Crónica
La elegancia y el talento no entienden de modas ni de tiempo
Loquillo y Los Secretos hacen vibrar a cerca de 6.000 personas en Icónica Sevilla Fest, que registró una de las noches más importantes de la presente edición
Guía de Icónica Sevilla Fest 2023: conciertos, fechas y entradas
Álvaro Urquijo: «Los Secretos nunca ha dado tantos conciertos como ahora»

Los Secretos y Loquillo son dos ejemplos arquetípicos de que los grupos y solistas con muchas décadas de vida tienen un peso específico al que no pueden aspirar artistas más recientes. Anoche, en el decimoséptimo espectáculo de la tercera edición de Icónica Sevilla Fest, tanto los madrileños como el catalán y su banda dejaron manifiestas muestras de ello ante cerca de 6.000 personas (una de las mejores entradas de lo que va de festival).
Otra conclusión irrebatible a la que se llega después de los dos conciertos de impecable factura que se pudieron disfrutar ayer en la Plaza de España es que la elegancia y el talento, sellos intrínsecos a ambas propuestas artísticas durante más de cuatro décadas, no entienden de tiempos ni modas. La calidad perdura en el tiempo sin dejarse en el camino el más mínimo atisbo de vigencia. 'Pero a tu lado' o 'Cadillac solitario', ambas sonaron brillantemente en el majestuoso espacio semicircular diseñado por Aníbal González, seguirán sumando millones de reproducciones (o como quiera que se contabilicen) dentro de 50 años.
Obviamente, por eso de dejar la mayor intensidad de Loquillo para el final, los primeros en aparecer fueron Los Secretos. Álvaro Urquijo, único miembro de la formación original, demostró una vez más –y ya van dos décadas haciéndolo al frente de la histórica formación madrileña– el gran músico que es. Su voz, dulce y suave como un trago de Merlot, casa a la perfección con el característico moderado equilibrio sonoro de su música que tan bien coquetea con el country norteamericano.
Álvaro y el resto de la banda repasaron con notable acierto –esquivando, incluso, unos tan inoportunos como inusuales en Icónica problemas técnicos que silenciaron el show por unos instantes– los temas más emblemáticos de la banda: desde la inicial 'Buena chica', hasta la genial 'Déjame', con la que se despidieron entre una sonora ovación, pasando por 'Aunque tú no lo sepas' (dedicada a su hermano «y su riquísimo legado»), 'Quiero beber hasta perder el control', 'Ojos de gata' (con la pertinente y ya clásica explicación del origen del tema y la participación de Sabina en el mismo), 'Agárrate a mí, María' o la anteriormente mencionada 'Pero a tu lado'.
Con la deliciosa interpretación que el menor de los Urquijo hizo anoche de los versos íntimos y preñados de sensibilidad sobre los que flota un hálito de tristeza suave y piadosa del añorado y excelso compositor Enrique Urquijo, autor de un buen puñado de las mejores canciones escritas en el predio del pop español, el que escribe no pudo evitar fabular un poco acerca de cuántos destellos más habrían brotado de la forja luminosa de este gran artista, apagado por el soplo frío de la muerte en aquella triste noche de invierno del 99 en el barrio de Malasaña.
Las manillas del reloj marcaban dos minutos sobre la medianoche cuando apareció Loquillo, el gigante del rock patrio. Con su innegociable halo de arrogancia y altivez, el 'Loco' abolió el medio tiempo característico de sus predecesores para imponer un rock and roll de la vieja escuela, es decir, de la buena.
'Cruzando el paraíso' desató una cascada de temazos
Tras una primera media hora en la que transitó por temas 'menores' de su amplio y rico cancionero, si es que este apelativo cabe ante tamañas canciones, la fabulosa 'Cruzando el paraíso' –interrumpida por Loquillo para advertir a las asistencias sanitarias de un desvanecimiento entre el público por un golpe de calor (33 grados a la una de la madrugada)– desató las 'hostilidades' y fue la primera de una cascada de célebres composiciones del catalán del calibre de 'El hombre de negro', 'Rompeolas', 'Carne para linda' (en la que no faltó a su cita clásica en esta pieza de bajar para cantar entre el público y saludar a las primeras filas) y su potentísima versión del 'Rey del glam' de Alaska y Dinarama.
A esas alturas de la madrugada–la velada superó las tres horas y media de duración–, la adrenalina ya se había desatado para alcanzar las cotas más puras de rock and roll que se han registrado en Sevilla en lo que va de año. La recta final la enfiló la imprescindible 'Rock and roll actitud' y la controvertida 'La mataré', antes de reventar la Plaza de España con cuatro ases absolutamente ganadores que cualquier artista querría en su repertorio y en los que la enorme banda del 'Loco' echó toda la carne en el asador: 'Ritmo de garaje', 'Feo, fuerte y formal'. 'Rock and roll star' y 'Cadillac solitario', quintaesencia del género en español que provocó una emocionante apoteosis de alto voltaje eléctrico difícil de igualar.