real madrid
Aplausos para Casillas
El equipo pide a toda la afición madridista que apoye al capitán sin fisuras, «todos unidos», para vencer en «el partido del año»
Hace dos meses, el 10 de marzo, el capitán del Real Madrid, Casillas, Casillas, solicitaba a todos sus compañeros que acudieran al centro del campo para saludar a la afición , que había silbado al equipo durante todo el partido por el sufrimiento soportado frente al Schalke, que venció por 3-4 en el Bernabéu y se quedó a un gol de eliminar al campeón de Europa. Íker se dirigió al borde del túnel de vestuarios y mandó a todos a filas. El sábado, frente al Valencia, fue Casillas quien enfiló ese túnel nada más finalizar el encuentro. El resto del equipo aplaudía desde el centro del campo a ochenta mil seguidores que reconocían el derroche del Real Madrid hasta alcanzar el empate a dos goles, al borde de la remontada. El capitán no quiso quedarse. No aguantó más. Un sector de la grada, minoritario, pero importante, le había pitado injustamente a lo largo del partido como culpable de los dos tantos valencianistas.
Los errores en las dos dianas visitantes fueron principalmente de marcaje, no del guardameta, pero el capitán tiene enemigos fijos en el Bernabéu que le señalan como protagonista de todos los problemas.
El madrileño, harto, respondió ante la constancia de los silbidos, que solo surgían cuando tocaba el balón. «¡Ya está bien!», explotó, con gestos ostensibles de decepción ante un público dividido que durante trece años le adoró como una piña. Es duro sentir rechazo de una parte, minoritaria pero relevante, de quienes te alabaron. Ahora, sus compañeros piden al madridismo que aplaudan a Íker frente a la Juventus. Que no haya ni un silbido. Ni una división. Ni una disensión. «Llega el partido de la temporada y no puede haber fisuras», es el mensaje que surge desde Valdebebas. «Para ganar nos hace falta la unión de todos, club, jugadores y afición», señala el equipo.
No le gusta a Casillas que le pasen la mano por la espalda. Nada de consuelos. No lo admitió cuando anduvo hacia los vestuarios el sábado, nada más acabar el partido, y no lo encajará nunca. Es un campeón. No es victimista. Lo ha vivido todo en el fútbol y sabe que ahora le toca sufrir en determinados momentos el lado amargo del fútbol después de haber disfrutado todas las bondades de este negocio. Por esta misma razón, no le agrada ser protagonista porque sus compañeros salgan a la palestra a defenderle. El equipo, por el contrario, considera que es de justicia.
Los futbolistas manifiestan que no debe ser acusado como el culpable del empate y piensan que deben decirlo. «Los errores fueron del equipo». Destacan que hay un bien superior, la opción de clasificarse para la final de la Champions, y este objetivo se encuentra por encima de los pitos a un jugador por la inquina de un segmento del público, surgida hace tres años.
Los otros capitanes de la plantilla expresan que «estamos unidos y queremos ver la misma unión en la afición». Los profesionales del club indican que el equipo vive un ambiente positivo, de autoafirmación , tras el despliegue ofensivo demostrado ante el Valencia. «El empate no ha restado confianza». Ha consolidado «la agresividad atacante» como la estrategia que debe ser norma en su fútbol.
Ancelotti se llevó una alegría al confirmarse que Kroos no sufre una lesión muscular. Las pruebas médicas detectaron solo un golpe en la cadera. El alemán será titular, junto a Casillas, en un 4-3-3 que ahora mismo cuenta con Chicharito como delantero centro titular. El entrenador observará la evolución de Benzema en estos dos días para decidir si entra en el once inicial o se queda en la suplencia. El francés sentía una molestia al disparar. Mañana pasará una prueba final.
Casillas busca otro examen final. Su cuarta Champions como portero titular, tras ganar la del año 2000, decidir la del año 2002 junto a Zidane y Raúl, y vencer en Lisboa gracias a Ramos.
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