El enigma de los japoneses que se «evaporan» de la Tierra sin dejar rastro
Cada año, 100.000 nipones abandonan sus hogares para no volver jamás. Lo hacen por la vergüenza de haber perdido su trabajo o por atesorar deudas. Luego , «reviven» en otros lugares. Sin responsabilidades ni cargas económicas

Unas 100.000 . Ese es el número de personas que, cada año desde mediados de 1990, han desaparecido en Japón sin dejar rastro. Individuos que se esfuman de la faz de la Tierra. Como si nunca hubieran existido. ¿Qué es de ellos? ¿Dónde van a parar? Al parecer, y según afirma en su página web la versión digital del diario « New York Post », su marcha no tiene nada que ver con extraterrestres ni con fuerzas ocultas , sino con su necesidad de abandonar sus responsabilidades económicas y sus deudas. Sucede desde la IIGM, cuando la vergüenza les venció tras ser derrotados.
Ese fue el caso, por ejemplo, de un maestro de artes marciales japonés llamado Ichiro . Tanto él como su esposa Tomoko vivían felices entre flores de cerezo en una bella ciudad a las afueras de Tokio . Su vida, ya de por sí dichosa, terminó de redondearse cuando nació su primer hijo, Tim. Pero fue entonces cuando cometieron el error de pedir un préstamo para abrir un restaurante. Fue un gran error. La crisis acabó con ellos. ¿Qué hicieron? Viendo que iban a perder todo, se limitaron a vender cuanto podían atesorar, empaquetaron aquello que podía servirles, y salieron por piernas. Desaparecieron.
«La gente es cobarde. Todos quieren tirar la toalla un día, desaparecer y reaparecer en algún lugar que nadie conoce. Nunca imaginé que huir fuera a ser un fin en sí mismo... Sabes, una desaparición es algo que nunca puedes olvidar. Huir es una vía rápida hacia la muerte», explica Ichiro hoy al «New York Post». Sin embargo, este antiguo profesor no es el único. De hecho, se estima que aproximadamente 100.000 personas desaparecen cada año sin dejar rastro. Lo hacen tras perder el trabajo , tras divorciarse , tras suspender un examen de suma importancia, o tras no poder evitar una deuda sumamente grande.
Sin embargo, ahora estas personas « evaporadas » han vuelto a reaparecer (o al menos son recordadas) gracias al reportaje « El desaparecido: la gente evaporada de Japón en historias y fotografías ». Ideado por la periodista francesa Léna Mauger , el proyecto comenzó en 2008, cuando la reportera se enteró de cómo los japoneses se esfumaban. A partir de ese momento dedicó cinco años a estudiar el fenómeno junto a su colega Stéphane Remael . «Era un tema tabú. Algo de lo que realmente no se podía hablar. Pero es una forma de sobrevivir para ellos», determina Mauger al diario británico.
En este lustro, Mauger ha recuperado muchas vidas que residen en Sanya , una barriada de Tokio controlada por la mafia Yakuza . Uno de ellos es Norihiro . Drástico, un día, al no poder dar dinero a su familia y ver que pasaban hambre, se limitó a coger el tren y marcharse. Hoy en día vive bajo un nombre falso, en una habitación sin ventanas que cierra con candado día tras día. Bebe y fuma demasiado, y ha decidido vivir el resto de sus días practicando esta forma masoquista de penitencia. Ahora tiene 50 años. Lleva 10 desaparecido.
El caso de Yuichi tampoco tiene desperdicio. Es un antiguo trabajador de la construcción que desapareció a mediados de los años 90. Hasta entonces había cuidado de su madre enferma con un sueldo miserables. Así, hasta que se quedó en bancarrota. «No podía soportar el fracaso. Mi madre me lo había dado todo, pero yo era incapaz de cuidar de ella», afirma. Por ello, alquiló la habitación de un hotel. Dejó allí a su madre, y se marchó para no volver jamás.
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