PESCA

Una vida entre olas y redes

Los marineros de los barcos de Barbate están resignados a faenar solo en aguas del Golfo de Cádiz tras acabar el acuerdo con Marruecos

«Habrá menos variedad de pescado y subirá el precio»

Armadores y tripulación coinciden en señalar en que los precios que se pagan en lonja y la subida de los costes de explotación han tocado de muerte al sector

Juan y Mohamed, en el puerto de Barbate tras descargar la mercancía ANTONIO Vázquez

JAVIER RODRÍGUEZ

BARBATE

El 'Nuevo Socorrito' ha entrado este miércoles por la bocana del puerto de Barbate cargado con 200 cajas de caballas. La embarcación ha pasado la noche con el cerco en el agua para una captura pequeña que se ha pagado en la lonja a seis euros por caja, «muy poco dinero para mantener un barco y nueve tripulantes». Así lo relata su patrón Alfonso Reyes, que recuerda cuando en otros tiempos este pescado del Golfo de Cádiz se pagaba al doble. La subida y la bajada de los precios es una incógnita que se despeja cada mañana cuando se descarga la mercancía en el muelle. La lonja funciona como la bolsa de valores, aunque sin empresas del IBEX. El precio de salida lo marca la cantidad, la calidad, la oferta, la demanda, el calibre y la temporada. La fusión de estos factores determinan la subasta.

La actividad en el muelle y en la lonja es intensa ante el goteo de barcos que acuden a descargar. Primero llegan los de cerco y luego los artesanales del trasmallo. Entre los pescaderos cunde la resignación de pescar solo en aguas españolas a partir del próximo julio tras finalizar el acuerdo con Marruecos, que no será finalmente renovado. Esta situación, aseguran los profesionales, provocará una subida de los precios y una reducción de mercancía en las plazas de abasto, «habrá menos variedad y más cara».

Entre los marineros del 'Nuevo Socorrito' se encuentra Mohamed Zaizun, un marroquí de Larache que lleva en Cádiz desde la década de los ochenta echando las redes al mar. Tiene 62 años. Está casado y seis hijos, «que ya viven fuera». La chilaba que viste tras la jornada laboral en el barco lo delata entre los parroquianos de la cantina del puerto. El 'Mohamed', así lo conocen todos en Barbate, es una persona querida, afable, que habla por los codos. Después de faenar con su botas de agua, el peto pesquero y su gorra de marinero desayuna con sus compañeros en el bar de la lonja. La indumentaria de calle es como el traje de descanso del guerrero, «con ella estoy más cómodo». Mohamed ha conectado con las costumbres españolas y se siente totalmente integrado, aunque su mirada se clava al otro lado de la orilla gaditana porque «allí está la vida más barata y se gasta menos, aquí se vive para no morir». Su trabajo en la flota de Barbate viene de lejos. No hay que olvidar que los acuerdos pesqueros con Marruecos han obligado a incorporar a las tripulaciones a súbditos marroquíes, «aunque Mohamed ya es más español que el palo de la bandera de un cuartel», dicen quienes le conocen. Hay otros compatriotas de Mohamed que han estado trabajado mientras ha durado el convenio con Marruecos y, sin embargo, ahora tendrán que buscarse la vida de otra forma a partir del mes que viene.

Lo mismo piensa Juan Osuna, un viejo marinero de Barbate que viene de la conocida familia de pescadores de 'Los Cangrejeros'. Empezó su afición por la mar con doce años y una barquilla. Reconoce que el oficio de la pesca tiene un futuro muy negro, tan oscuro como un temporal en alta mar. La sangre de la pesca le viene por la rama familiar de su madre, Concepción del Pozo Reyes, una estirpe de Vejer de la Frontera que su norte siempre ha estado en el mar. Sabe que la no renovación del acuerdo con Maruecos afectará de lleno a la flota de Barbate, pero insiste en que «seguiremos adelante mientras se pueda».

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