Así fue el último día de Ancelotti

Carlo Ancelotti ha calado en el madridismo por su elegancia y educación. El italiano acudió ayer a sus despachos y habitaciones en Valdebebas para recoger sus pertenencias y para despedirse de los médicos, empleados, vigilantes y de muchos futbolistas que continúan entrenándose ante sus compromisos con las selecciones nacionales.

Fue un día triste. Todos quieren al italiano. El fútbol ha podido con él, como sucede con todos los entrenadores de los equipos grandes cuando los títulos importantes no llegan y ser segundo no basta. Es la ley de la primera línea del balompié internacional. Todos los profesionales que han trabajado con él en Valdebebas le demostraron su cariño. Emociones. No era una jornada fácil bajo el sol radiante. Benítez está elegido como su sucesor. Un entrenador al que conoce bien. «Rafa» es un hombre de la casa desde que era niño y pasó a ser futbolista y técnico, a la vera de Vicente del Bosque. Y Carlo se había convertido ya en otro hombre de la casa blanca.

«Carlo, volverás aquí», le dijeron dos empleados. Un médico y dos vigilantes secundaron esas palabras, que fueron la comidilla de casi todo el mundo. Muchos jugadores le dieron un último abrazo. Y Ancelotti les dijo: «Os seguiré viendo desde la grada, como abonado». El italiano continuará viviendo en Madrid. Ahora se marcha a Canadá, a Vancouver, para someterse a una operación de espalda. Descansará y retornará a la capital de España en agosto. Ha decidido tomarse un año sabático. Berlusconi lo confirmaba después de realizarle una oferta por cinco temporadas que ha rechazado.