Música
Concierto de Macaco en Sevilla: vitamina pal' vivir
El músico catalán inauguró anoche en Sevilla su nueva gira por teatros con un brillante concierto repleto de matices y enfocado al amor
Así fue la romántica pedida de mano en mitad de un concierto de Macaco en Sevilla
Una guitarra acústica sirvió de heraldo de lo que instantes después se confirmó como una suerte de balada, 'El bicho del amor', primer corte del flamante disco de Macaco, 'Vuélame el corazón', y toda una declaración de intenciones de por dónde van los derroteros tanto del álbum como de la gira que el catalán estrenó anoche en el auditorio Al-Andalus del Palacio de Congresos y Exposiciones de Sevilla.
Los acordes y el susurro del cantante en esta carta de presentación evocaron ternura, desnudez, pureza de sentimiento y, por supuesto, amor. Mucho amor (incluso hubo una pedida de mano sobre el escenario en pleno concierto). Los quince cortes del nuevo trabajo de Macaco versan única y exclusivamente sobre el tema eterno de la música popular, pero en esta ocasión enfocado desde el siempre reflexivo e interesante prisma del artista nacido en Barcelona hace 50 años. «Hay que romper los tópicos típicos del amor», dijo en su primera intervención, en la que además se refirió a Sevilla como «una ciudad que embriaga y da vida».
'El bicho del amor', 'Vuélame el corazón', 'Una conexión', 'Quiéreme bien' (todo un manual de cómo entiende el amor), 'Me lía', 'Un recuerdo', 'Tirititrán' y 'A tu manera', los ochos temas nuevos que anoche sonaron en directo por primera vez, dejaron más que patente el estado de gracia compositivo que atraviesa el cantautor.
He de reconocer que, antes del inicio del concierto, un servidor tenía mucha curiosidad por ver cómo planteaba Macaco este cambio de registro tanto en lo musical, bajando dos o tres tonos muchas de las melodías y armonías y ajustándose a un ritmo más lento, como en el formato del show, ya que temporalmente ha dejado atrás los festivales, su hábitat natural, para actuar en teatros, dentro una atmósfera mucho más íntima, tanto que anoche dijo en tono de broma que su actuación ante las casi mil personas que disfrutaron de su magnífico espectáculo parecía que tenía lugar en el salón de su casa.
De ambos envites sale claramente airoso. Su espíritu festivalero mutó en una puesta en escena más recogida, solo acompañado de guitarra, percusión y teclado, aunque su repertorio, con numerosos cambios respecto a su setlist habitual, no cejó en su empeño de transmitir buen rollo y conciencia social a raudales.
Beatbox de alto nivel
El característico serpenteo de su taimada y quebradiza voz sigue sorprendiendo y cautivando tanto como el primer día, ya sea en composiciones de texturas más luminosas o en temas más oscuros, e independientemente de que esté acompañado de guitarras mínimas, teclados moogs o sintetizadores. Incluso, me atrevería a decir que luce más en esta nueva propuesta en teatros, ya que se captan mejor la gama de recursos que ofrece su garganta.
Además, dejó sobradas muestras de su virtuosismo como beatbox, por ejemplo, emulando el sonido de una trompeta con tal verosimilitud que por momentos parecía que se había reencarnado en el mismísimo Louis Amstrong. Un talento vocal increíble que le ayuda a la hora de interpretar canciones, permitiéndole mezclar ritmos diferentes en cada una de ellas.
Quienes hemos tenido el placer de conversar largo y tendido con Macaco conocemos de primera mano su arraigada obsesión artística por la autenticidad, la profundidad y el mestizaje. Aspectos que se reflejaron ayer en un concierto repleto de matices, oscilaciones emocionales y cambios de ritmo, siempre bajo la personalísima impronta de uno de los músicos más especiales del panorama español del presente siglo.
A lo largo de las casi dos horas y media que duró el espectáculo, Macaco iluminó con su carisma, el ritmo de su baile, su contagiosa actitud positiva y, sobre todo, con su música, penetrando en las profundidades del alma gracias a sus honestas letras de verso certero. Auténtica vitamina pal' vivir, tal y como canta en 'Tengo', interpretada en la recta final del concierto. A pesar de que el cambio de registro fue evidente, sobre todo al principio, poco a poco Macaco fue transformando el auditorio en una auténtica fiesta en la que no faltaron éxitos como 'Moving', 'Lo quiero todo', o 'Con la mano levantá', y poniendo a bailar y saltar a un público completamente entregado.