Real Madrid
Casillas quiere quedarse
El portero ha aceptado que tiene que convivir con los pitos de un sector del Bernabéu

Casillas se reunió con Florentino Pérez en la sede de ACS tres días después de conquistar la Décima. Había sido suplente con Ancelotti durante toda la Liga. Jugó la Champions y la Copa. Ganó las dos. Tenía pendiente una larga charla con el presidente para analizar su futuro. Y el máximo responsable del club le quitó las incógnitas alimentadas a lo largo de la temporada en un santiamén: «Eres un referente del Real Madrid y tú continuarás aquí». El mensaje era claro. Optimista. Y los hechos dejaron claro que el presidente no se equivocaba. El capitán volvió a ser titular. Se márchó Diego López. Ocho meses después, el guardameta se ha asentado en la portería . Ya no le da más importancia a la controversia que le rodea. Y piensa continuar en el Real Madrid. No hay un atisbo de duda que le permita calibrar la opción de marcharse.
El portero tiene ficha hasta 2017, pero los contratos son papel mojado si no juegas. Casillas siguió en la plantilla, como le exigió Florentino Pérez, y su retorno a la titularidad tras quince meses de suplencia ha cambiado sus sensaciones. Cuando fue suplente pudo pensar en irse. Ahora no se le pasa por la cabeza.
Normalidad en la portería
«Lo más importante es que la portería ha vuelto a la normalidad», señalan los profesionales de la casa. Su duelo con Diego López generó filias y fobias internas y externas al fútbol que se convirtieron en polémica diaria de tertulia. Había que decantarse por uno u otro por obligación. Un debate ficticio que perjudicó el rendimiento de ambos guardametas. El traspaso del cancerbero gallego al Milán acabó el pasado verano con el morbo. El club fichó a Keylor Navas con vistas al futuro. Y Casillas recuperó su lugar en el equipo. El ambiente externo e interno se serenó.
Ahora, las manifestaciones de Casillas son una demostración de ese retorno de la calma. «El Real Madrid es mi club de siempre, el de toda la vida, y quiero cumplir mi contrato, que finaliza en 2017. Luego ya se verá. Ojalá pudiera renovar». Tiene 33 años y hace uno no podía hablar a largo plazo. No era titular. Hoy no tiene que meditar qué hará en junio.
Una de las razones de aquellas reflexiones sobre su porvenir era ese sentimiento de vivir en el epicentro de la batalla soportado durante dos años de tensión. Actualmente ha cambiado el chip. Sus declaraciones de los últimos tiempos, con la tranquilidad del sitio recuperado en el once, asimilan todas estas situaciones como consuetudinarias a la importancia de su titularidad. «Hay que aceptar que un día te silben, como que otro día te aplaudan», señala el capitán con el poso de la veteranía. «Tengo claro que no puedes agradar a todos. Que no puedes gustar a todo el mundo».
No se calienta con pensamientos de críticas prefabricadas artificialmente para aprovechar cualquier error suyo con el renacimiento de los pitos en su contra. Acaba de sucederle de nuevo tras la derrota del Calderón. Le silbaron a él, pero también a Cristiano y Ancelotti. No se lo tomó como algo personal. «Hay que aceptarlo», adujo.
Ya ha pasado lo peor. Lo sufrió en agosto y septiembre, cuando le culparon de los goles de estrategia del Atlético en la Supercopa de España y en el duelo liguero del Bernabéu. Ancelotti le protegió. «Los goles rematados desde el primer palo no son culpa del portero, es el último culpable». Sin embargo, un sector de la afición cargó contra él. Lo hizo durante dos meses, hasta que su parada angelical frente a Messi en el clásico (3-1), evitando un 0-2, transformó las protestas en aplausos. Sucedió el 25 de octubre. Aquel día se acabaron los pitos periódicos. Aquella noche, Casillas comenzó a recuperar esta normalidad que ahora vive. Los silbidos sufridos frente al Deportivo el 14 de febrero, tras el 4-0 del Calderón, son considerados una reacción lógica de enfado del Bernabéu. No era una cuestión personal. Lo tiene que aceptar como una respuesta a la debacle del derbi.
Superar los récords de Raúl
Hoy se plantea mantener una trayectoria que comenzó en septiembre de 1999. Quiere mejorar las plusmarcas de Raúl en el Madrid. El guardameta suma 710 partidos en su equipo, los mismos que Sanchís, y su objetivo es superar los 741 de Raúl, que ostenta ese liderazgo en el club. En Elche, el capitán alcanzó además los 500 encuentros de Liga y su reto es adelantar también al mítico delantero, que disputó 550. Lo hará la próxima temporada si continúa en la entidad. La mejor frase que ha escuchado en los últimos tiempos la pronunció su entrenador: «Casillas acaba convirtiendo siempre los pitos en aplausos». Lo ha aceptado. No puede gustar a todos. Estar muy visto y llevar muchos años tiene un precio.