real Madrid
Bale genera menos daño
El futbolista galés empobrece su rendimiento y el Bernabéu le señala con pitos, pero su titularidad es «innegociable»
A la par que el madridismo pierde horas de sueño y gana canas con el debate del millón de euros (jugar con el 4-4-3 o hacerlo con el 4-4-2), el ojo del aficionado blanco no pasa de soslayo sobre una realidad mollar: Bale ha pasado de trasatlántico a velero. Por ahí quizás se explique que, a estas alturas de la temporada, el Real Madrid ya haya perdido la Copa del Rey y la Liga se le haya empinado a puerto de primera categoría . El jugador galés, decisivo la pasada temporada, sobre todo en las finales de Mestalla y Lisboa, ha pasado a un segundo plano. Tras el partido ante el Barcelona, suma más minutos que en su primera campaña de blanco, pero su número de goles y de asistencias ha menguado de manera alarmante.
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El clásico del domingo no era un partido más para el futbolista británico. Señalado por la grada del Bernabéu en las últimas semanas , se esperaba un golpe en la mesa, pero Bale no estuvo cuando más se le necesitaba. Defensivamente, no hay reproche posible para su encuentro. Fue el segundo jugador del Real Madrid que más corrió (10,47 kilómetros), trabajó sin descanso de mitad de campo hacia su portería y recuperó más balones que nunca (cinco, cuando su media no pasa de dos), pero su aportación ofensiva volvió a ser insuficiente. Falló un gol claro y solo tuvo un 47,6 por ciento de pases acertados (perdió 17 balones), el peor registro de los 22 titulares, y ni un solo acercamiento al área azulgrana en toda la segunda mitad. Su generosidad con el equipo para que el engranaje del 4-4-2 funcionara a la perfección la acabó pagando en tareas ofensivas. Es curioso cómo un futbolista con una genética de atleta de élite y un plácido y extenso verano a sus espaldas al no haber disputado el Mundial de Brasil, solo tenga gasolina en marzo para cuarenta y cinco minutos.
Futuro jugador franquicia
En el Real Madrid, las dudas sobre el rendimiento de Bale son inexistentes. Ancelotti se ha cansado de repetir que su titularidad es «innegociable» y el mensaje desde la planta noble es nítido y rotundo: «Es el heredero de Cristiano». En el club, todos dan por hecho que más temprano que tarde ganará el Balón de Oro (tiene un plus en su contrato si así sucede) y, a pesar de su discreta temporada, la confianza depositada en él es ciega: «Ya ha aportado muchas cosas al equipo y es fundamental para el futuro del club. Igual que no me imagino al Real Madrid sin Cristiano, tampoco me imagino al Real Madrid sin Gareth Bale», señala Florentino Pérez.
El presidente es el fan número uno del galés. Su elocuente defensa pública de hace dos semanas no fue una mera casualidad. No entiende que un sector de la afición le pite y presume de la lista interminable de novias que tiene el británico: «Es uno de los mejores jugadores del mundo, los equipos más importantes lucharon y seguirán haciéndolo por contar con sus servicios, pero todos los clubes saben que Gareth Bale nunca se irá del Real Madrid y que no escucharíamos ninguna oferta por él cualquiera que fuera su importe. Es un jugador clave para esta entidad».