Curiosidades
Encuentra por Facebook una pulsera que perdió hace 19 años
Las redes sociales han servido para que una utrerana recupere una joya de un gran valor sentimental

Un día estás en casa navegando tranquilamente por el «patio de vecinos» en el que en muchas ocasiones se han convertido las redes sociales y de buenas a primeras encuentras una foto con una pulsera exactamente igual a esa que perdiste hace casi dos décadas, poco después de haber hecho la primera comunión, en un día en el que no eras ni siquiera capaz de explicarle a tu madre como habías perdido esa joya. Este hecho que puede parecer completamente increíble es lo que le ha ocurrido a la joven utrerana Teresa Ruz, que ha conseguido recuperar una pequeña esclava de oro que le regaló una tía suya que residía en Córdoba, el día de su primera comunión.
Esta utrerana hizo su primera comunión en 1996 y un par de años después perdió la citada esclava, porque como ella misma afirma «me estaba un poquito grande». Este extravío supuso un momento amargo para Teresa , e incluso desde entonces explica que «no llevo nunca nada de oro o de valor, porque me quedó un poco de trauma después de haber perdido aquella esclava».
Hasta aquí la historia podría ser aplicable al más común de los mortales, porque quien más y quien menos ha perdido alguna vez objetos de valor, pero la magia entra en acción cuando Teresa ve en Facebook la publicación de otra utrerana, que no ha querido que su nombre se haga público, en la que exponía una foto de la joya y buscaba a su propietaria, asegurando que se la había encontrado hacía muchos años cerca de las instalaciones del antiguo supermercado Cobreros.
Lógicamente, en primera instancia le salieron muchos novios y novias a la joya que aseguraban que era suya, pero en este caso había una clave para dilucidar sin lugar a dudas que esa era la esclava de Teresa y es que tenía una inscripción con la fecha en la que ella hizo su primera comunión, el 28 de abril de 1996, algo que la persona que había publicado la foto pudo comprobar sin ningún tipo de problema para quedar posteriormente con Teresa y devolverle la joya. « La verdad es que no pensaba que todavía pudieran quedar personas como ella . Cualquier otra persona hubiera vendido la esclava, que además era de oro», explica Teresa quien asegura además que «mi madre se ha echado las manos a la cabeza cuando le he contado la historia, no se lo podía creer».
Pero aún hay más, porque la increíble concatenación de coincidencias no acaba aquí. La sorpresa asaltaba a Teresa cuando acudió a la cita para recuperar la esclava, ya que la persona que tenía su pulsera resultó ser la misma que adoptó hace unos dos años a un podenco abandonado en Utrera al que ella estaba tratando de buscar una familia de acogida, ya que colaboraba con una asociación en defensa de la vida de los animales. Dos personas que en cierta manera se encuentran unidas por hilos aparentemente invisibles y que gracias a la conectividad propia de las redes sociales han vivido una experiencia difícil de explicar.
«Ahora mismo tengo puesta la pulsera otra vez, pero no le quito ojo, todavía no me creo lo que ha pasado, espero que ya la pulsera me acompañe hasta el final de los tiempos », explica Teresa.