El vídeo que demuestra que hasta los perros brasileños son mejores que tú jugando al fútbol

Desde Neymar , hasta Ronaldo (el que tenía unos «kilitos» de más, no el portugués). Si algo nos ha demostrado la historia del fútbol, es que los jugadores brasileños tienen algo especial que les hace, en muchos casos, superiores al resto. Sin embargo, un vídeo que acaba de ser subido a Facebook hace tan solo una jornada ha demostrado que este «toque» no lo tienen únicamente los humanos, sino también los animales.

Tal y como afirman varios medios internacionales como « RPP Noticias », el corto fue subido a Facebook el pasado día 3 de febrero bajo el título « Altinha With Scotch And Friends » por el usuario «S. Saint», quien ya ha recibido sus réditos en forma de 20 millones de visitas. Tampoco se ha quedado corto en lo referente a «Likes» y comentarios (pues ha logrado cosechar la friolera de más de 200.000). Sin duda, todo un éxito para un perro.

Pero... ¿Qué es lo que se puede ver en este clip? Concretamente, en él podemos apreciar una divertida escena en la que un grupo de amigos juega a dar toques a un balón -sin que este caiga al suelo- en una playa de Brasil. Una práctica que es conocida como « Altinha » y que es sumamente popular en Río de Janeiro. Hasta aquí, la actividad es perfectamente normal. Sin embargo, en el corto hay un curioso invitado que, seguro, te dejará con la boca abierta.

Este no es otro que Scotch , un pastor australiano que -lejos de dedicar su tiempo a otras actividades caninas como recoger palos- es capaz de dar un toque al balón con el hocico haciendo casi una voltereta en el aire. Y todo ello, sin que la bola caiga al suelo. Durante los cuatro minutos que dura el vídeo, se puede apreciar como nuestro protagonista salta en varias ocasiones haciendo una graciosa pirueta para que el juego continúe.

Como se puede leer en multitud de mensajes publicados en Facebook , no son pocos los futbolistas europeos que podrían fijarse en Scotch para aprender un par de trucos. El resto de los mortales, por desgracia, tenemos que asumir lo inevitable: que hasta los perros brasileños son mejores que nosotros al fútbol.