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El adiós de Íker, un enfrentamiento hasta el final

El Madrid quería hacer un acto público en el Bernabéu con todos sus trofeos. Casillas no quiso. Solución: una declaración sin nadie, solo

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tomás gonzález-martín

El Real Madrid propuso a Casillas realizar un acto público en el Bernabéu con discursos del presidente y del jugador, y con todos sus trofeos en el palco. Íker se negó. Quería hacer una rueda de prensa en Valdebebas solo con sus compañeros presentes. El desencuentro ha perdurado hasta el final. Ante esta situación, el portero optó por llevar a cabo una declaración en solitario, austera, sin nadie, sin trofeos, solo. Todo es una pena. Ha sido el colofón del enfrentamiento absoluto entre el futbolista y el Real Madrid.

Un antagonismo personal que se ha trasladado a la negociación económica de su adiós hasta límites insospechados. Íker no perdonó ni un euro, como está en su derecho, y el Real Madrid corre con la mayor parte de su ficha para militar en el club portugués, pues abonará ocho millones netos, más los impuestos, de los trece que el portero madrileño debe cobrar en dos años. Aunque juegue en otro club, el guardameta recibirá mucho más dinero de la casa blanca que de la entidad presidida por Nuno Pinto da Costa. Pero todo queda oscurecido por el encono en las relaciones entre el cancerbero y su club de los últimos veinticinco años.

El jugador está resentido con el Real Madrid. Piensa que se le dejó solo cuando Mourinho le sentó en el banquillo. El problema es que el entrenador también formaba parte del club y es el que manda en el equipo. Su suplencia continuó en la primera campaña de Ancelotti. Se alimentó de esta forma un desencuentro que en verdad nació hace once años, cuando Íker manifestó que él era un «galáctico de Móstoles». Aquellas palabras sonaron a crítica al presidente, que fichó a Figo, a Zidane, a Ronaldo Nazario de Lima y a Beckham en sus primeros cuatro años de mandato. Allí surgió un distanciamiento que ha llegado a esta despedida sin ángel.

Se ha despedido solo porque no quería decir adiós con directivos a su lado. Se ha despedido solo porque el club quería un acto público en el Bernabéu y no una rueda de prensa en Valdebebas en la que solo estuviera presente el equipo. Pues ni lo uno ni lo otro. Solo. ¡Qué pena!

Íker dio las gracias a todos sus excompañeros, compañeros y técnicos, especialmente a Mezquita que en paz descanse, que le recuperó para los prebenjamines del Real Madrid. Sin Mezquita , Íker no estaría despidiéndose hoy tras veinticinco años en la casa. No dio las gracias a los directivos. No los mencionó. No hubo grandeza de nadie en el último día del mejor portero de la historia del Real Madrid y del fútbol español, como expresa el propio club blanco.

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