Tribunales
Violencia, acoso, porno... el peligro de las redes sociales entre los adolescentes se nota ya en Cádiz
Se incrementan las causas judiciales relacionadas con este tipo de delitos cuyas víctimas o acusados son menores
De vez en cuando nos sobrecogen esas imágenes de menores contra otros menores. Que llegan a emplear una violencia inusitada, casi increíble y que asusta por la edad y la forma en la que ya son capaces de manifestarse con crueldad. Sin ir ... más lejos, ocurría justamente este pasado martes en Algeciras, cuando un menor de 16 años era detenido por acuchillar y matar presuntamente a un joven de 19.
También nos llama la atención la cantidad de episodios de niños que lo pasan muy mal porque se sienten atacados por sus propios compañeros las 24 horas del día. Sin descanso. En el colegio, pero también en casa y allá donde vayan ellos y sus móviles.
Y, por supuesto, nos desarma y sobresalta todo aquello relacionado con casos de adolescentes o preadolescentes que han sido o son víctimas de pederastas, esos depredadores sin escrúpulos, que acumulan imágenes de contenido sexual de chiquillos y trafican con ellas, desde que un día estos pequeños confiaron en esa otra persona que les hablaba al otro lado de la red social que sea y continuaron, asustados, prestándose a sus requerimientos por coacciones o amenazas.
Y en todos estos casos, en todas estas situaciones tan dolorosas y complicadas, existe un nexo, un origen o un medio, que es común. Todas ellas tuvieron su origen en internet y las nuevas vías de comunicación que esta utilísima herramienta ofrece.
Enredados sin opción
Es más que obvio que las redes sociales han irrumpido en la vida de todos y más aún en la de los más jóvenes como una forma de manifestarse, relacionarse, divertirse, leer, ligar, ver y aprender incluso. Y como insisten los expertos que analizan con habitualidad este lenguaje, este medio es inevitable, necesario ya, pero también peligroso.
Pues bien, una forma de diagnosticar el riesgo que existe podría ser el número de procedimientos que hay abiertos en los juzgados relacionados con este tipo de delitos. Acosos, amenazas, pornografía, violencia doméstica... tipos delictivos en los que cada vez más están implicados menores de edad. Como víctimas o pero también como verdugos.
Se trata de datos orientativos porque en estos casos, tan sensibles y personales, no siempre se llega a denunciar ni a judicializar, por lo que lo que queda registrado solo es la 'punta del iceberg' de una problemática que ya es notable a nuestro alrededor.
Así se desprende de los datos recogidos por las Fiscalías de Andalucía en toda la comunidad. En el caso de la provincia de Cádiz los números sobre este tipo de asuntos no son alarmantes pero sí se viene notando en los últimos años un cierto incremento de este tipo de delitos que se cometen a través de redes. Aún así, y como decíamos, es muy difícil tenerlos claramente cuantificados ya que no existe un tipo legal exacto que los nomine sino que se clasifican por el daño en sí: acoso, amenazas, daño al honor, a la intimidad, pornografía, violencia doméstica, vejaciones... y no siempre llegan a tener curso judicial.
Violencia doméstica
Pero con más o menos datos las fiscalías delegadas son claras y apuntan a las redes sociales como un elemento que provoca cambios de conducta inadecuados en los menores y que pueden terminar en problemas más serios. Ocurre por ejemplo con la violencia doméstica. «Aunque se registran y se siguen procedimientos por violencia de género, la mayor incidencia se está manteniendo en la violencia familiar de padres e hijos», advierten.
Los fiscales que suelen tratar estos asuntos destacan que se está convirtiendo en «una normalidad» el peregrinaje de los padres por las fiscalías en busca de una respuesta inmediata, y muestran su preocupación por este tipo de delito, que si bien no siempre va en aumento sí observan en muchos menores un comportamiento «reincidente».
Así por ejemplo, la sección de Jerez de la Frontera observa como nexo común en este tipo de violencia el uso abusivo de la tecnología de la comunicación (TIC), «que muchos padres no pueden controlar, hasta el punto que se deriva al menor a un recurso de deshabituación». Un ejemplo de estas situaciones que ya se han dado es que el menor llega a pegar, insultar... etc a su padre, madre o cualquier otro familiar porque le han castigado sin móvil o sin consola. Esa violencia llega a ser a veces extrema y repetida.
En estos casos, el mayor problema se presenta en menores con trastornos de conducta o con algún tipo de enfermedad mental por ser muy limitados los recursos. Entonces se aplican medidas cautelares que suelen perdurar hasta la celebración del juicio.
Pero siempre se entiende que la prevención y la educación es la mejor de las soluciones. Por ello, se destaca que unos de los recursos que mejor resultado está dando en la violencia doméstica es la medida de convivencia en grupo educativo, también la medida de libertad vigilada con sometimiento a programas de intervención familiar y sólo en casos de reincidencia o de gravedad se acude a las medidas de internamiento, generalmente internamiento en régimen semiabierto, y en su caso internamiento terapéutico. Las sentencias en estos procedimientos suelen dictarse de conformidad con el escrito de alegaciones del Ministerio Fiscal.
Crece la violencia sexual
En cuanto a lo sexual, la violencia en este ámbito también es uno de los delitos que se ha incrementado «exponencialmente». Se percibe por los fiscales la falta de una formación adecuada en materia sexual de los menores denunciados, «estos se alimentan de la información a través de las redes sociales, con visionados de material pornográfico lo que provoca un aprendizaje viciado». Uno de las prácticas que ya se han dado es el envío de fotos obscenas o de escenas sexuales a menores sin consentimiento ni permiso parental que, según se alerta, «está generando conductas sexuales inadecuadas y un inicio precoz de la sexualidad», advierte Ana Tárrago, fiscal jefe de Andalucía.
En Cádiz se registraron cincuenta delitos de abusos sexuales de menores, doce más que el año anterior
De hecho, todas las fiscalías andaluzas han registrado un aumento en los delitos de abusos sexuales. En el caso de Cádiz, de 38 que se instruyeron en 2020 se ha pasado a 50 en 2021. Se insiste en la necesidad de una formación adecuada en materia sexual desde el punto de vista humano, moral y ético de muchos de los adolescentes infractores.
El problema de la violencia digital ha sido detectado por todas las fiscalías, que además indican que es un tipo de violencia que incita a la violencia de género.
Precisamente, a finales del pasado año, el Área de Igualdad de la Diputación Provincial de Cádiz ponía en marcha una campaña contra la violencia sexual en los jóvenes. En 'No es sexo, no es gratis', campaña aún activa, se apunta directamente a la industria de la pornografía y a las redes sociales como responsables de la percepción distorsionada que tiene la población más joven sobre la sexualidad y se llama la atención sobre ello a través de un vídeo.
En él se ve a una pareja de adolescentes besándose en una habitación cuando de repente el chico empuja a la chica sobre la cama imitando una de las poses del porno. La chica se muestra asustada… y de repente la joven desaparece , ella no importa, y aparece en escena un señor que le espeta sin tapujos al adolescente todo lo que piensa. Es un productor de cine pornográfico , se vanagloria de todo lo que consigue e invita a su 'cliente' a que siga consumiendo cualquier contenido que él ofrezca. Sea cuál sea .
Tal y como se explicó, esta campaña está basada en las últimas investigaciones realizadas por distintas instituciones que alertan sobre que el 90% de niños y niñas han visto porno antes de los 12 años., el 87% de ellos cree que los vídeos que ven reflejan bien la realidad de la sexualidad y el 64% que no tiene ningún efecto negativo.
En cuanto a los delitos de naturaleza sexual cometidos a través de las TIC's se observa como el número en Andalucía es más parejo al año anterior, donde de los 86 procedimientos incoados entre elaboración de material pornográfico infantil, 'child Grooming' y exhibicionismo, en 2021 hubo 90, manifestándose una tendencia estable, que se refleja a su vez en los delitos calificados, de 13 se pasa a 16.
En cuanto a la violencia de género entre menores de edad, los datos estadísticos reflejan un leve incremento de estos delitos en Granada, con 21 expedientes este año frente a los 13 en 2020. Cádiz sube también de 23 a 28 de estos delitos en un año. Las fiscalías aseguran que se constata que las relaciones de noviazgo o pareja se inician a edades cada vez más tempranas, propiciándose también a estas edades «el temido control que se pretende ejercer de forma recíproca».
En el colegio
Y al respecto de la violencia o acoso escolar estos expedientes se inician habitualmente por denuncia de los padres del menor o bien por comunicación del centro escolar en el que previamente se ha seguido el protocolo para esclarecer los hechos, cuando no se llega a una solución del conflicto deciden denunciar.
El problema en este tipo de delitos es cuando se realiza a través de los medios tecnológicos, más concretamente con el móvil, al permitir al acosador «un cierto anonimato o coraza». Se ha comprobado se suele repetir el caso de que los menores inicien una campaña de acoso como una simple broma, sin advertir y tener conciencia de las consecuencias que puede llegar a tener su comportamiento. En este sentido para los fiscales la prevención es la herramienta más idónea para que el delito no vaya en aumento.
Delitos de odio: bullyng y homofobia, en público y en directo
Durante el año 2021 el número de casos de procedimientos por delitos de odio en la jurisdicción de menores se ha incrementado respecto a los registrados en el ejercicio anterior.
Y, según indica la Fiscalía, sus supuestos autores «presentan perfiles muy preocupantes que se vinculan, como regla general, con situaciones de acoso». Por ejemplo se dio el caso de la actitud despectiva que tenían hacia un menor magrebí. Uno de los supuestos responsables de este acoso tenía 14 años. Al parecer mantenían una conducta homófoba hacia la víctima y lo insultaban cuando hablaba árabe.
Los fiscales piden una regulación específica para, ante casos como éste, poder prohibir el uso de las redes u otros canales a quien está siendo investigado o ha sido castigado por ello.