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Los recuerdos del Cine Avenida, retazos de una Utrera que se extinguió
El utrerano Jesús Palma rememora la historia de una de las salas de cine más añorados por los ciudadanos
Junto a su padre, el utrerano Jesús Palma fue durante décadas el alma del Cine Avenida , un espacio casi sagrado que era sinónimo de felicidad para los utreranos. Desde su posición privilegiada, Palma pudo acceder a una radiografía de los gustos y las maneras de comportarse de los utreranos, guardando en la retina numerosos recuerdos imborrables que en la actualidad se han convertido en legendarios.
En la memoria de varias generaciones de utreranos ocupa un lugar de preeminencia el añorado Cine Avenida, una de esas salas con sabor clásico que se extendían en las diferentes localidades de la provincia y que eran gestionadas de manera familiar.
Un cine que contaba con 1.400 butacas y que fue testigo de fracasos estrepitosos, de éxitos rotundos, de numerosos escarceos amorosos, de la explosión del «destape» en los primeros años de la democracia y que es el símbolo de una época en la que las formas de diversión en un lugar como Utrera eran diametralmente opuestas a las actuales.
El utrerano recuerda con alegría una película concreta que posiblemente haya sido el título más taquillero de la historia del cine en Utrera. «Los Brutos en el oeste» es una película de humor italiana que se convirtió en un auténtico fenómeno en la localidad, y es que como explica el propio Palma «tuvimos el cine lleno durante veinte días seguidos , y cuando la distribuidora nos pidió que le diésemos la película para proyectarla en otros pueblos, mi padre les dijo que no les entregaba la cinta como no vinieran con la Guardia Civil. Funcionó mucho mejor que películas como Titanic».
Todos los utreranos querían acudir al cine para disfrutar con esta película, cuya propuesta era la mera diversión, pero no fue el único título que provocó oleadas de visitas al cine utrerano. En el podium de películas más exitosas se sitúa también otro trabajo que se convirtió en uno de los símbolos del «destape», como es el caso de «La Trastienda», protagonizada por María José Cantudo.
Era una película mediocre, pero que pasó a la historia por una escena de apenas dos segundos en los que la actriz mostraba sus partes íntimas. «La escena tenía unos 48 fotogramas, y cada vez que se proyectaba en un cine, los proyeccionistas le cortaban un fotograma y había veces que la cinta llegaba al último cine de la lista y ya e n la escena no se le veían ni las bragas , por lo que alguna vez incluso hubo disturbios en los cines», explica entre risas Jesús Palma.
En el lado opuesto a estas películas que llegaron a convertirse casi en un fenómeno sociológico en Utrera, se encuentran otras películas que llegaron precedidas por una gran expectación y que terminaron siendo un estrepitoso fracaso.
Es el caso por ejemplo de «El Padrino», que en 1972 apenas interesó a los utreranos o de un actor que según Palma estaba «gafado» en Utrera, como era el caso de John Wayne , ya que nunca funcionaban sus películas.
Todas estas historias pertenecen ya a un pasado que mira con nostalgia mucha gente en Utrera , que echan de menos aquellos tiempos en los que podían disfrutar de cine en pleno centro de la localidad.
El modelo de los cines gestionados por f amilias, que arriesgaban su patrimonio para que el proyecto siguiera adelante , fue sustituido por los multicines controlados por grandes empresas, que desembarcaron en la localidad en el centro comercial Los Molinos.
Tras muchos tumbos, estos cines terminaron echando el cierre en 2011, dejando a los utreranos sin la posibilidad de disfrutar en su localidad de los atractivos del séptimo arte , con la excepción del cine de verano que ha impulsado en los últimos años la delegación de Cultura del Ayuntamiento de Utrera en espacios como el Castillo o el patio del colegio Rodrigo Caro.
A día de hoy, después de un pasado esplendoroso, en el que Utrera fue una referencia en toda la comarca en materia de cine –gracias al sacrificio de utreranos como la familia Palma-, la localidad sigue sin contar con un espacio para disfrutar de películas .
Los cines de Los Molinos llevan tiempo a la venta y bajando de precio, esperando que algún tipo de iniciativa privada o institucional, saque a los utreranos del apagón cinematográfico que sufren ya desde hace demasiados años.
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