Patrimonio
El retablo de Consolación de Utrera, todo un reto artístico para los restauradores más expertos
Los técnicos aseguran que se trata de uno de los trabajos de esta naturaleza más complicados a los que se han enfrentado
Juan Aguilar es el responsable de la empresa Ágora Restauraciones, una firma especializada que ha afrontado retos tan importantes como la actuación sobre el retablo de la catedral de Sevilla o el de la iglesia del Hospital de la Santa Caridad. Un especialista en devolverle la vida a auténticas joyas patrimoniales, quien asegura que «de los más de 50 retablos que hemos restaurado, el del santuario de Consolación de Utrera es sin lugar a dudas uno de los retos más importantes que nos hemos encontrado hasta ahora».
Se trata de una obra artística que cobija a la Virgen de Consolación, una devoción con más de cinco siglos de historia que congregó en su santuario hasta mediados del siglo XVIII una de las romerías más importantes de la época. El retablo en cuestión, comenzó a construirse en 1703 y se culminó en 1713 , llegando hasta nuestros días en unas condiciones verdaderamente lamentables que exigían una restauración que comenzó en junio de 2019 y que se ha completado en un 70% actualmente.
«Es un caso muy complejo para intervenir por el deterioro que presentaba la estructura y el mal estado de la madera, que sufrió muchas filtraciones de agua en los siglos XIX y XX», cuenta Aguilar, quien está al mando de un equipo compuesto por una decena de restauradores, a los que también se unen historiadores, químicos y biólogos. «Otras de las dificultades que nos hemos encontrado tiene que ver con la gran cantidad de repintes que ocultaba la policromía y el dorado, ambas de una calidad exquisita que está volviendo poco a poco a la vida», apunta Juan.
Complejidad
Los especialistas que están trabajando en esta compleja restauración ya han completado la fase de consolidación, y han entrado ya de lleno en la fase de reintegración cromática, consistente en devolverle el aspecto inicial a los elementos decorativos de este retablo de grandes dimensiones - 15,5 metros de alto y 12 metros de ancho -. Si todo marcha como hasta el momento, la obra de restauración culminará en el mes de junio, en una intervención que tiene un coste de 700.000 euros, un presupuesto del que el Ayuntamiento de Utrera aporta la cantidad de 500.000 euros, mientras que los 200.000 euros restantes son responsabilidad del Arzobispado de Sevilla y el propio rectorado del santuario de Consolación.
Los técnicos han encontrado un pequeño hacha de sílex del periodo Neolítico en el interior del retablo
Es una obras de las obras de restauración más importantes que se han realizado en Utrera, que de manera inevitable ha dejado hasta el momento algunas anécdotas y curiosidades. Juan Manuel Macías es uno de los especialistas que junto a Fátima Domínguez se han encargado de redactar el proyecto de restauración y cuenta algunos de los hallazgos que han tenido lugar en el interior del retablo una vez que los técnicos han comenzado a trabajar, como «un papel de un periódico de 1912 arrugado , con una noticia que hablaba de la muerte de un pintor de Utrera, que se había utilizado para revestir un volumen del retablo». A lo que hay que unir el hecho de que los trabajadores «han encontrado también una pequeña hacha de sílex, aparentemente del Neolótico, que ya se ha puesto en manos de las autoridades competentes de patrimonio». Detalles que indican la riqueza histórica de una pieza de estas características, cuya restauración se convierte prácticamente en un viaje en el tiempo.
Por su parte, el alcalde de Utrera, José María Villalobos, ha explicado que «esta restauración del retablo es algo que va a quedar como legado para las futuras generaciones de utreranos, los técnicos han demostrado que los problemas estructurales que habíamos intuido en el retablo eran mucho más importantes y graves de lo que pensábamos». El primer edil utrerano explicó que «Consolación es el corazón de Utrera», al mismo tiempo que reconoció como el 2020 va a ser un año especial para el santuario, ya que «se cumplen 500 años de la ermita que dio lugar a este templo».
En definitiva una intervención necesaria para una joya de comienzos del barroco que ha llegado hasta nuestros días casi de manera milagrosa, en la que actualmente están trabajando numerosos profesionales, quienes poco a poco le están devolviendo el esplendor que nunca debió perder, que muestra además la importancia que en aquellos años llegó a adquirir el fenómeno de Consolación.
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