«Lo perdí por dos minutos»: un pasajero cuenta cómo se salvó del accidente de avión de Etiopía

El griego Antonis Mavropoulos ha compartido su tarjeta de embarque junto a un emotivo texto viral

Tarjeta de embarque del vuelo Antonis Mavropoulos / Facebook

ABC

«Lo perdí por dos minutos. Cuando llegué, la puerta de embarque se acababa de cerrar y vi a los últimos pasajeros en el túnel entrando en el avión . Grité para que me dejaran entrar, pero no me lo permitieron».

Así comienza el testimonio que el griego Antonis Mavropoulos ha compartido en su perfil de Facebook. Tenía billete para el vuelo 302 de 'Ethiopian Airlines' que se estrelló el pasado domingo y en el que murieron 157 personas, dos de ellas españolas . Él pudo ser la número 158.

«Perdí el vuelo porque no había facturado maleta (de lo contrario, me hubieran esperado unos 10-15 minutos o más)», explica. Mavropoulos viajaba a Nairobi a una conferencia ambiental haciendo escala en Addis Abeba.

«El personal del aeropuerto me reservó una plaza en el siguiente vuelo, que salía a las 11:20. Se disculpó por las molestias y me llevó a un salón para las tres horas de espera».

«A las 10:50, cuando iba a embarcar, dos guardias de seguridad me informaron de que, por razones de seguridad, no me permitían abordar . Protesté intensamente y me llevaron a su superior, que amablemente me dijo que no protestara y que debía estar agradecido a Dios porque era el único pasajero que no abordó en el vuelo 302, que estaba desaparecido».

Mavropoulos afirma que comnezó a buscar información sobre vuelos en Internet. «Amigos de Nairobi me informaron que, 30 minutos después de la hora prevista, el avión no había aterrizado».

Un SMS de un amigo cercano fue el que le confirmó que el vuelo se estrelló poco después de despegar. «Me di cuenta de que tenía que contactar de inmediato con mi familia para decirles que no estaba en ese vuelo. Cuando hice ese pensamiento colapsé; me di cuenta de que tenía suerte de estar en pie».

«Estoy publicando esto porque quiero decirles a todos que los hilos invisibles de la suerte, las circunstancias no planificadas, tejen la red en la que está atrapada nuestra vida», concluye el hombre, que añade una frase al final de su texto:

« Tal vez no sea demasiado viejo para el rock and roll, y demasiado joven para morir ».

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