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El «hándicap» de jugar en casa
Ramos se equivocó al decir que es un hándicap jugar ahora en el Bernabéu. O no. El Madrid deberá acertar y no podrá arriesgar
Ramos fue amonestado en una acción con Mandzukic. El defensa blanco se marchaba muy serio tras el empate. sabía que el empate sin goles dejaba el peligro a la vuelta de un gol rojibnlanco que valdría doble: Vio la botella medio llena, aunque se equivocó al considerar un hándicap el beneficio de jugar el segundo encuentro en el Bernabéu. ¿O la palabra hándicap era un reconocimiento al problema que supone que el Atlético marque un gol que valdría por dos? El sevillano lo dijo de esta manera: «Hay que ser optimistas, siempre nos lo ponen muy complicado, hemos hecho una grandísima primera parte y nos sabe a poco el resultado. Tenemos el hándicap de jugar ante nuestra ante nuestra afición en la vuelta. Yo firmaba jugar la eliminatoria en nuestro campo».
Criticado por un choque con Mandzukic, el central se defendió: «En mi jugada con Mandzukic no sé dónde está. No veo justa la amonestación». El caso es que jugar en casa con el balance de un empate a cero del encuentro de ida no es ventaja. Solo la pone la afición. Tres grandes ocasiones de gol, una de Gareth Bale muy clara , siete disparos con peligro y ningún tanto en el Calderón, ese fue el bagaje madridista en el Manzanares.
El buen encuentro del campeón de Europa en el infierno no encontró el gran objetivo y la eliminatoria queda pendiente de un hilo en el Bernabéu. El Real Madrid se marchó Desperdició una oportunidad única de sentenciar los cuartos de final en el partido de ida. En Europa no se regala nada y los blancos dejaron vivo a su eterno rival.
Saben que no supieron noquear al enemigo. El Real Madrid salió a demostrar la actitud ganadora que le faltó en la debacle del 4-0. Una carencia recordada por Ancelotti un día antes del cuarto regreso de la temporada al infierno Calderón. Era una advertencia. No se podía repetir. Sus hombres querían apagar ese fuego y buscaron el gol desde el minuto inicial. No consiguieron ningún tanto en las tres visitas anteriores (1-0, 2-0, 4-0) y jugaron con la orden de marcar como base del éxito en la Champions. Bale fue el primero en desperdiciar una clara opción de abrir el marcador. Vio cómo Oblak le sacó una mano prodigiosa. El guardameta despejó también disparos de gol de James, Cristiano, Kroos y Modric. Benzema falló un cabezazo en solitario de los que valen una Copa de Europa. Y el colombiano envió otros dos tiros a las manos del portero. La historia se repetía.
El balón no entró. La preocupación del entrenador blanco era que el dominio madridista no se tradujo en acierto. Dejaron vivo al Atlético. Le permitieron recuperarse en la esquina del cuadrilátero durante un cuarto de hora. Y en el segundo tiempo se complicó el derbi para el campeón de Europa. El conjunto blanco tuvo que bajar el ritmo físico, era imposible mantener la presión tan arriba, y no mandó con la superioridad anterior. No podía ser.
El jugador más incisivo del Real Madrid fue Marcelo. En una incursión de talento generó la tercera gran oportunidad visitante, pero Benzema no calibró su situación y en vez de fusilar el gol quiso dárselo a Cristiano, marcado por dos defensas, y lanzó un taconazo sin sentido cuando estaba solo para marcar. Otra oportunidad desaprovechada, porque Bale cazó el balón y el trallazo salió rebotado. Ancelotti se desesperó.
No se pueden errar tantas ocasiones en Copa de Europa y el Real Madrid tenía la misión de anotar como fuera, en terreno enemigo, porque terminar a cero deja la eliminatoria al límite de un gol rojiblanco en el Bernabéu. Y sin Marcelo, el mejor atacante, sancionado. El Madrid deberá dejarse de tanto tacón lejano y disparar por fin a puerta. La cara de Cristiano al salir del Calderón reflejaba preocupación. Jugar en casa con el freno echado, mirando no recibir un gol, no es cómodo.
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