HISTORIA
La «Tabula Sierensis», un tesoro utrerano que narra uno de los momentos claves de la historia de Roma
Se trata de un documento epigráfico de bronce que apareció en la antigua ciudad romana de «Siarum» en 1982
En el año 19 de nuestra era, el Imperio Romano vivió uno de los episodios más tumultuosos de su historia. Germánico, hijo adoptivo del emperador Tiberio -quien contaba con la simpatía y el amor por parte del pueblo, que ansiaba el momento para encumbrarlo como emperador-, falleció en extrañas circunstancias en Siria. Rápidamente los rumores que indicaban que había sido el propio emperador Tiberio el que estaba detrás de su muerte, se propagaron como la pólvora a través de las calzadas y vías que tan magistralmente comunicaban todo el Imperio. Tiberio tuvo que reaccionar rápidamente y diseñó una inteligente campaña para limpiar su imagen que la arqueología nos enseña que llegó incluso hasta un recóndito rincón de la campiña de la Bética, en concreto a la ciudad conocida como «Siarum», ubicada según los especialistas en el entorno de La Cañada, separada aproximadamente una decena de kilómetros de Utrera y muy cerca de El Palmar de Troya.
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Fue en este paraje, en 1982, cuando el escultor utrrerano y especialista en hallazgos arqueológicos Pedro Hurtado, encontró uno de los documentos más curiosos y más valiosos que se han descubierto en toda la comarca, y eso que Hurtado está detrás de casi todo lo importante que ha aparecido en tierras utreranas. Se trataba de la «Tabula Siarensis» , un documento epigráfico de bronce, datado en el siglo I y en el que el senado romano explicaba con todo lujo de detalles los honores fúnebres que se iban a suceder en diferentes enclaves del Imperio para honrar la muerte de Germánico. Se trataba de un intento desesperado por parte del emperador de aplicar la ira del pueblo, ya que tras el fallecimiento de su hijo adoptivo, hubo desórdenes y tumultos en muchos lugares, en los que los ciudadanos incluso llegaron a apedrear templos y a arrojar al suelo las cenizas de los lares familiares.
Pedro Hurtado, el «Indiana Jones de la campiña», encontró este tesoro cerca de de El Palmar
El utrerano Pedro Hurtado, quien también fue el descubridor de la importante necrópolis de Olivar Alto, sabía perfectamente cuando encontró la «Tabula Siarensis», que se encontraba en una zona sensible, donde las inspecciones sobre el terreno y la opinión de los especialistas habían indicado ya previamente que pudo existir el antiguo núcleo de población romano denominado como «Siarum» . Así, que el documento en el que se detallaban todos los homenajes que se le estaban haciendo a Germánico en lugares tan dispares entre sí como Roma, Siria y junto al Rhin, debió de llegar a esta ciudad, que contó con cierta importancia, como para incluso acuñar moneda propia, algo que ya señalaba incluso Rodrigo Caro.
Aunque en la actualidad no sea una pieza especialmente conocida por los utreranos, el hallazgo de este documento provocó una gran expectación dentro del mundo de la arqueología, ya que venía a confirmar y ampliar de una manera profunda lo que ya habían contado sobre el turbio asunto de la muerte de Germánico historiadores como Tácito . En los años posteriores se celebraron simposios, congresos y jornadas en los que participaron especialistas en historia y arqueologías romanas llegados desde diferentes países europeos.
Trascendencia
Uno de los impulsores de todos estos estudios, y al mismo tiempo una de las personas que más horas dedicó al estudio de esta irregular tabula de 57 centímetros de anchura y 32 de altura, es el profesor Javier Arce , quien explicó que «el interés de la Tabula es fundamentalmente jurídico o institucional, pero por las descripciones tan exactas que hace de arcos, programas decorativos o iconográficos, la arqueología se enriquece notablemente gracias a este documento singular». Tema central de estudios monográficos y de tesis; la pieza pasó a ser exhibida en el Museo Arqueológico Provincial, donde en los últimos años muchos visitantes han podido vibrar con la apasionante historia de Germánico.
Una pieza arqueológica de gran valor, que llegó en su momento para confirmar como los datos del que fue uno de los episodios más misteriosos y extraños del siglo I de nuestra era que ofrecieron los historiadores romanos se ajustaban a la realidad. Gracias a este hallazgo casual en un rincón de Utrera, en la actualidad conocemos los detalles de este momento clave para conocer el Imperio Romano.
Un grandioso hallazgo, que contrasta con el abandono al que se ha sometido la zona de La Cañada en los últimos cuarenta años, donde no se han llevado excavaciones oficiales que puedan arrojar más datos sobre este asentamiento, más bien al contrario, ya que las labores agrícolas han destrozado muchos de estos vestigios. Mención aparte merece la Torre del Águila, un vestigio del siglo XIV de la denominada «banda morisca» , que se ubica en este paraje y que en la actualidad muestra un triste estado de abandono, con pintadas vandálicas e incluso algunos sillares sustraídos.