Utrera
Juan Rubio, un molareño pionero de la manzanilla que está escribiendo sus memorias
Regentó en Utrera durante casi tres décadas el recordado «Bar Manzanilla»
En los años en los que todas las tabernas de Utrera destacaban por la venta de vinos a granel, Juan Rubio apostó por un producto que en aquellos momentos apenas tenía distribución en la comarca. Corría la década de los sesenta del pasado siglo XX, y este comerciante nacido en la localidad de Los Molares que contaba ya con una dilatada experiencia en el mundo de la distribución del vino, abría un establecimiento que terminaría por convertirse en un templo gastronómico en la localidad, el conocido como el «Bar Manzanilla».
Las tabernas apostaban por vinos muy recios, pero en ninguna de ellas se distribuía la manzanilla, un caldo que llegado sobre todo desde tierras gaditanas, poco a poco iba ganando protagonismo en la comarca. Fue en este establecimiento, que se situaba entre las dos plazas más populares de Utrera –el Altozano y la Constitución-, donde Juan comenzó a servir las primeras copas de manzanilla que degustaron los utreranos . Para acompañar a este vino que en la actualidad no falta en ninguna celebración en Andalucía, los parroquianos disfrutaban con las deliciosas tortillas que hacía Maruja –la esposa de Juan-, con el pollo frito o con los famosos caballitos de jamón.
Juan Rubio siempre ha sido un enamorado del mundo del vino y en especial un estudioso de la manzanilla, un producto que ha estado distribuyendo hasta hace muy poco, a pesar de contar ya con 88 años. Apostó por la manzanilla cuando no era una bebida tan popular y fue uno de los responsables de su introducción en eventos como la feria de Sevilla, donde hoy es impensable que falte una copa de este vino para completar la fiesta, ya que en aquellos momentos era mucho más popular el fino que la manzanilla. «Es un bulo que la manzanilla haya que ir a Sanlúcar para poderla saborear bien» , explica Juan entre risas, quien ha servido como nadie en Utrera las mejores copas de este producto.
Juan cuenta con una prodigiosa memoria y está escribiendo un libro en el que cuenta su vida
La trayectoria de este utrerano de adopción es de aquellas que bien podrían servir como guión para una buena novela o una interesante película, por eso, con la perspectiva que ofrece el paso del tiempo, ahora precisamente está acometiendo la tarea que supone escribir sus memorias, donde está plasmando todas sus andanzas vitales. « Apenas tengo faltas de ortografía , he ido poco a poco aprendiendo las reglas y una de mis hijas me ha regalado un diccionario para que me ayude a la hora buscar las palabras adecuadas», confiesa el propio protagonista.
Juan nació en la localidad de Los Molares, y desde muy temprana edad sintió que su vida iba a estar dedicada al mundo del comercio, ya que recuerda como su padre siempre le contaba que cuando apenas tenía tres años de edad «tomaba una ristra de ajos imaginaria y me dedicaba a pregonar por las calles la mercancía». De Los Molares pasó a residir con su familia en las inmediaciones del pantano Torre del Águila, muy cerca de El Palmar de Troya, donde se encargaba de distribuir a las familias que vivían en los cortijos y los ranchos de la zona los productos que venían reflejados en las famosas cartillas de racionamiento . Años en los que Juan incluso acudía en bicicleta hasta Utrera para buscar algunos de los productos que tenía que distribuir.
Vocación comercial
Si algo tuvo siempre claro Juan es que no quería dedicarse al mundo de la agricultura, por lo que en estos años decidió estudiar Técnico Superior Comercial por correspondencia y «aprendí las tablas de multiplicar mientras trabajaba en el campo cuidando a los animales», porque apenas tuvo tiempo para asistir al colegio. Así, en cuanto tuvo la oportunidad comenzó en el negocio de la distribución de vinos, vendiendo miles de litros de este producto por toda la comarca, hasta que en 1962 desembarcaba en el mundo de la hostelería, fundando no sólo el añorado «Bar Manzanilla», sino también otros establecimientos en Utrera y locales tan famosos como lo que es en la actualidad la bodega «Mazaroca» en Arahal.
Juan Rubio cuenta con una memoria maravillosa de la que apenas se ha escapado un dato de todo lo que ha vivido en las últimas décadas, por eso está acometiendo la tarea que supone poner por escrito una vida apasionante, marcada por una historia de superación en la que ha sido capaz de desafiar a las condiciones que el destino le tenía marcadas para su vida y protagonizar una trayectoria profesional que sigue recordando con sus amigos al calor de una buena copa de manzanilla.
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