Colvet
Veterinarios de Cádiz se suman a la protesta nacional contra la nueva normativa de medicamentos
Rechazan el Real Decreto 666/2023, que regula la distribución, prescripción, dispensación y uso de medicamentos veterinarios y que obliga a comunicar el uso de antibióticos en pequeños animales a Presvet
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El sector veterinario planta cara al Gobierno. «Por la derogación del RD 666/2023. Por una ley del medicamento que permita dispensar como en el resto de Europa» ha sido el lema de la cita y uno de los mensajes que podían leerse en las pancartas portadas por los profesionales veterinarios que acudían desde todos los puntos de España ante el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación en Madrid, en una convocatoria que se iniciaba a las 10:00 de la mañana del miércoles.
Las protestas tienen su origen en el rechazo ante el Real Decreto 666/2023, que regula la distribución, prescripción, dispensación y uso de medicamentos veterinarios y que obliga a comunicar el uso de antibióticos en pequeños animales a Presvet.
Miembros de la Junta de Gobierno del Colegio Oficial de Veterinarios de Cádiz, junto a compañeros y compañeras de toda la provincia han viajado hasta la capital para participar en esta concentración masiva. A su vez y en señal de protesta y apoyo a la manifestación, los centros veterinarios han echado hoy el cierre y expuesto mediante cartelería el conflicto al que se enfrentan, para trasladar también así el mensaje a la sociedad.
La manifestación se ha celebrado a pesar de la nada halagüeña previsión meteorológica. En torno a las 10:00 de la mañana se solicitó la recepción por parte del ministro y una hora más tarde se procedió a leer el manifiesto, en el que se destacaron algunos de los puntos considerados como «críticos» de la legislación actual y en la que se ha reivindicado que la labor del veterinario es esencial para la salud animal y la salud pública. «Todos los centros veterinarios son centros sanitarios. Sin embargo, la legislación vigente ignora la realidad veterinaria y obstaculiza nuestra labor. Cada especie animal tiene necesidades específicas, pero la normativa impone un sistema único de prescripción sin flexibilidad. Esto limita nuestra capacidad para ofrecer tratamientos adecuados y compromete la recuperación de nuestros pacientes», han señalado representantes de los colectivos veterinarios.
Manuel Martínez Domínguez, presidente de la Federación Estatal de Sindicatos Veterinarios, señaló por su parte que el Ministerio de Sanidad está haciendo una «dejación de funciones», pues la veterinaria es una profesión sanitaria. «Estamos hablando de Salud Pública y, por tanto, la salud tiene que ser gestionada por el Ministerio de Sanidad».
Sebastià Rotger, presidente de Confederación Empresarial Veterinaria Española (CEVE), añadió que «no vamos a parar» hasta cumplir estos cuatro requisitos: la derogación del Real Decreto 666/2023; una ley del medicamento que «se ajuste realmente al reglamento europeo»; la reducción del IVA; y la inclusión en Sanidad.
Para dar por finalizada la concentración, los promotores de la misma se reunieron para valorar la medida y consensuar una programación de futuras acciones para las próximas semanas.
COLVET Cádiz quiere también destacar algunas imprecisiones al hilo de las declaraciones a los medios de comunicación de Valentín Almansa, Director General de Sanidad de la Producción Agraria del Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente, en las que se afirmaba que «...si no hay ningún antibiótico eficaz dentro de los que están autorizados a diagnosticar, pueden recetar otro de otra especie e incluso podría llegar a la decisión hasta a recetar un antibiótico para humanos, por lo que tiene mucha capacidad de elección…», «...los antibióticos del tipo A y B son las últimas balas disponibles. Cuando recetamos estos antibióticos tenemos que estar seguros de que no hay alternativa. En casos graves se pueden utilizar, no hay ninguna limitación», «En un caso de emergencia el veterinario puede recetar un antibiótico A y B sin ningún problema». Este provincial quiere señalar que la realidad es que el grupo A no se puede usar en animales de producción y algunos antibióticos del grupo A no se pueden usar en animales de compañía, sino que su uso está restringido a humanos. Para la prescripción del resto del señalado grupo A tendría que contarse con una justificación muy excepcional.
Por otro lado, los del grupo B tampoco pueden usarse sin una prueba de sensibilidad a esos antibióticos, restricción que no se da en medicina humana, para la que pueden prescribirse por parte de un médico sin estas limitaciones. Por esto, no son del todo ciertas las declaraciones de Valentín Almansa.
Lo más incongruente que postula el director general es que todo esto viene de un reglamento europeo, pero está mal aplicado en el RD 666. También oculta que ese Reglamento de 2019 autoriza al veterinario a proporcionar los tratamientos completos a los animales a los que trata, realidad imperante en la actualidad del 90% del resto de Europa.