Vecinos

Un particular parlamento utrerano que se reúne a cielo abierto

El «Parlamento de la Trianilla» está compuesto por un grupo de mayores que debaten sobre la actualidad local y nacional

Parte del denominado como «Parlamento de la Trianilla» A.F.

Alberto Flores

Las calles de numerosas poblaciones andaluzas han mostrado históricamente una imagen muy singular, protagonizada por grupos de jubilados y mayores, que alrededor de una plaza, un banco o cualquier otro enclave, disfrutan de un rato de tertulia en el que analizan los problemas diarios que  se detectan en su localidad . Desde hace más de veinte años la localidad de Utrera cuenta con un grupo muy especial, que no falta a su cita ni un solo día y que se autodenomina de una manera muy curiosa, como «El Parlamento de la Trianilla», ya que se reúnen en torno a un banco que se sitúa en la utrerana plaza de la Trianilla.

Este parlamento, donde en muchas ocasiones se debaten temas mucho más interesantes que los que abordan los parlamentarios nacionales, no tiene una nómina f ija, ya que como ellos mismos explican «hay algunos que muchos días no pueden venir, porque tienen a la mujer enferma, han tenido que ir al médico o han ido a hacer algún mandado, pero hay ocasiones en las que nos reunimos aquí hasta quince personas». Una práctica que se ha convertido en una costumbre para cada uno de sus miembros, que ya no pueden pasar un día sin un ratito de tertulia.

Muchos de ellos se conocen entre sí de toda la vida, habiendo casos en los que han crecido juntos, por lo que el Parlamento se convierte en una oportunidad para seguir manteniendo el contacto. Como suele ocurrir en estas ocasiones, el nombre lo puso una persona de fuera, ya que explican que «durante un tiempo se unió a nuestro grupo un señor de Barcelona, que fue el que nos puso el nombre del Parlamento de la Trianilla ».  

El mayor enemigo de este curioso grupo, donde todos se respetan el turno de palabra y se escuchan unos a otros de manera muy educada, no son los pactos entre grupos parlamentarios ni las puñaladas por la espalda de los miembros de tu propio partido, el mayor enemigo de este Parlamento que se reúne todos los días de diez y cuarto de la mañana hasta las doce del mediodía con una estricta puntualidad , es la lluvia. Cuando hace su aparición el líquido elemento, la sesión queda automáticamente suspendida sin necesidad de comunicación directa a cada uno de los miembros y los temas a tratar quedan postergados para la siguiente sesión en la que el cielo no descargue agua. «En su día le llegamos a pedir al alcalde de Utrera que nos colocaran una marquesina para que los días de lluvia no nos mojáramos y pudiéramos seguir teniendo nuestra reunión, pero parece ser que no había dinero suficiente para eso, los políticos son de una manera antes de entrar y al día siguiente de entrar ya han cambiado», explica amargamente uno de los parlamentarios.

La actividad de este curioso órgano de gobierno y debate popular ha llamado incluso la atención en alguna ocasión de los políticos locales, que han querido ver en este particular Parlamento una fuente importante para estar en contacto con los problemas locales y la visión que estos señores pueden tener de la actualidad utrerana. Pero estos parlamentarios muestran una voraz independencia y un alma incorruptible , asegurando que «una vez un concejal nos invitó y nos dijo que fuésemos a las reuniones que ellos mantienen en el Ayuntamiento, pero nosotros no podemos ir a esas cosas porque tenemos las piernas muy malas».

Las temáticas que son protagonistas en estas reuniones, que incluso tienen lugar los domingos y festivos, para escarnio de los verdaderos parlamentarios, son en cierta manera imprevisibles, ya que pueden ir desde el análisis de la última jornada de Liga, hasta el corte de una calle de la localidad, pasando por la situación de inestabilidad política propia del país. «Hace unos meses hicimos incluso hicimos un escrito para que limpiaran esta zona, que le hacía mucha falta porque cae mucha suciedad de los árboles, vinieron un par de veces los barrenderos y ya no han vuelto más », explica uno de los parlamentarios preocupado por la limpieza del lugar que les sirve de reunión diariamente.

Una ciudad como Utrera, que roza en la actualidad los 53.000 habitantes, sigue manteniendo su esencia y una personalidad muy acusada, que se demuestra por ejemplo en la existencia de este particular Parlamento. Afortunadamente no es el único, solo hay que dar una vuelta por la localidad para encontrar muchas reuniones de estas características , donde si uno es capaz de arrimar bien el oído se pueden escuchar numerosas reflexiones y propuestas interesantes, en la mayoría de las ocasiones más acertadas que las que realizan los políticos profesionales todos los días en los medios de comunicación. Parlamentos donde las buenas maneras se convierten en imprescindibles y donde no existen conceptos como la lucha por los sillones, un foro donde cada cual habla, únicamente guiado por su experiencia.

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