Obituario

Utrera llora la muerte por Covid de «Rafaelín el de la Cruzcampo», uno de sus vecinos más queridos

Rafael Vicente García Pérez, histórico distribuidor de Cruzcampo y Coca-Cola, ha fallecido a la edad de 82 años

Rafael comenzó repartiendo bebidas en Utrera en un carro tirado por mulas y era un hombre muy querido A.F.

Alberto Flores

Desde el pasado domingo 24 de enero Utrera es un poco menos Utrera, ya que ha perdido al que a lo largo de las últimas décadas ha sido uno de sus hijos más ilustres. Esta terrible pandemia que atenaza a la sociedad en su conjunto, ha segado la vida de Rafael Vicente García Pérez , conocido en la ciudad como «Rafaelín el de la Cruzcampo», quien ha fallecido de COVID a la edad de 82 años.

La noticia ha caído como un mazazo en todos aquellos que tuvieron la suerte de conocerlo, ya que «Rafaelín» era una persona muy querida en la localidad, que siempre tuvo su mano tendida para ayudar a todos los que lo necesitaron en su momento y que trató a todo el mundo con una permanente sonrisa en su boca. Al mando de Cruzcampo y Coca-Cola en la ciudad a lo largo de las últimas décadas, colaboró activamente con cientos de eventos culturales, religiosos, deportivos y de ocio celebrados en la ciudad por asociaciones, hermandades y entidades de diversa índolo. Muy destacadas fueron por ejemplo sus aportaciones en señas fundamentales para la identidad de Utrera como la feria, el Potaje Gitano de Utrera o la feria de la tapa.

Más allá de sus logros empresariales, que fueron muchos, Rafael deja una huella imborrable por su cercanía, por su calidad humana, por ser un buen hombre que se convirtió con el paso de los años en uno de los mejores embajadores de Utrera en todos los sentidos.

Rafaelín era una promesa en el mundo del fútbol, pero una lesión frustró su progresión

En la década de los 50 del pasado siglo XX, Rafael brillaba en las alineaciones del Club Deportivo Utrera, que en aquellos tiempos militaba en Tercera División, una categoría difícil en la que estaban grandes equipos de la comunidad autónoma. El utrerano era un habilidoso interior que hacía diabluras ante las defensas rivales, hasta el punto de que escuadras como el Sevilla F.C., el Real Betis Balompié o el Atlético de Madrid , se disputaban su fichaje. Pero la mala suerte se cruzó en su camino, y una inoportuna lesión evitó que Rafael hiciera carrera en el mundo del deporte rey, y como él mismo decía: «fiché entonces por el equipo de la Cruzcampo, en el que tengo que reconocer que no me ha ido mal».

Rafael comenzó repartiendo gaseosa y todo tipo de bebidas con su tío, utilizando en aquellos tiempos primero un carro tirado por mulas, hasta que ya poco a poco la empresa fue progresando y se inició el reparto con vehículos motorizados. Con su trabajo, honradez, tesón y talento , el proyecto no hizo más que crecer, hasta convertirse en la actualidad en una potente empresa familiar, que ha sido siempre una referencia para los utreranos.

Durante décadas, Rafael se erigió en la mejor persona para representar en Utrera una marca con la solera y la importancia de Cruzcampo, estando presente la firma en todo tipo de proyectos y eventos.

«Rafaelín» deja una huella en Utrera muy difícil de borrar y cientos de amigos que lloran su desaparición , que se hace aún más amarga por las circunstancias actuales, que impiden la posibilidad de acompañar de manera física a la familia en este trance tan amargo.

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