 10 kilómetros que le llevó 24 horas... porque conviene aclarar que Freddie es una tortuga.
En el blog Tort-Time encontramos el relato de la gran aventura de este simpático animal, que supera los 70 años de edad . Hace un par de semanas desapareció de casa. Sus dueños, los Stanton, tienen a Freddie por mascota desde hace muchísimo tiempo; y pasaron varios días de enorme preocupación. Activaron todos los recursos a su alcance para localizarle y devolverle a su hogar en Saint Mary, donde es considerado un miembro más de la familia. Finalmente, el abuelo con caparazón apareció en un refugio de tortugas de la zona.
¿Cómo llegó allí? Esto es lo verdaderamente asombroso. Freddie fue llevado al refugio por un hombre que lo había encontrado en los alrededores del zoo de Jersey, aproximadamente 24 horas después de que su familia advirtiese su desaparición. Nadie puede saber a ciencia cierta si es o no casualidad, pero la tortuga emprendió su viaje precisamente cuando una hembra de su misma especie acababa de llegar al zoológico. ¿Es posible que intentase dar con ella para tener una cita?
Desde luego, Freddie realizó un esfuerzo más que considerable. Casi 10 kilómetros separan el domicilio de sus dueños y el punto en que fue encontrado. Teniendo en cuenta que apareció un día después de su fuga, el septuagenario animal habría viajado a una velocidad media de algo más de 400 metros por hora. Quizá algo más, porque ignoramos por completo qué ruta siguió hasta presentarse a las puertas del zoológico. Desafortunadamente, allí no llegó a tener oportunidad de cruzarse con la hembra, llamada Astrid.
No es la primera vez que esta tortuga da un disgusto a sus propietarios con una desaparición repentina. De hecho, esto ha sido una anécdota al lado de su evasión más sonada . En cierta ocasión llegó a ausentarse durante más de un año; y cuando reapareció, los Stanton decidieron pintar su dirección en su concha. Con el tiempo la inscripción ha desaparecido, pero los restos de pintura blanca han facilitado la identificación de Freddie cuando los dueños visitaron el refugio en busca de su amada mascota.
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