Más allá de la Giralda y la Torre del Oro: los mejores rincones de Sevilla para hacer fotos que no conocías
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Bajo su manto celeste, Sevilla tiene una luz e infinidad de lugares especiales que hacen las delicias de los amantes de la fotografía. Es cierto que posee monumentos muy vistosos y mundialmente conocidos, como el imponente conjunto que forman la Catedral y la Giralda o la Torre del Oro, guardiana del Guadalquivir (un río en el que se pueden realizar multitud de actividades). Pero entre los recovecos de sus calles también esconde muchos rincones que, aunque sean menos populares, también merece la pena visitar, contemplar y, sobre todo, fotografiar.
A través de los ojos de Raúl Doblado, fotógrafo de ABC, hacemos una selección de los mejores -y más desconocidos- sitios de Sevilla para hacer fotos:

En pleno casco antiguo de la capital hispalense, muy cerca de la Catedral, hay una pequeña plazoleta que, aislada, constituye un oasis con respecto al trasiego y la algarabía que reina a su alrededor. Se trata de la plaza Santa Marta, a la que solo se puede acceder un estrecho callejón a espaldas de la plaza Virgen de los Reyes, junto al Convento de la Encarnación.
Su nombre procede del antiguo Hospital de Santa Marta, fundado en el siglo XIV en el mismo lugar que ahora ocupa, precisamente, el Convento de la Encarnación. Es uno de los lugares con más encanto de Sevilla: está salpicada por naranjos y rodeada de casas encaladas, de las que solo dos tienen acceso a ella; además, en su centro se erige el Crucero de San Lázaro, una cruz de piedra diseñada por Hernán Ruiz 'El Joven' y tallada por Diego de Alcaraz, que grabó en una de sus caras un crucificado y en la otra una piedad.
A la singular estampa que ofrece se suma que es un lugar con historia y solera. Fue testigo de las muertes de Mateo Vázquez de Leca, canónigo de la Catedral entre los siglos XIV y XV, y de José Torres Padilla, el fundador de las Hermanas de la Cruz, junto con Santa Ángela de la Cruz, en XIX. Y, más allá de la historia, situándonos en el mundo de la literatura, también es el lugar donde dice la leyenda que el Tenorio de Zorrilla raptó a doña Inés.
La plaza de Santa Marta se posiciona, por tanto, como uno de los mejores sitios para llevarse una bonita estampa de Sevilla además de relajarse, lejos del bullicio, escuchando el repicar de las campanas de la Giralda y el revolotear de los vencejos, oliendo el aroma del jazmín y el azahar.
Plaza de Santa Marta
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Dónde: detrás de la plaza Virgen de los Reyes, junto al Convento de la Encarnación (en la plaza del Triunfo, 3)

En este listado tampoco podía faltar una de las estampas más típicas de Andalucía, el corral de vecinos. Para disfrutar de estas construcciones es aconsejable dirigirse a Triana, el barrio de Sevilla que más tiene. Además, sus patios muestran diferencias con respecto a los del resto de la capital hispalense: mientras que los del casco histórico tienen su origen en la fuerte inmigración llegada a la ciudad en el siglo XVI y se limitaban a colocar habitaciones y galerías en el espacio ya existente, los de Triana poseen parcelas estrechas y profundas que buscan sacar el máximo partido a toda la superficie.
Un ejemplo perfecto es el Patio de las Flores, un corral de vecinos que, a pesar de estar completamente restaurado, es auténtico. Nacido en 1903, es uno de los más antiguos de toda la urbe y uno de los pocos que se conservan a día de hoy. Su parte trasera da al Paseo de la O, en la margen derecha del Guadalquivir, y destaca por su pozo y sus lavaderos, por sus retablos cerámicos y azulejos trianeros, así como porque sus muros y ventanas están atestados de macetas. Nada más entrar, el visitante se topa con un zaguán muy amplio y, en el extremo contrario, tras recorrer el pasillo a que abren las casas, con un patio con vistas al río y al puente de Isabel II. Aunque en los albores de su historia tenía una sola planta, ahora, la mayor parte del edificio goza de dos.
Sin duda, el espacio, que ha sido galardonado varias veces e, incluso, ha sido escenario de películas, merece una visita cámara de fotos en mano.
Corral de vecinos de la Casa de las Flores
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Dónde: calle Castilla, 16

También al otro lado del Guadalquivir, nos dirigimos a la Isla de la Cartuja, en concreto, al monasterio de Santa María de las Cuevas, centro neurálgico de la Exposición Universal de 1992. Nacido como edificio religioso -en cuyas dependencias llegaron a hospedarse ilustres personajes como Cristóbal Colón- fue desamortizado por Mendizábal en 1836 y reconvertido en cárcel. Dos años más tarde, el comerciante británico Carlos Pickman se hizo con el inmueble para transformarlo en una exitosa fábrica de loza cuyos productos iban destinados a su tienda familiar, en el centro de la ciudad, y a la exportación más allá de las fronteras españolas. El edificio industrial, que contaba con numerosos hornos, unos con chimeneas en forma de botella y otros con chimeneas de tipo túnel, fue declarado Monumento Nacional en 1964.
Sin embargo, como nada es eterno, tras varios cierres y aperturas, en 1982, la fábrica fue trasladada a Salteras. Tuvieron que pasar diez años para que, en la Expo de 1992, el edificio se fuese rehabilitado y restaurado, convirtiéndose en Pabellón Real, y cinco más para que se transformase en lo que es en la actualidad: la sede el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo, del Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico (IAPH) y de la Universidad Internacional de Andalucía (UNIA).
El resultado es un conjunto arquitectónico que guarda en su haber una gran cantidad de historias y de historias que se reflejan en su fisionomía, perfecta para tomar fotos y captar la esencia de uno de los lugares más camaleónicos de Sevilla.

Pabellón de Pickman
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Dónde: en los Jardines del Centro Andaluz de Arte Contemporáneo (en la calle Américo Vespucio, 2)

Y, como no todo es arquitectura, pasamos al delicado arte del mosaico. La remodelación del Muelle de Nueva York, un punto estratégico de la capital hispalense que une el Guadalquivir con el legado que dejó la Expo de 1929, puso su broche de oro con la instalación de un enorme y colorido mosaico que cubre el pavimento de la parte más cercana al Palacio de San Telmo. La obra -inaugurada en 2013 con un coste de 51.000 euros- es un imán para los turistas que visitan Sevilla queriendo desgranar su historia y descubrir sus secretos, pero también para los propios sevillanos, que, observando el mosaico, pueden seguir el recorrido que hace el Guadalquivir por la provincia de Sevilla hasta su desembocadura en Sanlúcar de Barrameda, sus afluentes y las principales poblaciones que lo rodean.
Las miles de teselas cuyos colores brillan a la luz del sol ofrecen a los fotógrafos y a los aficionados de este este arte una estampa alegre, curiosa y diferente de Sevilla.
Mosaico Gudalquivir
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Dónde: Paseo de las Delicias, s/n (en el Muelle Nueva York, cerca del Bar Manhattan)
Alegorías de Iberia y del río Guadalquivir

Otro punto en el que es interesante pararse y contemplar el paisaje a través del objetivo de una cámara son los Jardines de las Delicias. Trazados bajo la batuta del agrónomo y botánico Claudio Boutelou, poseen un marcado carácter romántico y, aseguran desde el Ayuntamiento de Sevilla, «combinan de forma natural las áreas paisajistas con espacios tranquilos que discurren a través de glorietas invitando al paseo, la lectura o el descanso».
Pues bien, justo en estas glorietas hay esculturas, alusiones mitológicas. Una de ellas es la alegoría de Iberia, una escultura de piedra de más de tres metros de alto, obra de los escultores Agustín Sánchez Cid, José Lafita Díaz y Francisco Marco Pintado. Representa a una mujer ataviada como una dama ibérica (al estilo de la Dama de Elche) que en la mano izquierda lleva una guirnalda de flores y frutas, mientras que con la derecha sostenía una reproducción del Mercurio de Giambologna, símbolo del comercio entre España y América, que no se conserva. Otra, con idéntica autoría, es la alegoría del río Guadalquivir. En este caso se trata de un hombre recostado acompañado de una cabeza de toro y un cuerno de la abundancia.
Ambas figuras proporcionan fotografías únicas y otra visión de Sevilla, un recorrido por sus obras de arte más desconocidas. Además, son la excusa perfecta para pasear por un espacio verde emblemático, perfecto para una caminata en primavera, y para acabar tomando algo en el Kiosco Líbano.
Alegorías de Iberia y del río Guadalquivir
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Dónde: en los Jardines de las Delicias, en la avenida de la Palmera

Más alejado del circuito turístico tradicional está el humilladero del Santo Negro (San Onofre), en el barrio de San Jerónimo, un monumento religioso construido junto al camino real que unía a la metrópolis de Sevilla con Córdoba.
En torno a este pequeño templete, situado junto a las vías del ferrocarril, circulan varias leyendas, entre ellas, una que dice que fue el lugar donde se detuvo el caballo del rey Fernando III de Castilla antes de entrar en Isbilya, la Sevilla dominada por los almohades. Sea verdad o no, lo cierto es que un sitio perfecto para tomar fotografías, no sólo porque no habrá ingentes cantidades de turistas que aparezcan en el plano, sino por la imagen que la construcción ofrece: se trata de una obra arquitectónica que aúna el arte gótico -reflejado en los arcos ojivales de sus cuatro lados y en las nervaduras de su bóveda- con el mudéjar, visible en las puntas de diamantes que conforman una de las arquivoltas en cada uno de sus cuatro frentes, así como en los capiteles de mocárabes de los ángulos interiores.



Humilladero de San Onofre
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Dónde: frente a la estación de tren de San Jerónimo, al otro lado de la SE-20

En 2018, la Universidad Pablo de Olavide (UPO) inauguró el primer Centro Andaluz de Emprendimiento (CADE) asociado a un espacio coworking (trabajo compartido) de más de 120 metros cuadrados, un proyecto estratégico cuyo objetivo era (y sigue siendo) fomentar la cultura emprendedora en el entorno universitario e impulsar la creación de empresas innovadoras, con base en el conocimiento. Lo hizo en un edificio llamado 'Alexander von Humboldt', cuyo aspecto responde a los parámetros de la arquitectura contemporánea más rabiosamente actual, casi futurista. Dispone de numerosas zonas acristaladas que pueden verse desde el exterior y de tal cantidad de pilares que, prácticamente, sustentan de forma directa las plantas superiores del edificio, haciendo que la primera sea mucho más reducida que el resto.
Edificio CADE Sevilla
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Dónde: Universidad Pablo de Olavide (UPO), en la autovía A-376, Km 1. Edificio 45, 'Alexander von Humboldt'

Y terminamos este tour fotográfico en el mismo punto en que lo empezamos, en el casco histórico de Sevilla. En pleno barrio Santa Cruz, una zona muy transitada por los turistas, se esconde un lugar que permanece oculto a los ojos de la mayoría: la plaza de la Escuela de Cristo. Debe su nombre a la Escuela de Cristo de la Natividad, de 1793: la fachada de su oratorio, de estilo manierista, preside la diminuta plaza.
En frente, hay una puerta que conduce a la Iglesia de Santa Cruz y, a su lado, un retablo cerámico del Santísimo Cristo de las Misericordias, el único a color en toda la ciudad. Sin embargo, no se trata del único retablo que alberga la plaza: también hay otro que representa la Natividad de Cristo y que tiene un gran valor artístico.
De este modo, la plaza de la Escuela de Cristo es un lugar digno de visitar y fotografiar, todo un descubrimiento para quienes, a pesar de haber paseado por el entramado del barrio Santa Cruz, aún no ha tenido el placer de dar con un sitio tan singular.
Plaza de la Escuela de Cristo
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Dónde: se accede o bien a través del callejón Carlos Alonso Chaparro, situado a mitad de la Calle Ximénez de Enciso, o desde el interior de la Iglesia de Santa Cruz, (por la parte de la sacristía)