TIENE MÁS DE 200 PRODUCTOS

Obando: el sabor del pan auténtico está en Utrera

Francisco Obando comenzó repartiendo y cargando sacos y hoy su panadería es un referente en la provincia

Francisco Obando en su panadería Alberto Flores

Alberto Flores

En la actualidad Panadería Obando cuenta con una gama de más de 200 productos, llegando cada día a 25.000 clientes repartidos en diversos puntos de la geografía española e incluso en otros países. Todo ello no es ni mucho menos fruto de la casualidad, es posible gracias a que hace más de medio siglo, el utrerano Francisco Obando creyó en un sueño, trabajó duro para conseguirlo y sentó las bases para que muchos años después sus hijos pudieran situar la empresa entre las más importantes del sector en la provincia sevillana.

Los «picos gourmet» de Obando se han convertido en otro sello de Utrera, que junto a los eternos mostachones, las aceitunas gordales y el anís « La Flor de Utrera» , actúan como embajadores de la localidad fuera de sus fronteras. Un producto, que a pesar de distribuirse a gran escala y estar presente en los mejores restaurantes, no ha perdido ni un ápice de la elaboración artesanal que ha distinguido siempre a los obradores utreranos.

La construcción de este edificio tan bien consolidado en el que se ha convertido en la actualidad Panadería Obando fue iniciada en la década de los 60 del pasado siglo por Francisco Obando, quien hoy sigue actuando como consejero de sus hijos, que son los que se encargan del día a día de la empresa. Para entender su historia hay que retroceder en el tiempo, donde encontramos a un niño de apenas 11 años, que estaba destinado a continuar con el trabajo iniciado por su padre en una de las zapaterías más famosas de Utrera, que se ubicaba en la calle Las Mujeres, pero que como él mismo explica «a pesar de que mi padre se empeñó en que yo fuera zapatero, a mí nunca me terminó de convencer y tenía otros planes para mi vida».

Para eludir su destino en la zapatería, con apenas 18 años se alistó como voluntario en el Ejército , siendo destinado a la base área de Tablada. Estando en Sevilla tiene su primer contacto con el mundo comercial, trabajando en los negocios que gestionaba el conocido empresario sevillano Manuel Carrera Anglada. Como ocurre en tantas ocasiones en la vida, el amor cambió su destino, ya que conoció a la que se convertiría en su primera mujer –Paquita- una utrerana cuya familia gestionaba una panadería que se ubicaba junto a la Fuente de los Ocho Caños. Al morir el padre de su entonces novia, y encontrarse la panadería en una situación económica complicada, Obando toma la decisión de hacerse cargo de la empresa, iniciándose así su relación con el mundo del pan, del que hasta el momento apenas tenía conocimiento.

Poco a poco el utrerano aprendió el arte de los obradores de los antiguos artesanos, -en un momento en el que incluso se usaban mulas para que hicieran funcionar las máquinas- y con mucha dedicación, trabajando todas las noches, consiguió poco a poco relanzar el negocio. Lo que al principio apenas eran unas 15 o 20 pesetas de ganancia al día, fueron aumentando de manera progresiva, en años en los que el propio Francisco no dudaba en cargar él mismos los sacos de harina al hombro desde los establecimientos de los proveedores o en poner en marcha un pionero sistema de reparto de pan en bicicleta o en moto por domicilios y bares, algo que no era común en aquellos años en Utrera. Una progresión que se cortó en seco cuando su esposa fallecía de manera repentina con sólo 23 años, contando ya el matrimonio con tres hijos.

Francisco Obando es uno de esos hombres que con su esfuerzo y empuje han construido la Utrera que hoy disfrutan sus ciudadanos, por lo que tras unos iniciales momentos complicados en los que incluso pensó en vender la panadería y arrojar la toalla, decidió seguir adelante y llegó a convertir su establecimiento en la referencia del sector en Utrera.

Salió adelante, volvió a encontrar el amor y tuvo tres hijos más con su segunda esposa, y el negocio poco a poco fue creciendo y expandiéndose tanto en Utrera como en otras poblaciones. «El único secreto es trabajar, ahorrar y no gastar, lo he sacrificado todo en mi vida por mis hijos», asegura Obando en la sede principal de la panadería, ese mismo lugar que él encontró en estado ruinoso en los años 60 y donde hoy se amasan entr e 3.000 y 4.000 kilos de harina al día, lugar en el que han trabajado decenas de utreranos.

En los últimos años es indudable que la calidad del pan que tomamos a diario ha empeorado drásticamente a causa de los procesos meramente industriales a los que es sometido este producto. En este sentido Obando lo tiene muy claro, al afirmar que «el pan ha empeorado porque ya no se utilizan materias primas de tanta calidad como antes» , algo que en la panadería utrerana cuidan mucho, utilizando harina de trigo de calidad selecta, masa madre artesanal y aceite de oliva virgen de elaboración propia, para que un alimento tan importante como es el pan siga teniendo el sabor que durante tantas noches en vela, Francisco Obando fue capaz de crear.

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