Facebook

El emotivo acto de bondad que demuestra que (toda) la humanidad no es aborrecible

Un hindú y una figura misteriosa protagonizaron un suceso en 2013 que ha vuelto a hacerse viral y ha conmovido a miles de usuarios

La cuenta que ha demostrado que todavía hay gente bondadosa Facebook

ABC.ES

Guerras, hambre, matanzas... Está claro que, si volvemos la cabeza hacia la historia, podremos «disfrutar» de cientos de años en los que la humanidad ha demostrado ser sumamente mezquina . Sin embargo, y entre las situaciones desesperantes que vivimos a diario, de vez en cuando también sale a la luz un acto que, por si solo, es capaz de demostrar que los seres humanos también estamos «programados» para ser bondadosos . En este caso, este ha venido de la mano de un usuario de Facebook que ha logrado conmover a miles de usuarios de las redes sociales .

Nuestro protagonista es Akhilesh Kumar , un ingeniero de la India que acudió como cada día al restaurante del hotel Sabrina (en el estado de Kerala) para dar buena cuenta de su almuerzo. La jornada parecía normal para él hasta que se percató de que, frente al lugar, había dos niños pobres y hambrientos. Conmovido por lo sucedido, decidió invitarles a comer al establecimiento, ubicado en Dubai. Curiosamente, el hecho se sucedió el pasado 2013, pero ha vuelto a ponerse de moda hace pocas jornadas después de que fuese compartido de nuevo en Facebook .

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En palabras de varios medios internacionales que se han hecho eco de la noticia (algunos como Larepública.pe ), los pequeños (naturales de Malappuram) no cupieron en sí de gozo cuando supieron que aquel día iban a comer caliente. Y es que, según se explicaba en la cuenta desde la que se ha vuelto a popularizar esta noticia, llevaban varias jornadas sin meterse nada entre pecho y espalda. Al parecer, Kumar no había comenzado todavía con su menú cuando los pequeños ya habían terminado.

Contento por haber alegrado el día a los pequeños, el ingeniero se despidió de ellos y solicitó la cuenta al camarero. Este, por su parte, le ofreció un trozo de papel en el que se podía leer: «No tenemos una máquina que pueda cobrar por la humanidad. Que las buenas cosas le acompañen». Por descontado, el hombre no tuvo que pagar aquel día , alguien lo había hecho por él. En su momento, varios medios de comunicación trataron de contactar con el restaurante, pero no se logró saber lo sucedido. Hoy, sigue siendo un misterio quien pagó aquella cuenta.

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